Como Javier ya nos avanzó en profundidad la información más relevante del nuevo Mercedes Clase C Coupé y hace sólo unos días se anunciaron los precios de este modelo para España, poco hay que contar de este coche… ¿o no? Lo hemos conducido y eso sí que es digno de contarlo, tanto con motor diésel como gasolina ¡y también el AMG!
El AMG lo dejamos para otro día porque merece capítulo aparte, además tuvimos el privilegio de rodar con él en carretera y también en el precioso circuito de Ascari. Vamos a lo que vamos, a hablar del C Coupé, pero no quiero aburriros repitiendo lo que ya conocemos, así que te invito a leer la jugosa novedad que publicamos en su día y así nos centramos en la nueva información y la prueba dinámica para no repetirnos.
Del diseño no pensaba hablar pero después de mirarlo y remirarlo en vivo tengo que hacerlo. Y es que en fotos es un coche que no me entró por los ojos, le veía algo extraño en esa trasera y además me sentía dolido, porque el coupé de la generación anterior me parecía un coche elegante y atractivo. En el nuevo coupé la línea del techo continúa hasta casi el paragolpes, siendo el corte provocado por esa especie de alerón de la propia tapa del maletero.
Pero si te fijas a los lados no existe ese ángulo y el techo se une con la línea de cintura a la altura de los grandes pilotos traseros. Esta forma junto con el diseño de la parte exterior de los pilotos hay ángulos desde lo que recuerda poderosamente a un Porsche 911. Pero ni pareciéndose al mítico biplaza y al Clase S consigue llenarme el diseño de la zaga y esa distancia entre ejes extra que parece retrasar en exceso el eje trasero. Pero claro, para gustos los colores.
Interior más deportivo
Por dentro es muy similar a la berlina pero encontramos materiales diferentes para realzar la deportividad, no olvidemos que un coupé debe saber conjugar deportividad y elegancia. Pierde una plaza trasera en favor del diseño exterior así como altura libre en las dos plazas que quedan. Con 1,85 metros de estatura me toca la cabeza con el techo, las piernas no me quedan muy flexionadas pero sí tengo que contorsionarme un poco para entrar y salir.
Lo más llamativo del interior son los asientos delanteros de corte deportivo (también los traseros pero menos) con los reposacabezas que simulan estar integrados. Cómodos, muy cómodos y, en el caso de las unidades probadas, con muchas regulaciones (todas ellas eléctricas). Aunque estas regulaciones están en la puerta, algo que para unos es una ventaja porque ves la tecla que tocas pero personalmente me parece más intuitivo en el lado izquierdo de la banqueta.
Con 400 litros pierde respecto a la berlina 80 litros de capacidad de maletero, algo que no es grave, peor es la pequeña boca de carga que tiene, que dificulta mucho no sólo su aprovechamiento, sino simplemente coger cualquier objeto que esté situado al fondo.
Motores para nuestro mercado
Dos motores de gasolina y dos diésel para el mercado español además de las dos versiones de AMG (normal y S). Sí, en otros mercados podrán disfrutar de un C 250 y de un poderoso C 400, ambos de gasolina, pero para España han reducido la oferta. Nos quedamos con el C 200 de 184 CV y el C 300 de 245 CV. En diésel podremos elegir entre el C 220 d con 170 CV y el C 250 d con 204 CV.
Estos propulsores se combinan con una caja de cambios manual de seis velocidades o G-Tronic automática de siete o nueve relaciones dependiendo de la motorización, siete para los gasolina y nueve para los diésel. Su comercialización arrancará en diciembre.
Versión | Potencia | Precio |
---|---|---|
C 200 Coupé | 184 CV | 42.500 € |
C 300 Coupé | 245 CV | 48.000 € |
C 220 d Coupé | 170 CV | 41.900 € |
C 250 d Coupé | 204 CV | 49.100 € |
Probando el Mercedes Clase C Coupé 2016
Probamos el nuevo coupé con dos motorizaciones y dos cajas de cambio, el C 250 d con 9G-Tronic y el C 300 con 7G-Tronic. Empezamos por el diésel por aquello de que probablemente será el más vendido, aunque me parece terrible que así sea. Un coupé de este estilo tiene que tener un motor de gasolina bajo el capó… ¡o eléctrico! Pero el sonido del diésel no le queda nada bien.
Y además el cuatro cilindros de 2.143 cc del C 250 d suena y mucho, sobre todo en frío. Se hace raro entrar en un coche con tanto glamour y callejear con esa música de fondo acompañada de un tacto relativamente áspero del motor. Salvado ese primer shock empezamos a disfrutar de la conducción de este Mercedes. ¿Es cómodo? Mucho, además las unidades de prueba equipaban suspensión neumática que puedes personalizar.
El motor empuja con fuerza desde abajo, el cambio es suficientemente rápido como para disfrutar de una conducción deportiva y en cuanto salimos de ciudad la rumorosidad mecánica se reduce notablemente. Tiene diferentes modos de conducción, desde un económico hasta un Sport+, que juega con la respuesta del motor, la suspensión, el cambio automático y la dirección. Pero todo ello es personalizable a gusto del conductor.
En modo Eco o Comfort consigues la comodidad absoluta, pero el coche va más suelto por suspensiones y cambio, se vuelve más torpe y parece ganar unos 200 kilos de peso. Pasamos a los modos deportivos y cómo mejora el comportamiento. Más agilidad, menos derivas y también meno balanceos de la carrocería. No es una tabla pero sí se vuelve más duro, tampoco es un coche ratonero, su larguísima batalla le penaliza en curvas lentas, pero a cambio presenta un aplomo tremendo en las rápidas.
Nos bajamos del diésel con una buena impresión. Llega el momento de coger el C 300 y ver qué pasa con ese cuatro cilindros turbocomprimido de dos litros y 245 CV. Tiene un par motor de 370 Nm, ahí es nada, lo que promete interesantes recuperaciones para ser un gasolina… aunque frente a los 500 Nm del diésel lo tiene difícil, hay que ser realista.
Callejeamos y se confirma, un coupé con este caché mejor con motor de gasolina. Silencioso y con un tacto mucho más suave que el diésel es un placer pasear por la urbe. Salimos a carretera y buscamos la zona alta del cuentavueltas. Para los apasionados de los motores de seis y ocho cilindros el C 300 a priori es algo así como un quieroynopuedo. Error, el sonido del motor aumenta el volumen y también su agresividad. No es un V8 pero suena bonito.
Recupera peor que el diésel, no nos pilla de susto, pero tiene una estirada con aullido incluido que no deja indiferente. Acelera de 0 a 100 en seis segundos y alcanza una velocidad máxima de 250 km/h, prestaciones más que interesantes. Pero lo bueno (o lo malo) es que es de esos coches con los que ruedas bastante más deprisa de lo que crees por la seguridad y comodidad que derrocha junto con la ausencia de vibraciones del propulsor de gasolina.
Buenas sensaciones con ambas motorizaciones. Me quedo con el gasolina y preferiría que fuese más corto y ágil, pero no lo hace mal con suspensión neumática en modos deportivos. En breve os cuento cómo fue con el AMG, que antes necesito coger aire y contar hasta diez.