Conducir y tener miedo a ponerse al volante no es ni deseable ni agradable. Además de que puede ser peligroso, para nosotros y para el resto de usuarios. El término clínico es amaxofobia, que se define como miedo a conducir un vehículo o incluso a meramente montarse como pasajero.
Así, por ejemplo se puede sufrir en determinadas circunstancias y se puede dar en conductores que son capaces de circular, pero mermando sus capacidades al volante.
Y no es que sea una patología poco habitual: según el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA), cerca del 30 % de los conductores españoles la sufre en mayor o menor medida, dándose por igual entre hombres y mujeres, aunque los primeros tienden a no reconocer que la padecen.
Pero las circunstancias nos pueden obligar a necesitar usar el coche o vehículo. ¿Me pueden negar la renovación u obtención del carnet de conducir por ello? ¿Se identifica en el reconocimiento médico del psicotécnico? ¿Cómo detecto si sufro este problema? Esto es lo que dicen los estudios al respecto, así como varios expertos a los que hemos preguntado desde Motorpasión.
Qué es amaxofobia y cómo puedo saber si la sufro
El miedo a conducir o amaxofobia es una fobia que se engloba en los trastornos de ansiedad. Como el resto de patologías de este tipo, tiene diferentes grados de intensidad: desde generar una ligera ansiedad al ponerse al volante hasta que a la persona le sean imposible conducir un vehículo.
¿Qué puede producirla? Según los diversos estudios publicados, por ejemplo el II Informe sobre Amaxofobia (2011) de la Fundación Mapfre, son varios los factores que pueden ocasionar amaxofobia: los relacionados con el conductor en sí, pero también factores externos y circunstanciales.
En lo que respecta al conductor, se suele dar con más frecuencia en:
- Conductores con poca experiencia. Ya sean noveles que acaban de sacarse el carnet, y que se enfrentan al tráfico ya solos (sin un profesor que le ayude a solucionar cualquier error) o bien automovilistas que llevan largos periodos sin conducir. En ambos casos, se debe normalmente al sentimiento de bajo control a la hora de conducir y circular.
- Conductores que han sufrido una experiencia traumática al volante. Normalmente un accidente o un suceso traumático que hayan sufrido en un coche o vehículo, ya sea conduciendo o no. Esto puede generar un trastorno de estrés postraumático y a su vez derivar en miedo a conducir un coche o meramente montarse en él como pasajero.
- También conductores experimentados. Igualmente suele propiciarse en automovilistas de edad avanzada, que pueden ver mermados sus reflejos y capacidades, como la visual o la auditiva, así como psicomotrices. Y también por ejemplo en conductores que comienzan a experimentar cuadros de ansiedad, lo que puede acabar reflejándose en la conducción.
Y en cuanto a los externos y circunstanciales:
- Vía o carretera. En autovías y autopistas (pues se circula más rápido) y especialmente cuando hay tráfico denso, pero también en convencionales, ya que los accidentes en estas vías suelen ser de mayor gravedad. E igualmente si se circula por rutas que no se conocen, o en túneles, por ejemplo.
- Climatología adversa y conducción nocturna. Cuando la visibilidad es reducida, por ejemplo si llueve o hay niebla pero también durante la noche, puede ser más acuciante. Pero también si el firme es menos seguro o deslizante, como ocurre ante una carretera mojada, nevada o helada.
- Ir solos o acompañados en el coche. También puede depender de si vamos o no solos en el coche. Hay quien, padiéndola, la siente menos si va acompañado o más si no hay otro ocupante en el coche. Pero también puede aumentar si, por ejemplo, hay niños o menores en el coche por la mayor carga de responsabilidad que supone.
En definitiva, la amaxofobia se puede sufrir de forma puntual ante determinadas circunstancias (con tráfico denso, en vías rápidas, con determinados pasajeros, por condiciones adversas) o bien en determinados perfiles, independientemente de las circunstancias.
¿Existe un perfil más proclive a sufrirla? Según detalla Sandra Sánchez, psicóloga y gerente del Espacio Ítaca (Zaragoza) las personas que sufren amaxofobia "suelen ser perfeccionistas, controladoras, con un pensamiento rígido, un reducido nivel de tolerancia a la frustración y actitudes a la defensiva sobre el tráfico (me van a pitar, no voy a aparcar...). Además, les cuesta tomar decisiones rápidamente".
Por otro lado, Ignacio Calvo, psicólogo que ha colaborado con la Fundación CEA, suele darse en personas proclives a sufrir ansiedad o que padecen este problema: "No todas las personas que tienen miedo a conducir han sufrido necesariamente un accidente de tráfico en su vida. Más bien, cada vez es mayor el número de personas que se ven afectadas por este miedo siendo la causa principal los cuadros de ansiedad como, por ejemplo, claustrofobia, agorafobia y acrofobia entre otros".
Si tengo amaxofobia, ¿me pueden negar la obtención o renovación del carnet de conducir?
Si bien una persona con un cuadro grave de amaxofobia ni se planteará sacarse el carnet, o bien renovarlo si lo sufre ya siendo conductora o conductor, sí que se puede dar el caso en cuadros más leves.
Aquí entra en juego la exploración médica del psicotécnico que debe superarse favorablemente para obtener el carnet o la renovación del permiso de conducir. Y la gran pregunta, ¿se detecta esta patología en dicho examen médico?
