Probamos el Mercedes-Benz C 300 de Estate: un coche familiar híbrido enchufable que se gana la etiqueta CERO sacrificando confort
La movilidad está cambiando y la proliferación de coches híbridos y eléctricos es ya parte de nuestro pan de cada día. Algunos modelos se limitan con lo justo y otros se zambullen en una carrera por la inclusión de nuevas tecnologías. A este segundo grupo pertenece el Mercedes-Benz C 300 de Estate cuya prueba te traemos hoy.
El Mercedes-Benz C 300 de Estate es uno de los muy pocos coches híbridos enchufables diésel del mercado, una tecnología que, además, recurre a una arquitectura de hibridación propia conformando un conjunto realmente único sobre el papel. En la práctica nos ha dejado buen sabor de boca, con ciertos regustos agridulces durante nuestra prueba.
Mercedes-Benz C 300 de Estate: idéntico por fuera y por dentro
Si el Mercedes-Benz C 300 de Estate desde fuera te parece un Clase C con carrocería familiar más, estás totalmente en lo cierto. La marca de Stuttgart ha introducido una mecánica muy especial en su berlina media, pero ha querido que exteriormente pasase completamente desapercibido, sin alardes de ningún tipo más allá de las insignias EQ Power y la tapa de carga en el lado derecho del paragolpes trasero.
Es decir, estamos ante una berlina con carrocería familiar de 4,7 metros de largo, 1,81 metros de ancho y 1,46 metros de alto. Su distancia entre ejes es de 2,84 metros y su estética, sí, está inalterada con respecto al Clase C que se estrenó en 2018 con una impronta similar al Mercedes-Benz Clase S que acaba de renovarse.
Obviamente este Clase C también es un coche que ya está terminando su ciclo de vida, así que su diseño está un tanto visto aunque sigue siendo un coche proporcionado y armonioso. Se encuentra más cerca de la elegancia que de la deportividad pese a que en la unidad que hemos probado incluía el paquete AMG: paragolpes, llantas de 18 pulgadas y algún detalle más.
Si pasamos al interior nos encontramos con más de lo mismo, con un habitáculo muy convencional, muy conocido y en el que nos llama la atención lo que nos encontramos tras el volante. La doble pantalla corrida es casi un equipamiento habitual en todo el catálogo de Mercedes-Benz, pero este Clase C no la incluye y delata su fin de ciclo.
Sí que monta un cuadro completamente digital con una configuración muy similar (aunque es opcional) y una pantalla sobre el salpicadero para el sistema de infoentretenimiento. Los controles se realizan desde los mandos del volante (los del lado izquierdo para el cuadro de mandos y el derecho para el sistema de infoentretenimiento) o desde el mando de la consola central.
Los menús, las transiciones y el manejo en general nos pareció que necesitaban como agua de mayo una renovación para incluir un sistema operativo más actual. Si bien estéticamente luce igual que las variantes más modernas, su velocidad y fluidez son lentas y le cuesta. Los tiempos de espera para los controles por voz en ocasiones son demasiado amplios y sus funciones son muy limitadas en comparación con los últimos MBUX de la marca.
Por lo demás el entorno es agradable con unos buenos ajustes y calidades, los asientos son muy cómodos y están claramente pensados para ser confortables más que para ofrecer sujección lateral. En esta unidad se incluía ajuste eléctrico (salvo el ajuste longitudinal). La visibilidad del puesto de conducción es buena y se complementa con cámara de marcha atrás y sensores de aparcamiento perimetrales.
No nos gustó el acabado interior que luce de serie el Clase C 300 de Estate, y es que en un coche de su estatus el uso del exasperante negro piano en las molduras interiores es absolutamente desproporcionado. Opcionalmente se puede sustituir por diferentes tipos de madera o fibra de carbono. Cualquiera de las dos opciones será bien recibida.
Hibridación enchufable inteligente con buena autonomía
Hoy vamos a empezar hablando por lo que normalmente dejamos para el final, pero que en este caso nos parece lo más importante. En lo referente al apartado eléctrico el C 300 de Estate comparte el mismo sistema de hibridación que el C 300 e que, a su vez, es el mismo que ya estrenaron los Clase E 300 e y E 300 de. Es decir, las dos variantes cuentan con un motor eléctrico de 90 kW (120 CV) que no se aloja sobre ninguno de los dos ejes, sino que se inserta en la caja de cambios automática.
A diferencia de los motores mild hybrid de la marca de la estrella, el C 300 de Estate puede moverse a una velocidad superior a 130 km/h en modo totalmente eléctrico. No es humo, es que en la práctica podemos hacer desplazamientos cotidianos moviéndonos únicamente con electricidad y, además, haciéndolo de una forma más que solvente gracias a los 440 Nm de par disponibles bajo el pie derecho.
