Las vacaciones con niños suponen un peldaño más en el arte de viajar en coche. Mientras que un adulto puede salir a la aventura y hacerse 300 km del tirón sin necesidad de parar (aunque no es recomendable), con niños es algo bastante impensable.
Por ello será necesario preparar el habitáculo para que no se convierta en una cárcel con ruedas, planificar la ruta, contar con recursos de entretenimiento y sobre todo, armarse de paciencia y pensamientos positivos para que el trayecto se convierta en una parte más de las vacaciones, y no solo el destino.
Antes de emprender el camino hacia las vacaciones
Revisar el estado del vehículo. Asegurarse de que las ruedas tienen la presión correcta, el nivel del aceite es el adecuado o los filtros están en buen estado es fundamental antes de emprender el viaje.
Planificar la ruta. Tener controladas las áreas de descanso y evitar carreteras secundarias o sinuosas puede evitar mareos y malos ratos para los niños, así como una conducción tranquila. Ellos tienen una percepción distinta del tiempo a la de los adultos y un viaje de tres horas les puede parecer eterno si la vía es complicada o si se alargan las paradas.
Organizar el habitáculo. Es recomendable viajar en un vehículo limpio, sin trastos de por medio y con el equipaje bien sujeto. Ante un frenazo o una curva pronunciada cualquier objeto suelto se puede convertir en un proyectil, más aún si se viaja en autocaravana o furgoneta camperizada.
La seguridad primero. Los niños siempre han de ir en una silla homologada acorde a su estatura y peso, y debe ir bien anclada y asegurada con arnés. Los menores de edad que midan 135 centímetros o menos deben viajar obligatoriamente en los asientos traseros en sistemas de retención infantil:
- La silla no debe moverse.
- La cabeza del niño nunca debe asomar por encima del respaldo de la sillita. Si esto ocurre es necesario cambiarla por otra del grupo superior.
- Tráfico recomienda seguir utilizando el sistema de retención infantil homologado a su peso y talla hasta que el menor alcance los 150 cm. Con más altura deberá usar el cinturón de seguridad del vehículo.
- La DGT recomienda que el menor viaje en sentido contrario a la marcha el mayor tiempo posible y, como mínimo, hasta los 15 meses. ¿La razón? Se reduce cinco veces la probabilidad de sufrir lesiones graves en un accidente.
Hace poco el Real Automóvil Club de España publicó el primer informe de evaluación de los Sistemas de Retención Infantiles de 2019, y cuatro de ellas recibieron una puntuación deficiente.
Durante el viaje
Un buen madrugón. Aprovechar el sueño de los niños es una buena técnica para que hagan una parte del viaje dormidos, por lo que emprender pronto el camino puede ayudar a hacerlo más llevadero y quizá a ahorrar algún que otro atasco. Viajar de noche también puede ser una opción, aunque puede contribuir a que el conductor sienta somnolencia.
Mucho entretenimiento. Si bien es cierto que el uso indiscriminado de tablets y smartphones se ha convertido en el salvavidas de los padres, hay muchas otras opciones para entretener durante un rato a los niños que no consiguen dormirse. Juegos, adivinanzas, canciones...
Una buena táctica aplicable a cualquier edad es interiorizar que viajar no es solamente el destino, sino también el trayecto. Y ojo, porque el uso de pantallas puede inducir el mareo, algo frecuente a partir de los tres años.
Comodidad. Vestir con ropa holgada y transpirable durante un viaje hace más llevadero el trayecto, así como accesorios como sujetacabezas pueden evitar que el niño acabe con el cuello torcido al quedarse dormido. Los protectores de cinturón, cojines cervicales, hinchables para descansar las piernas y parasoles también ayudan.
Descansos e hidratación. Es importante hacer descansos cada una o dos horas para estirar las piernas e hidratarse, algo fundamental tanto durante el viaje como en las paradas. También para comer algo ligero, evitando comidas calóricas y pesadas que pueden producir malestar y mareos.
Ojo al aire acondicionado. La temperatura del habitáculo debe ser agradable, en torno a los 22-23 grados centígrados y nunca se debe dirigir directamente hacia los pequeños. En este sentido puede venir bien llevar una chaqueta o toalla para taparlos si tienen frío.