El 1 de junio de 2019, el futbolista José Antonio Reyes falleció a consecuencia de un aparatoso siniestro vial. En aquel momento se especuló con la velocidad a la que tuvo lugar la colisión, por el estado en el que quedó el único vehículo implicado.
Ahora, la Cadena SER ha desvelado el dato, citando un informe de la Guardia Civil al que ha tenido acceso. Según este, Reyes circulaba a 187 km/h cuando le reventó un neumático.
En el suceso murió José Antonio Reyes, también un primo suyo que viajaba en el vehículo, y además quedó herido de gravedad otro primo que les acompañaba, con quemaduras en más del 60 % de su cuerpo ocasionadas no por la colisión sino en los minutos posteriores, cuando el joven trataba de auxiliar a sus familiares.
El siniestro tuvo lugar cuando el neumático de la rueda trasera izquierda reventó, motivando la pérdida de control del vehículo por parte de Reyes. Según las primeras informaciones, el coche se salió de la calzada a causa del reventón y, debido a su velocidad, chocó contra unos bloques de obra, volcó y se incendió a unos 200 metros del lugar por el que salió de la autovía.
50 km/h menos sigue siendo una velocidad elevada
Sucedió en la autovía A-376, a la altura de Alcalá de Guadaira. El futbolista se dirigía de Almendralejo, donde había estado entrenando con la primera plantilla de la Extremadura U.D., a Utrera, su lugar de nacimiento. En el kilómetro 18 de la autovía, en una larga recta, perdió el control de su vehículo.
Cuando se conoció la noticia del siniestro, Mundo Deportivo llegó a cifrar la velocidad en 237 km/h, citando como fuente el atestado abierto por la Guardia Civil. De forma análoga, hasta ahora varios informes periciales no oficiales ya habían apuntado a la velocidad excesiva como posible causa inicial del siniestro, pero sin pruebas oficiales.
Aunque la diferencia entre ambos datos sea considerable, a la luz de esta última información sólo cabe destacar el papel de la velocidad como factor concurrente en cualquier siniestro vial. Circulando a 187 km/h, esto es cerca de 52 m/s, la posibilidad de reaccionar ante cualquier imprevisto grave que pueda surgir en la carretera se reduce a la mínima expresión.
Circular a 187 km/h exige saber gestionar 52 metros a cada segundo que pasa. Eso obliga al conductor a estar atento cada segundo a lo que sucede como mínimo a 52 metros de distancia, sin tener en cuenta el espacio que necesitará físicamente el vehículo para obedecer a una maniobra en caso de que se presente algún problema.
Circular a 187 km/h sugiere recordar que los daños en caso de colisión se elevan de forma cuadrática, siguiendo la fórmula de la energía cinética que en un siniestro vial se disipa de forma casi instantánea, y que tiene en cuenta la masa del vehículo y la velocidad a la que circula cuando choca, multiplicada por sí misma.
Evidentemente, estos dos argumentos son iguales para cualquier velocidad a la que nos movamos yendo en coche. Cada cual debe ser responsable de comprender dónde se sitúa el listón de lo aceptable. En las circunstancias que rodean al siniestro de José Antonio Reyes, una velocidad de 187 km/h se sale de medida casi tanto como una velocidad de 237 km/h.
El papel del neumático que reventó
También el dato sobre lo sucedido en las ruedas del vehículo ha cambiado de orientación ahora. En un primer momento, la Guardia Civil consideró que el vehículo siniestrado, un Mercedes-Benz S550 preparado por BRABUS, podría haber pasado mucho tiempo sin moverse, lo que habría podido motivar que saliera a la circulación con una presión de inflado indebida en los neumáticos.
Ahora, la versión oficial parece apuntar a una reparación en el neumático que no soportó la velocidad de marcha del vehículo. Así, según desvela la Cadena SER a raíz del citado informe, la rueda que reventó había sido reparada por uno de los primos de Reyes unos días antes del siniestro.
El informe de la Guardia Civil está ahora en los juzgados de Alcalá de Guadaira. Allí se continuará con la investigación del siniestro.