Según los datos de homologación, el C 300 de Estate tiene una autonomía de 53 km según ciclo WLTP. Con la batería completamente cargada realizamos un primer desplazamiento de 48 km, casi todos por autovía a velocidad normal y con la climatización trabajando (factores muy poco propicios para un eléctrico), y los realizamos en modo completamente eléctrico. Al llegar al destino aún quedaban 7 km de autonomía eléctrica, por lo que puede superar los 50 km en modo cero emisiones en conducción por ciudad con poco desnivel.
Cabe destacar que de esos 7 km de autonomía que restaban por gastar no incluye el 15% de batería que el sistema se reserva siempre. Nunca agota la batería hasta el 100% así que siempre tenemos un remanente para realizar maniobras, aparcamientos o impulsarse en modo eléctrico en fases de baja demanda.
La puesta en escena del apartado eléctrico ya sea en modo 100% EV o en híbrido es más que satisfactoria, pues funciona de manera eficiente y, además, es capaz de regenerar de manera efectiva haciendo uso de los desplazamientos por inercia o regenerando cuando detecta que estamos girando, bajando una pendiente o con un coche más lento delante.
Ahora bien, cuando la batería se descarga nos quedamos casi casi con un coche diésel de casi dos toneladas (1.955 kg para ser exactos) que sólo desconectará el motor térmico en descensos y con una asistencia eléctrica mínima. Y para ilustrarlo, nada mejor que un ejemplo.
Realizamos un viaje de 364 km con la batería descargada. Prácticamente todo el recorrido fue por autopista salvo un poco de ciudad. De estos 364 km, 44 de ellos fueron en modo eléctrico aunque aquí también se incluye cuando el coche circula por inercia, con un consumo de 5,3 litros a los 100 km y 0,6 kWh/100 km. Es decir, una cifra razonable pero lejos de lo deseado.
Al final de nuestra prueba, después de haber recorrido más de 1.116 km con conducción de todo tipo y efectuando tan solo tres recargas completas (el resto fueron parciales), recorrimos en modo eléctrico 421 km con un consumo medio de 4,4 litros por cada 100 km.
Por resumir el apartado de consumos, el Mercedes-Benz C 300 de Estate es un coche muy válido para alguien que realice trayectos diarios cortos y medios y tenga disponibilidad para recargar de forma diaria, y si es dos veces al día, mejor.
De no ser así será fácil caer en la trampa de los coches híbridos enchufables, que no es otra que un ciclo de homologación muy permisivo que tiene en cuenta los 100 primeros kilómetros de recorrido y gracias a los que el C 300 de Estate homologa un consumo de tan solo 1,2 litros a los 100 km.
Los datos de conducción en modo 100% eléctrico nos arrojaron un consumo de unos 22 kWh, un dato que nos pareció elevado pero consecuente teniendo en cuenta el tipo de coche, su tamaño relativamente grande y un peso elevado. Se puede conducir bajo cuatro modos: Hybrid (por defecto), EV, E-Safe (para conservar batería) y Charge (utiliza el motor térmico para recargar la batería, tanto en marcha como en parado, resintiendo el consumo).
Para acabar con los menesteres eléctricos no podemos dejar de mencionar los tiempos de recarga: 5 horas en una toma doméstica, 2,75 horas a 3,7 kW y 1,5 horas conectado a 7,4 kW, el máximo que soporta el sistema.
Comportamiento dinámico con regusto a Clase C
Tenemos que reconocer que cuando probamos un coche eléctrico o híbrido pasamos involuntariamente a ponernos en modo ahorro, viendo hasta dónde podemos llevar las cifras de autonomía, pero no por ello dejamos de probar el coche en sí mismo.
Dicho esto, hasta ahora no habíamos hablando del motor térmico. Se trata de un cuatro cilindros turbo de 1.950 centímetros cúbicos alimentado por diésel que produce 194 CV de potencia máxima y 400 Nm de par motor. Junto con la aportación del motor eléctrico mencionado antes tenemos unas cifras conjuntas de 306 CV y 700 Nm de par.
En otras palabras: es un coche potente, y se nota. Si en los modos Comfort o Eco tenemos todo dulzura, en modo Sport el Clase C 300 de Estate se vuelve un coche reactivo. La entrega de potencia es inmediata y las transiciones on-off-on del acelerador se vuelven incluso súbitas en ocasiones a baja velocidad. Si pisamos a fondo el pedal derecho nos encontramos con un coche que corre. No en vano puede completar el 0-100 km/h en 5,7 segundos.
