Bentley Flying Spur Speed: una bestia parda de 635 CV vestida de lord inglés, para cuando el Porsche Panamera Turbo S se queda corto

Hay muchas berlinas deportivas, pero es complicado encontrar una que combine prestaciones de supercar con los máximos niveles de lujo, elegancia y confort. El nuevo Bentley Flying Spur Speed cumple perfectamente con esos requisitos.

La firma británica amplía la gama de su buque insignia con esta versión de alto rendimiento que se distingue por tener un diseño más agresivo, equipamiento específico y el motor W12 de 6.0 litros llevado hasta los 635 CV.

Todo a lo grande

Es difícil creer que a alguien se le queden cortos los 540 CV del Bentley Flying Spur híbrido enchufable. Tampoco son moco de pavo los 550 CV del Bentley Flying Spur V8.

Pero los de Crewe, Inglaterra, son conscientes de lo exigentes que son sus clientes y ambas versiones no son suficiente para alcanzar a su primo de los cuatro aros, el Audi S8 con motor V8 de 571 CV.

La solución, hasta ahora, era el Bentley Flying Spur Mulliner con motor 6.0 W12 biturbo de 635 CV. Sin embargo, esta variante podía resultar demasiado sobria y se echaba en falta ese toque de agresividad que sí tienen rivales como el Audi S8 o el Porsche Panamera Turbo S de 630 CV.

El nuevo Bentley Flying Spur Speed ha puesto remedio a este “problema”. La nueva incorporación al catálogo de la majestuosa berlina copia la receta del Bentayga Speed y los Continental GT y GTC Speed: combinar el motor más potente de Bentley (con permiso del que montará el Batur) con un diseño más agresivo y una puesta a punto más radical.

El resultado es un cóctel de lujo extremo y alto rendimiento. Su mecánica de doce cilindros ofrece exactamente la misma potencia que el Flying Spur Mulliner W12: 635 CV, es decir 85 CV más que el Flying Spur V8. También entrega 900 Nm de par (130 Nm más que el V8), siempre ligado a una transmisión automática ZF de doble embrague y ocho relaciones y a un sistema de tracción total.

Aunque mide 5,32 metros de largo y roza los 2.500 kg, el Flying Spur Speed es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y alcanza una velocidad máxima de 333 km/h. Bentley ha trabajado en el chasis para que el comportamiento de su enorme sedán esté a la altura de esos números.

Por eso incluye de serie suspensión neumática, dirección en todas las ruedas, un sistema de vectorización de par que trabaja mediante los frenos y el sistema Dynamic Ride con barras estabilizadoras activas que funcionan con un sistema eléctrico de 48 voltios. Además, incorpora los frenos más grandes del mercado, con discos delanteros de 420 milímetros y pinzas de color rojo.

Pero, aunque corra más que todo un Porsche 911 Carrera 4S, no renuncia al confort de marcha y el nivel de lujo extremo que ofrecen el resto de versiones de la gama.

Por dentro es tan suntuoso como cualquier otro Bentley y, por supuesto, permite personalizar cada detalle, eso sí, con colores que no están disponibles en otras alternativas de la gama, pedales deportivos y el anagrama Speed.

Por fuera es un poco más ‘macarra’ que el resto de Flying Spur gracias a las llantas de 22 pulgadas, las mencionadas pinzas de freno rojas y el discretísimo splitter de fibra de carbono que se añade al paragolpes delantero.

También se distingue por la parrilla delantera de color negro, el nuevo difusor posterior y el pequeño alerón trasero. Las insignias “Speed” de los laterales dejan claro que se trata de la versión enfocada a la velocidad.

Además, opcionalmente está disponible con el paquete de diseño Blackline, con multitud de detalles exteriores de color negro, como las manillas de las puertas, las salidas de escape o las rejillas de ventilación laterales.

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