Luca de Meo, CEO del grupo Renault, anunció en la pasada la junta general de accionistas del 23 de abril que los Renault y Dacia tendrían su velocidad máxima limitada a 180 km/h para optimizar la seguridad, según explicó el directivo. El grupo francés imita así a Volvo, que impuso este límite en 2020.
Renault no ha fijado un objetivo preciso, como sí lo hizo Volvo, que ya no quiere que haya muertos ni heridos graves en sus coches, en cualquier caso sigue los pasos de la marca sueca al limitar la velocidad máxima de los futuros modelos.
"La velocidad de nuestros vehículos estará limitada y no superará los 180 km/h, sea cual sea el modelo de Renault o Dacia", ha anunciado Luca de Meo, director general del grupo Renault, quien asegura que "la velocidad es la causa de más de un tercio de los accidentes mortales". La marca Alpine no fue mencionada en la reunión y, por tanto, no debería verse afectada por este anuncio.
La limitación de fábrica de la velocidad máxima de sus coches no es la única medida en pro de la seguridad que tomará el grupo. Así, los nuevos modelos estarán equipados con "control de crucero activo automático con un límite por defecto que se ajustará a la velocidad permitida en función de las señales y los datos de geolocalización". Es decir, si el límite de la vía es de 120 km/h, no se podrá poner el control de crucero a 130 km/h.
El futuro Renault Mégane eléctrico, el primero en ver su velocidad limitada
El Mégane eléctrico, cuyo lanzamiento está previsto para 2022, será el primer modelo del grupo en ofrecer “un control de crucero ajustado por defecto: su velocidad estará limitada a 160 km/h", dijo Luca de Meo. Entendemos que ese máximo de 160 km/h es para los casos donde no hubiese un límite, como en algunos tramos de las autopistas alemanas.
Este control de crucero, llamado Safety Coach, también tendrá en cuenta las curvas peligrosas, las rotondas y la meteorología. "Propuesto en colaboración con las aseguradoras, el Safety Coach fomentará una conducción más segura", ha subrayado el director general de Renault, y por tanto contribuirá a modificar las tarifas a favor de los conductores más habituales.
También se controlará la atención del conductor. "Si los sensores detectan que el conductor ya no tiene las manos en el volante, el coche se pondrá automáticamente a salvo", explica Luca De Meo. Esta función se ha denominado Safe Guardian.
Por último, una función denominada Safety Score ayudará a analizar los datos de conducción gracias a los sensores colocados en el vehículo. Permitirá "un análisis detallado de los hábitos de conducción para identificar las desviaciones y los adelantamientos del conductor", dijo el responsable del grupo Renault.
Una medida con poco recorrido
Si bien la limitación a 180 km/h es lo más llamativo, en la práctica es algo que se aplicará sobre todo a los coches eléctricos, los cuales ya no suelen tener una velocidad máxima especialmente elevado, salvo modelos de gama alta.
Además, si bien “la velocidad es la causa de más de un tercio de los accidentes mortales”, limitar el coche a 180 km/h no impedirá cometer excesos de velocidad o simplemente ir a una velocidad inadecuada.
Por ejemplo, tomar una curva cerrada y limitada a 50 km/h a más velocidad de lo aconsejable es suficiente para tener un acciente por "exceso de velocidad", sobre todo si además está lloviendo. Al final, es una medida con poco recorrido práctico, pero muy llamativa en términos de comunicación.
Los sistemas que adapten la velocidad a los límites y sobre todo a la climatología y al terreno (curvas, rotondas, etc) son mucho más prometedores y contribuirán potencialmente a una mayor seguridad.
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