Por primera vez en España, la Educación Vial se ha implantado como materia obligatoria en colegios e institutos. Algo que se lleva, y llevamos, años reclamando. Y el primer curso que se ha impartido ha sido el recién terminado 22/23.
Este paso señalado como "la mayor apuesta en materia de educación vial en la historia" de nuestro país, merecía un primer examen. De hecho, así se ha hecho en el IV Foro Compromiso por la Educación Vial (FCEV). Las conclusiones son varias, pero en general tiene bastante margen de mejora.
Desde Motorpasión hablamos con dos organismos de seguridad vial participantes en este foro, Fesvial y Aesleme, para analizar cómo ha evolucionado y en qué debería mejorar en estos primeros años. También si no se quedará en el intento si hay nuevo Gobierno en la ecuación.
Cómo se imparte la Educación Vial en colegios e institutos
Que la Educación Vial se haya convertido en materia obligatoria es fruto de la reforma educativa LOMLOE, recogida en la Ley Orgánica 3/2020. Es decir, que se ha implantado con el actual Ejecutivo de coalición. Un Gobierno que ahora llega a su fin.
No se imparte como asignatura independiente, sino de forma transversal incluida en otras materias: Conocimiento del Medio, Educación Física, Educación de Valores, Geografía, Biología o Química, entre otras. De momento se imparte en ciclos de Primaria, Secundaria y Bachillerato.
Hay que tener en cuenta que la Educación Vial no debe confundirse con Formación Vial: no se enseñan normas de tráfico o de circulación como en las autoescuelas. Su objetivo es el de educar en movilidad en un concepto más amplio y dar nociones básicas de seguridad vial. Y que esos fundamentos sean un poso adquirido cuando esos niños y adolescentes pasen a ser conductores.
Unitaria, más eficaz y que evolucione con la realidad tecnológica
Los puntos de mejora tras este primer año señalados por los organismos de seguridad vial son varios. Pero empezamos por hacerles una pregunta sencilla: qué haría falta que se incluya en esta materia y que se está quedando fuera.
"Más contenido y que esté bien desarrollado", señala Ana Carchenilla, directora de comunicación de Aesleme. Y que se imparta eficazmente de forma generalizada: "Habría que reforzar la puesta en marcha de la práctica de la Ley en todos los centros escolares, no dejarlo sólo a aquellos que estén más concienciados o donde es una apuesta casi personal".
Aquí encontramos el primer escollo: si bien la normativa educativa es estatal, su ejecución depende de los gobiernos autonómicos. Lo que requiere un proceso y la intención de hacerlo: la lucha entre diferentes formaciones políticas siempre está presente. "Tiene que generalizarse y darse unas pautas claras y concretas de cómo hacerlo". Ir todos a una, vamos.
Desde Fesvial señalan a la propia normativa educativa y que se evalúe cada cierto tiempo: "De momento será necesario ver cómo funciona globalmente la Ley actual para saber qué falta o qué sobra. Para ello, es imprescindible que se hagan evaluaciones muy rigurosas e independientes del modelo actual", argumenta Luís Montoro, presidente de Fesvial.
"Si no se hacen, iremos a ciegas con este nuevo planteamiento de la educación vial. Y se habrá perdido una oportunidad histórica en un ámbito en el que está en juego la vida de muchos niños, luego adultos".
También que evolucione de la mano de las nuevas tecnologías: "Es preciso estar muy atentos a los cambios y aplicarlos al programa educativo. De lo contrario quedará obsoleta y fuera de la realidad de lo que es la movilidad segura en cada momento".
La gran asignatura pendiente: "los profesores no tienen ninguna formación"
En las conclusiones del Foro Compromiso por la Educación Vial una de las principales es que la formación de los docentes está en pañales.
"Este es sin duda uno de los puntos más débiles del sistema, que lo puede conducir directamente al fracaso. ¿Cómo va a educar y formar un formador si él previamente no se ha formado?", critica Montoro. "De momento los profesores no tienen ninguna formación, aunque se están iniciando cursos de formación por parte del Ministerio de Educación, la DGT y otras entidades".
Y de nuevo, volvemos a las trabas de ejecución: "Aquí vamos a tropezar con uno de los problemas a los que habrá que dar solución: las competencias en materia de educación están básicamente en las comunidades autónomas".
De la misma opinión es Carchenilla: "Para conseguir la adquisición de estas competencias es vital el papel de las consejerías de educación de las diferentes autonomías, de las jefaturas de tráfico, los ayuntamientos, los consejos escolares municipales, los colegios, los consejos escolares, las AMPAS, los profesores y la creación de sinergias".
En definitiva, mayor coordinación y entendimiento de todas las partes implicadas. Y esto incluye mejorar en planificación de los programas educativos y en dotar de más recursos y materiales pedagógicos a los centros.
