Según un estudio de Michelin, los neumáticos de invierno suponen un 30% de las ventas en Europa, pero en España sólo son un 1% de todos los que se venden.
En general, no prestamos mucha atención a nuestros neumáticos, pero si hablamos de gomas específicas para invierno se puede decir que casi no sabemos que existen. El Reglamento General de Vehículos se especifica de esta forma:
“… Cuando sea obligatorio o recomendado el uso de las cadenas u otros dispositivos antideslizantes autorizados se deberán colocar, al menos, en el eje de las ruedas motrices dichas cadenas o dispositivos antideslizantes o bien utilizar neumáticos especiales…”
Es decir, son equivalentes a las cadenas, al menos desde el punto de vista de la normativa. ¿Merece la pena olvidarse de las cadenas y utilizar estos neumáticos? Todo depende del tiempo que pasemos sobre nieve, para dos veces al año no tiene sentido tener que cambiar los neumáticos, pero si vivimos en una zona con nieve durante meses puede ser una opción.
Es posible utilizarlos cuando no hay nieve, aunque no en verano, ya que están diseñados para funcionar a bajas temperaturas. Como véis en la gráfica siguente, a menos de 7 grados son más recomendables, y sus ventajas mejoran según baja la temperatura.
¿Qué los diferencia de unos neumáticos normales? Como es de esperar, tienen un dibujo más profundo para evacuar el agua y la nieve. También tienen unas laminillas finas sobre la superficie para mejorar la adherencia, y el compuesto de goma es distinto para adaptarse al frío. Se identifican por las letras M+S (Mud and Snow), y llevan el dibujo de una montaña.
Nota sobre el gráfico: David Herrero nos explica por correo que el último gráfico no está a escala, las distancias de frenado están estiradas. Por tanto mejor nos fijamos sólo en los números.
Fuente | Michelin
En Circula Seguro | Neumáticos de invierno, Así se hacen los tests de neumáticos del TÜV
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