Supongo que está bien visto, eso de ser el mejor. Está bien visto en el mundo en general, y el mundo de la conducción, más. De hecho, no conozco a nadie que diga de sí mismo que da asco verlo al volante y que cuando se pone a conducir hasta su madre dice que mejor se baja y se echa a caminar, que prefiere viajar a lomos de una burra lerda, coja y drogada que ir trajinada por su hijo.
Quizá por eso me llama la atención la existencia del concurso ‘El peor conductor de Holanda’, que ha estado emitiendo en los Países Bajos la cadena juvenil BNN hasta el pasado martes, cuando se celebró una descalabrada final que parecía haber sido rodada para alguna de las entregas de ‘Jackass’.
El programa holandés es una versión del formato original británico ‘Britain’s Worst Driver’, creado por el ex ‘Top Gear’ Quentin Willson y que ha sido exportado a una docena de países, y como su propio nombre indica busca al peor conductor del país en una especie de reality consistente en poner a prueba a los concursantes sometiéndoles a las situaciones más estrambóticas a bordo de un coche. YouTube está lleno de vídeos del programa, pero ninguno es como este:
No sé cómo se dice en neerlandés “pabernos matao”, pero… eso. En cualquier caso, el espacio tiene su predicamento en Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Francia, Nueva Zelanda, Polonia, Portugal, Suecia, Suiza y Estados Unidos, además de Reino Unido y Holanda, claro. En Rusia no lo necesitan, ya que allí usan las cámaras de seguridad callejera para montarse su propio ranking.
En estas revisiones del clásico “amo a reínno del tontolpueblo” se puede ver un poco de todo: sitios en los que el coche no entra ni de canto, litros de agua para entorpecer la visibilidad del concursante, aparcamientos surrealistas por la nula capacidad del conductor para meter un vehículo entre dos… De todo para que el participante quede en evidencia y queme su coche al llegar a casa.
¿Y en España? ¿Llegaremos a ver un programa como este? Pues a lo mejor sí, aunque en el fondo me extrañaría, porque ya se sabe que en nuestro país todos somos unos ases del volante, los malos son los otros y los accidentes siempre los causan los demás. De todas formas, puestos a fantasear…
¿Quién sería el peor conductor de España?
Partiendo de la base de que en España nadie es mal conductor salvo los demás, lo cierto es que no tenemos un sistema tan fiable como este de la tele para determinar lacras rodantes, así que me voy a buscar algo que me pueda dar una ligera idea de quién lo hace peor en nuestras tierras.
Si me paro a pensar un poco (nada, medio segundo) resulta que cualquier conductor se saca el carnet y luego ya nadie comprueba si es consciente de lo que hace con un volante entre manos. Bueno, sí, se supone que el permiso por puntos va de eso, de garantizar que el conductor, a lo largo de su vida, sigue manteniéndose en forma, así que, a falta de otro criterio, tomaré la pérdida salvaje de puntos como indicador de fracaso en materia de conductores.
A ver, que la pérdida de puntos no es indicativa de nada porque sólo depende de que el afectado sea un tío muy torpe a la hora de cometer infracciones… y de que además haya alguien ahí dispuesto a denunciarlo, pero en estos cinco años de permiso por puntos 107.152 conductores han perdido todo su saldo y 681 conductores han perdido todos los puntos dos veces seguidas, que ya es como para dedicarles un momento Nelson por todo lo alto.
Si me aceptas el criterio de la pérdida de puntos, que ya sería aceptar, tenemos que de esos 681 individuos la mayoría han sido marcados por cuestiones de alcohol y velocidad, de manera que nuestro retrato robot nos revela un tipo aficionado a practicar el levantamiento de codo en barra para luego largarse pitando con el coche, que como todos sabemos él controla.
¿Y por sexos? Como declaraba nuestro gran amigo Pere Navarro en una entrevista emitida el pasado martes en el canal autonómico de noticias 3/24, entre hombres y mujeres existe una relación del 80%-20% tanto en la pérdida de puntos como en las infracciones normales y corrientes:
Creo que hay algo con la relación psicológica que tienen el hombre y la mujer con el vehículo. Para el hombre representa muchas cosas y para la mujer normalmente es una herramienta que necesita para el trabajo, como puede ser un ordenador, y eso condiciona de alguna manera su comportamiento.
Así, el peor conductor de España, además de beber como un cosaco y tomárselo todo a pitorreo sin importarle ni la pasta de las multas ni la de recuperar puntos (ni la posibilidad de matar a alguien), es más un tío que una tía, que además cree que su coche es la prolongación de su… personalidad, de manera que, con los datos de la DGT en la mano, ya podemos hacernos una idea de cómo sería ese conductor:
No me mires así, que yo también me he asustado, y además, si te fijas, tampoco es tan raro lo que dibujo. Al fin y al cabo, ese del retrato robot es un hombre (porque con ese bigote hombre ha de ser, o mujer de muy rara condición) que no se asusta de los gastos que le suponen las multas, ni la recuperación de puntos ni las abolladuras que le puedan salir a su coche o a los coches de los demás.
Es también un tío feliz como una perdiz que está acostumbrado a ver cómo los especuladores que juegan con él lo mismo cobran 20.000 cucas en billetes falsos que acaban en la cárcel, así que no tiene ninguna necesidad de empatizar con nadie, ni siquiera con quienes en mala hora se lo encuentran en una calle, que además como es de su propiedad la usa con su coche como quiere.
Y también es cierto que, puestos a imaginar personajes que dicen ser conductores y no lo son, porque no son capaces ni de conducirse a sí mismos, antes pienso en un tipo de esos que con toda la soberbia que dan los años y los billetes van cacareando: “usted no sabe con quién está hablando” que en un tío raruno como el del vídeo holandés.
Será que lo veo más acorde con nuestra cultura, no lo sé. Y ojo, que si me dejo llevar por lo más obvio, debería incluir en mi estimación gráfica un chándal, un peinado a la lija y unas siglas FR, pero es que me resisto a pensar así. Para mí, es peor conductor el que se siente endiosado gracias a que tiene posibles que aquel que no es más que un cani cutre y poligonero que lo más que hace es correr como un chimpancé del zoo al que le enseñas a pisar un pedal.
Total, que si al del retrato robot le quitas el sombrero de copa y le echas un poco de imaginación a la hora de asignarle un vehículo acorde con sus necesidades psicológicas, ahí tienes al peor conductor de España. Y si te lo encuentras por ahí, será mejor que huyas de él. En serio.