¿Sería más eficiente como asignatura independiente?
Otra de las grandes preguntas que nos hacemos es si sería más eficaz como asignatura individual en vez de integrada en otras materias. Y tanto Montoro como Carchenilla coinciden en que lo importante es que sea eficaz.
"Lo de menos es convertir la educación vial en una asignatura o que se integre en otras. Lo importante es que se imparta con calidad y eficacia a todos los niveles, tanto en primaria como en secundaria y en bachillerato", argumenta Montoro. Además esgrime que: "No tenemos suficientes datos e indicadores para decir el modelo que funciona mejor", con la vista puesta en otros países europeos que sí la imparten individualmente.
Por su parte, Carchenilla ve positivo que se integre en otras materias de cara a su aplicación práctica. Y que lo fundamental es "el compromiso de cada centro educativo con la educación vial" porque "no todos están igual de concienciados".
Que la educación vial empiece en casa. Y más allá de escuelas e institutos, esta conciencia vial debería estar presente primeramente en el ámbito doméstico. "Lo más importante el aprendizaje observacional con los padres: se ha comprobado que los jóvenes que vieron a sus padres sin cinturón, no respetando los semáforos o circulando a gran velocidad, luego tienen una conducta similar", opina Montoro.
¿Y en universidades? Los grados superiores quedan fuera en la obligación de incluir Educación Vial. Y parece que esto de momento no va a cambiar. "Es un tema de voluntad y agenda política", argumenta Montoro. Pero considera que debería incluirse en contextos laborables de prevención de riesgos, y también en carrereras universitarias como Magisterio. Precisamente, donde se forman los profesores.
¿Peligra si cambia el Gobierno?
La Ley educativa ha solido cambiar al son del Gobierno de turno: la LOMLOE ha sido promulgada por el actual Ejecutivo (PSOE-Unidas Podemos) y derogó la LOMCE, conocida como 'ley Wert' que impuso el anterior gobierno del Partido Popular. Y a su vez, ésta sustituyó la anterior de Rodríguez Zapatero (PSOE). Desde 1980, España ha tenido ocho leyes diferentes de educación.
Ante tal panorama cabe preguntarse si la Educación Vial podría desaparecer como materia obligatoria con una formación de Gobierno diferente a la actual. De hecho, en el FCEV se ha solicitado un "pacto de Estado" que asegure su continuidad.
Desde Fesvial se muestran optimistas: "Hay un importante consenso en todos los grupos parlamentarios respecto de la relevancia que tiene en general la seguridad vial. Y en concreto la necesidad que existe de la implantación de la educación vial en el periodo escolar. Dudo que se produzca un retroceso en este tema", afirma Montoro.
Pero desde Aesleme no se muestran tan confiados: "Es totalmente necesario el pacto de Estado responsable por la Educación. Esperamos que, pase lo que pase, no se dé un paso atrás con la inclusión de la edición vial en la Ley: ha costado muchos años lograrlo y es fundamental para crear ciudadanos responsables y con una conciencia vial", señala Carchenilla.
Un gran paso, pero hay que seguir
La parte más positiva de que la Educación Vial sea materia obligatoria es el momento en el que lo hace, con la proliferación de formas nuevas de movilidad que precisamente utilizan los jóvenes, como las bicicletas y los patinetes eléctricos. Aunque la conclusión es clara: la primera semilla se ha plantado, pero queda bastante por pulir.
Lo primero, la formación del profesorado. Pero también que los programas que sean homogéneos y eficaces. Y para ello será esencial la implicación sea total por parte de gobiernos autonómicos y locales así como otros organismos: policías locales, asociaciones de seguridad vial etc.
Por otro lado, lo ideal sería que se focalice en la aplicación práctica: no tanto teoría, sino acercar a los jóvenes a la realidad vial para que la concienciación sea efectiva. Esto en teoría ya se hace:
"En el ámbito práctico "teóricamente" se han de hacer y se pueden realizar muchas cosas: salidas programadas en bicicleta, estudios del entorno urbano, estudiar los riesgos en las proximidades de colegios, hacer pequeños y elementales análisis sobre el estado y problemas de la vías, aprender algunas señales muy concretas y la importancia de respetarlas, observar riesgos reales, etc.", señala Montoro.
Y por último, que en todo ello no interfiera la guerra entre partidos políticos: está por ver si ese consenso señalado por Montoro realmente existe o no, porque choca con lo señalado respecto a la heterogénea gestión en las autonomías. La respuesta la tendremos en los próximos años.
Aún así, la primera semilla está plantada en firme, que ya es un tremendo paso. Y es que la Educación Vial obligatoria nunca había sido una realidad en España hasta ahora pese a que, como recuerda Montoro, "la educación vial en los colegios es obligatoria en nuestro país desde el primer Código de la Circulación del año 1934".