El miedo a conducir no está contemplado como patología en la normativa. Según nos explica Bonifacio Martín, Secretario General de la Asociación Española de Centros Médico Psicotécnicos (ASECEMP) y doctor en Psicología y Seguridad Vial, las fobias no se incluyen de forma específica en el Anexo IV del Reglamento General de Conductores, por lo que a priori "no son causa para que nos denieguen" la renovación u obtención del carnet.
Aunque igualmente nos recuerda que "la amaxofobia, como el resto de las fobias, puede ser tratada clínicamente, pero ni su diagnóstico ni su tratamiento son competencia de los Centros de Reconocimiento Médico (CRCs)".
Por tanto, en el protocolo de exploración médica, Martín detalla que "no hay pruebas específicas para la detección de fobias". No obstante, la amaxofobia puede ser "coadyuvante con otras patologías que aconsejen un criterio denegatorio o de establecimiento de condiciones restrictivas", para obtener el permiso o renovarlo.
Además, este tipo de reconocimiento, depende de la declaración del propio conductor o aspirante, que en teoría debe ser sincero en este reconocimiento. Y por desgracia hay conductores que tienden a ocultar o minimizar dolencias si buscan obtener o renovar el carnet a toda costa.
Sea como fuere, en estos reconocimientos, se evalúan aspectos como "la velocidad de anticipación o la capacidad mental para la conducción", lo que se "completa con el comportamiento del aspirante mientras realiza dichas pruebas".
Cómo afecta la amaxofobia a la conducción y cómo puedo identificarla
Como vemos, sufrir amaxofobia no se traduce categóricamente en que no podamos ponernos al volante. No obstante, sea cual sea su grado, es importante identificar que se padece para ponerle solución o bien que no vaya a más.
Y es que circular teniendo miedo a conducir, ya sea en mayor o menor intensidad, puede suponer un riesgo tanto para el conductor como para el resto de usuarios. Según nos detalla Luis Montoro González, catedrático de Seguridad Vial y presidente de honor de Fesvial, "produce al conductor una serie de alteraciones psicofísicas incompatibles con el manejo seguro de un vehículo".
"Se altera sensiblemente la atención, se pierde capacidad perceptiva, las conductas al volante son más indecisas e inseguras, la toma de decisiones y la percepción del riesgo se ven muy alteradas, la fuerte tensión de estas personas conduciendo les genera más fatiga y es posible que aparezcan conductas agresivas o ataques de ansiedad".
¿Qué síntomas se presentan cuando se sufre miedo a conducir? Según nos explica el catedrático: "Alteraciones de la respiración, malestar torácico, fuerte inquietud y ansiedad, sudoración en mayor o menor grado, miedo difuso e irracional al viaje, algún tipo de vértigo o mareo y problemas para controlar la atención.
Además, "en ocasiones aparecen temblores, sensación de ahogo, escalofríos y/o nauseas, bastante tensión muscular, temor extremo a sufrir un accidente, pensamiento obsesivos y repetitivos respecto de la conducción y sus riesgos, sensación de falta de control de las situaciones viales, pequeños ataques de pánico, etc".
Cómo superar el miedo a conducir
Como recuerda Montoro, si bien la amaxofobia es conocida desde hace años, ha sido en las dos últimas décadas cuando más se han realizado investigaciones sobre este problema. Lo que se traduce en una mayor especialización para tratarla por parte de los psicológos.
Para empezar, es importante que sea diagnosticada correctamente, pues "se puede confundir con otro tipo de trastornos". Montoro, como la propia DGT o expertos en seguridad vial, recomiendan su tratamiento psicológico: el especialista determinará si efectivamente sufrimos amaxofobia y nos ayudará a tratarla.
Pero esto supone pagar un especialista y las sucesivas consultas necesarias para superarla, claro, pues la sanidad pública es hoy por hoy muy deficiente en cuanto al tratamiento de patologías psicológicas.
Terapia y cursos para superar el miedo a conducir. En cuanto al tratamiento en sí, Sandra Sánchez explica que el habitual para este tipo de fobias son las "técnicas cognitivo-conductuales" y que el tratamiento se articula en tres etapas: "la toma de conciencia de la conducta; las técnicas de afrontamiento, relajación y control del pensamiento catastrofista; y la exposición progresiva a lo que nos produce miedo".
El avance de la tecnología ayuda a este tratamiento, por ejemplo la realidad virtual. Con unas gafas VR se expone al paciente a determinados escenarios muy similares a los reales, para ir exponiéndolo poco a poco a estas situaciones y que comience a controlarlas.
Además, autoescuelas como es el caso de Autoescuela Lara, ofrecen cursos para superar la amaxofobia, aunque son de pago. No es así en el caso de la Fundación CEA ha realizado de forma periódica cursos gratuitos para combatir el miedo a conducir, aunque este año no se va a celebrar pues no han obtenido la financiación suficiente.
De dos jornadas de duración, consta de dos partes: una terapia psicológica grupal (de cuatro horas de duración) donde se explican las causas, y se enseñan prácticas de relajación y atención (mindfulness), así como a manejar pensamientos negativos o catastróficos; y otra sesión psicoeducativa práctica en circuito cerrado a los mandos de un coche, enseñando técnicas de conducción segura y a gobernar más adecuadamente un coche.
En definitiva, como cualquier fobia, volver a conducir, o hacerlo sin miedo es posible. Pero lo primero es admitirlo, e identificar que efectivamente se padece esta fobia, para ponerle solución. Los propios cursos de conducción segura ya son una buena medicina, pues supone dotar de una mayor seguridad al volante enseñando a reaccionar en situaciones críticas o adversas. Respeto en la carretera siempre, pero el miedo nunca es buen compañero.