Solo hay un McLaren F1 en el mundo que tiene algo más de BMW que el resto. Ahora este unicornio busca un nuevo hogar

En el marco de la próxima Monterrey Car Week (California) -del 16 al 20 de agosto- tendrá lugar una de las subastas más especiales llevadas a cabo por la casa RM Sotheby’s en los últimos meses, pues una de las unidades más exclusivas de los 64 McLaren F1 homologados para carretera que se fabricaron pasará por el mazo.

Se trata de la unidad con chasis número 059, uno de los últimos de su estirpe pero el primero que salió de Woking con una configuración de faros única. Solo ha tenido dos propietarios y marca 26.400 km en el odómetro.

¿Conseguirá convertirse en el McLaren F1 más caro del mundo? Es posible (y le sobran motivos).

Una leyenda viviente de la historia del automóvil

Desde hace casi treinta años, el McLaren F1 ha sido el coche atmosférico más rápido de la historia y se ha ganado por derecho propio su estatus de leyenda en la historia del automóvil: este objeto de deseo combina como ningún otro prestaciones salvajes y altas dosis de sofisticación que aún hoy le hacen destacar, y no solo entre sus contemporáneos.

Nacido de una empresa con un gran pedigrí en el mundo del automovilismo, pero que nunca había fabricado un coche de producción para carretera, el F1 se diseñó desde cero con el ambicioso objetivo de ser el mejor superdeportivo jamás construido, independientemente de su coste.

El proyecto corrió a cargo de Gordon Murray, uno de los mejores diseñadores de todos los tiempos de Fórmula 1 y todo un referente. Solo con unos bocetos convenció a Ron Dennis para dar rienda suelta a su proyecto que se regía por una máxima indiscutible: la ligereza.

Por este motivo, el impresionante McLaren F1 fue el primer coche del mundo con un bastidor integral de material compuesto con fibra de carbono. Entre otras innovaciones técnicas, nunca vistas en un coche de sus características, también implementaba aerodinámica activa o un sistema telemático de diagnosis.

Gracias a la concienzuda atención por el detalle McLaren creó todo un tour de force tecnológico: su motor inicialmente iba a ser Honda, pero gracias a Paul Rosche terminó siendo un V12 6,1 con 635 CV de origen BMW capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos. Cuando se deslimitó en 1998, el triplaza alcanzó los 386 km/h, y eso son palabras mayores.

El superdeportivo no solo sobrepasó las expectativas de sus creadores, sino que cogió por sorpresa a la industria y al mundo de la competición… Hubo que esperar hasta el año 2005 para que el Bugatti Veyron superara el registro del McLaren F1.

Más allá de la tecnología o las prestaciones, todos los aspectos del F1 se cuidaron al máximo.

Desde los manuales del propietario dibujados a mano y con inscripciones específicas para cada unidad, hasta el reproductor de CD de seis discos diseñado a medida por Kenwood para que fuera el más pequeño y ligero de su clase, pasando por el moderno kit específico de herramientas Falcom que incluía cada coche.

Con un precio de catálogo de 634.500 libras esterlinas en el momento de su debut (más de un millón de dólares para empezar a hablar), el McLaren F1 era el coche nuevo más caro jamás construido. Y el precio parecía estar más que justificado.

Sin embargo, con la producción ya avanzada y una vez que algunos clientes habían empezado a acumular kilometraje, se descubrió un pequeño talón de Aquiles del F1 en forma de faros delanteros. Y es que alumbraban más bien poco, algo que es mejor no probar a más de 300 km/h.

Con el fin de corregirlo, la fábrica rápidamente ideó una solución para la que la unidad con chasis número 059 fuera el banco de pruebas: los elementos internos de los faros existentes se sustituyeron por los del BMW Z1 Roadster y las propias carcasas se hicieron ligeramente más cortas de forma artesanal para que quedasen encajadas.

Así, el 059 es el único F1 que salió de la fábrica con su misma configuración, lo que lo convierte en un auténtico unicornio. Este coche, cuyo número de chasis coincide con el dorsal de la unidad que se hizo con la victoria general en las 24 horas de Le Mans de 1995 (primera vez que acudía a la cita) se terminó y se entregó en abril de 1998 como el 97º McLaren F1 construido.

