En EEUU, desde 2021, una normativa obliga a las marcas de coches a informar a la NHTSA (la DGT estadounidense) de los accidentes que involucran a sus automóviles con sistemas de conducción semiautónoma. Cuando el número de incidentes es elevado, o se han saldado con fallecidos o heridos graves, ha derivado en investigación.
Esta normativa ha puesto especialmente a Tesla bajo la lupa de la autoridad de seguridad estadounidense. Esto podría cambiar bajo el mandato de Donald Trump: su equipo de transición quiere tumbar dicha obligación por ley.
Una medida que beneficiaría mucho a Tesla
Reuters afirma que esta posibilidad está sobre la mesa del nuevo gobierno de EEUU, en base a un documento al que ha tenido acceso. El mandato de Donald Trump comenzará propiamente en enero, cuando será propiamente nombrado presidente. Pero ya están trabajando en nuevas medidas que contradicen las impuestas por Joe Biden.
Elon Musk ha participado activamente en la campaña del candidato republicano, al que respaldó con más de 200 millones de dólares. A cambio, el CEO de Tesla será nombrado por Trump para codirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental, como "asesor externo" al Ejecutivo. No obstante, Reuters admite que no se conoce el nivel de implicación de Musk en la eliminación de esta normativa. Tampoco si finalmente se suprimirá.
Férreo control a los sistemas de conducción autónoma. En 2021, la NHTSA emitió una orden general permanente que exige a marcas de coches y empresas de tecnología que informen de accidentes en coches autónomos, así como los que incorporan tecnologías de automatización de nivel SAE 2 o superior. Desde entonces, fabricantes y tecnológicas deben documentar colisiones cuando se están utilizando estas tecnologías, activadas al menos 30 segundos antes del accidente. Y dicho incidente ha de informarse al organismo de seguridad.
El objetivo de esta regulación es el de conseguir una mayor transparencia sobre el hacer de este tipo de tecnologías, que si bien pretende mejorar la seguridad también han estado involucradas en accidentes graves, algunos de ellos mortales.
Desde la imposición de esta norma, la NHTSA señala que ha analizado más de 2.700 accidentes que involucran estas tecnologías de conducción autónoma o semiautónoma. También ha abierto hasta 10 investigaciones a varias marcas de coches y ha efectuado nueve retiros por seguridad para subsanar posibles fallos de dichos sistemas.
El organismo estadounidense defiende que estos datos son cruciales para evaluar la seguridad de estas nuevas tecnologías de automatización en la conducción. Y que son fundamentales para las investigaciones y los mencionados retiros. Si no se notifican, no podrán determinar patrones que identifiquen posibles fallas de seguridad en estas tecnologías. Lo que a su vez pone en riesgo a conductores, ocupantes de los coches u otros usuarios como los peatones.
Una normativa que ata en corto el Autopilot de Tesla. La firma californiana considera que esta norma es injusta porque la pone más en el punto de mira que a otros fabricantes. Esto se debe a que Tesla informa en tiempo real de los incidentes con el Autopilot activado, a diferencia del resto de marcas. Así, la firma de Elon Musk defiende que parece responsable de un mayor volumen de accidentes que otros fabricantes. También es determinante que un buen grueso de modelos Tesla disponen de esta tecnología FSD, y por tanto se activa con más frecuencia.
Tesla ha sido objeto de varias investigaciones de la NHTSA. Este mismo año publicó su veredicto tras tres años de investigación sobre el Autopilot FSD, en base a 956 accidentes en los que este sistema estaba supuestamente activo. Y determinó que "el Autopilot ha provocado un mal uso previsible y accidentes evitables". Es decir, que los usuarios no lo usan correctamente ni siguen las indicaciones de la marca para utilizarlo: mantener la atención en la conducción y las manos en el volante.
Según la DGT de EEUU el Autopilot de Tesla contribuyó al menos a 467 colisiones, 13 de ellas con víctimas mortales y "muchas otras" con heridos graves. Esta investigación trajo consigo una llamada a revisión en 2023 para todos los Tesla en circulación: una actualización remota para hacer al sistema menos permisivo y que incluso Tesla pudiera desactivarlo si no se usa correctamente. La eficacia de esa actualización también se está investigando.
Allanar el camino a los robotaxis de Tesla. Además de la supresión de esta normativa, en el supuesto informe elaborado por el equipo de transición del gobierno de Trump se contempla la liberación de la ley que rige los coches y vehículos autónomos y que se incluyan "regulaciones básicas que permitan el desarrollo" de la industria.
Esto también beneficiaría a Tesla, allanando el camino al lanzamiento de su robotaxi en 2026. Algo que se antoja complicado con la actual regulación, pues coches sin volante ni pedales necesitan la autorización de la NHTSA para poder circular o prestar servicio. Algo que nunca se ha concedido para el transporte de pasajeros.
Precisamente Elon Musk, en la presentación de resultados del tercer trimestre que tanto convenció a los accionistas de Tesla, señaló que era necesario "un proceso de aprobación federal para los vehículos autónomos" en vez de un heterogéneo mosaico de leyes estatales que es muy complicado de abordar.
Musk ve en la conducción autónoma, y en los robots controlados por IA, el futuro negociado de Tesla, por delante de los coches eléctricos que cada vez se presenta menos rentable. Su posición en el Ejecutivo de Trump como asesor, apunta a que dará sus frutos.
Mientras Tesla quiere apostar por los robotaxis, otras firmas que empezaron antes están abandonando este negocio: General Motors acaba de anunciar que cierra su filial Cruise, con la que operaba en varias ciudades de EEUU. "No es nuestro negocio principal y es muy caro". Un accidente mortal y el intento de los directivos de ocultarlo llevó a la NHTSA a prohibir que operaran sus coches autónomos.
Aunque posteriormente les levantaron el veto, no es un negocio rentable: General Motors ha invertido más de 10.000 millones de dólares para desplegar los robotaxis de Cruise y en 2023 sus pérdidas fueron de 3.480 millones de dólares. General Motors también suprimió su proyecto Origin, un robotaxi sin pedales ni volante como el de Tesla. Los de Cruise y los Waymo, las dos únicas firmas que han prestado y prestar servicio con taxis autónomos, utilizan coches adaptados que sí tienen mandos físicos.