Fue así uno de los últimos en salir de Woking, pues solo se fabricaron 106 unidades entre 1992 y 1998, incluyendo prototipos y coches de carreras. Del total, solo 64 se crearon como unidades de calle.

Hoy en día el F1, en cualquier versión, es un codiciado objeto de colección pues para muchos es el mejor coche del siglo XX.

En la actualidad, de los F1 que se conservan, varios residen junto a uno -o más- de sus ‘hermanos’ expuestos en grandes colecciones (en su mayoría privadas), lo que hace que el número real de propietarios de una de estas maravillas sea muy inferior a 100 en todo el mundo.

La “triada” perfecta: McLaren F1, Ferrari 250 GTO y Alfa 8C 2900

Para algunos expertos, con los cambios que se están produciendo en el sector de los coleccionistas de coches de lujo en los últimos años, el McLaren F1 ya está en camino de alcanzar cotas antes solo reservadas a otros coches emblemáticos como el 250 GTO de Ferrari o el Alfa 8C 2900 en términos de atractivo y valor.

Además, a medida que la industria automovilística avanza hacia la electrificación, el F1 se va consolidando como un testigo casi en extinción de un periodo decisivo para la historia de los superdeportivos y los hiperdeportivos.

No se puede negar que supuso todo un punto de inflexión desde su nacimiento e inspiró a diseñadores e ingenieros de muchos de los coches que le sucedieron.

Esta unidad que sale a subasta próximamente solo ha tenido dos propietarios. Se matriculó por primera vez en el Reino Unido a nombre de Jhon Studholme (un empresario entusiasta de la marca) en mayo de 1998 y el coche empezó a utilizarse inmediatamente.

Apenas siete meses después de la entrega, el F1 fue revisado por McLaren Special Operations y equipado con el kit de alta carga aerodinámica, así como con llantas de 18 pulgadas que todavía luce en la actualidad.

Siempre fue revisado por la casa y en los registros incluso se tomó nota de los CD que llevaba el propietario en el coche (Queen, Elton John y Fleetwood Mac eran claramente los favoritos de Studholme, que por lo visto no solo tenía buen gusto para los coches). Se archivó cada factura y fue cuidado hasta la saciedad.

El F1 fue adquirido por su segundo y actual propietario a finales de 2012 y fue exportado a los EE.UU. bajo licencia de exposición para ocupar un lugar privilegiado en su extensa colección, junto a otro McLaren F1.

En todo este tiempo no se ha utilizado aunque, si el nuevo propietario quisiera devolverle a su hábitat natural, requerirá una nueva puesta en marcha por parte de McLaren Special Operations.

A diferencia de otros superdeportivos de su época, el F1 ocupa relativamente poco sitio y tiene buen maletero, lo que hace que los viajes largos y el uso diario sean un placer hipotético para la mayoría de los mortales y una ventaja añadida al rendimiento de otro mundo del coche de cara a sus escasos potenciales compradores.

En una comparativa entre el F1 y “sus rivales”, en su momento la revista Motor Sport dijo del triplaza que era "un coche creado por los mejores cerebros, con los mayores recursos tecnológicos y un diseño indudablemente extravagante (...)

"No es simplemente el superdeportivo con motor central más rápido jamás construido, sino el más práctico". ¿Qué más se le puede pedir a un coche?

Por el momento, la casa de subastas no ha hecho ninguna estimación del precio que podrá alcanzar esta unidad, aunque es previsible que será extremadamente alto.

Previamente, otros McLaren F1 ya han alcanzado números astronómicos: por poner algunos ejemplos, por esta unidad con tan solo 3.500 km recorridos se pidieron 20 millones de euros y esta otra preciosa unidad se subastó en 2017 por 15,6 millones de dólares.

El año pasado, el único de los ejemplares apellidados Creighton Brown con el tono de la carrocería del mismo nombre, alcanzó un nuevo récord en Pebble Beach: 20,5 millones de dólares. Este verdadero unicornio, que muchos expertos consideran llamado a ser “el futuro del coleccionismo”, quizá supere de nuevo la barrera por las características que le hacen único.

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