Sí, es un coche híbrido, pero no deja de lado ese carácter innato de los Clase C con cierto toque deportivo. En líneas generales nos pareció un coche muy cómodo, bien insonorizado y agradable de conducir, pero si queremos llevarlo rápido nos encontraremos con un coche que se defiende. Su comportamiento es neutro y predecible, pero los 270 kg extra se notan y los neumáticos empiezan a quejarse antes de lo previsto.
A nivel de habitabilidad, el Mercedes-Benz C 300 de Estate es un muy buen coche para viajar. El espacio es correcto en las plazas delanteras salvo por la consola central extravoluminosa. En las plazas traseras no hay intrusión del sistema eléctrico y no se pierde espacio. Hay bastante sitio para las piernas y altura y anchura suficiente para alojar a dos adultos. Un tercer pasajero atrás tendrá que ser esporádico.
Donde sí tenemos la gran contrapartida de la electrificación es en el maletero. El Clase C híbrido enchufable pierde 145 litros de capacidad y nos deja con un paupérrimo (para un familiar) espacio de carga de 315 litros hasta la bandeja. Nos parece especialmente llamativo que aunque hay un doble fondo, es tan limitado que ni siquiera haya hueco para dejar los cables de carga y estos tengan que ir en el maletero, sin más.
La invasión de la batería en el maletero también afecta cuando abatimos los asientos traseros, pues sobresale por encima de lo que sería el suelo plano maletero-asientos. Es lo que tiene hacer híbrido enchufable un coche cuya plataforma no estaba pensada para ello. Por suerte el motor eléctrico integrado en la caja de cambios no interfiere, pues su vano motor está pensado para alojar hasta el 4.0 V8 biturbo del C 63.
Híbrido enchufable, diésel y premium
El precio del Mercedes-Benz Clase C 300 de Estate arranca en 58.775 euros. Es 3.700 euros más caro que el C 300 e híbrido enchufable de gasolina y 3.300 euros más caro que el C 300 d Estate sin hibridación (245 CV), lo que nos parece un sobrecoste bastante razonable teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece a nivel de ahorro de combustible, aparcamiento y exención de las restricciones al tráfico en la ciudad. Ahora bien, este precio tiene ciertas sombras.
La instrumentación digital es opcional, así como otros elementos que para un coche de este precio y estatus premium deberían ser de serie como la conectividad con Android Auto y Apple CarPlay, el asistente de mantenimiento de carril, la plataforma de carga inalámbrica, el control de ángulo muerto, el control de crucero adaptativo o algo tan básico como el acceso sin llave. El arranque sí es por botón, pero sin pasar por caja tendremos que usar el mando para abrir el coche.
Aunque el Mercedes-Benz Clase C 300 de Estate compite contra el Audi A4 Avant y BMW Serie 3 Touring, el único coche comparable a este híbrido enchufable (y diésel, recordemos) es el Volvo V60 T6 Recharge, que tiene un precio similar (55.450 euros) pero homologa una autonomía eléctrica superior (56 km) y cuenta con un maletero considerablemente más capaz (529 litros). Otras opciones híbridas enchufables como el Kia Ceed Tourer, Skoda Octavia Combi RS o Renault Mégane ST pertenecen a rangos de precio inferiores.
Mientras que no se extienda una red de puntos de recarga rápida solvente en España que permita la expansión de los coches eléctricos tendremos que ir valorando otras opciones. Los híbridos enchufables son una alternativa interesante para aquellos que hagan pocos kilómetros entre semana y tengan un punto de recarga disponible.
De ser así, el Mercedes-Benz C 300 de nos ha parecido un producto convincente para alguien que busque un coche premium tirando a grande, que pueda tener un consumo muy bajo y sin renunciar a unas buenas prestaciones tanto dinámicas como de habitabilidad.
Mercedes-Benz C 300 de Estate 2020 - Valoración
7.0
A favor
- Pegatina CERO
- Propuesta híbrida interesante
- Confort de marcha elevado
- Motor solvente
En contra
- Pérdida de espacio de carga
- Precio elevado
- Carencias de equipamiento
- Mucho negro piano
Mercedes-Benz C 300 de Estate 2020 - Ficha técnica
Versión probada | C 300 de Estate | |||
Cilindrada | 1.950 cm³ | Tipo de tracción | Trasera | |
Bloque motor | Cuatro cilindros en línea turbo | Combustible | Diésel | |
Potencia motor térmico | 194 CV a 3.800 rpm | Potencia motor eléctrico | 90 kW (120 CV) | |
Par motor térmico | 400 Nm a 1.600 - 2.800 rpm | Par motor eléctrico | 440 Nm | |
Potencia combinada | 306 CV | Par motor combinado | 700 Nm | |
Capacidad del depósito | 50 litros | Capacidad batería | 13,5 kWh | |
Masa en vacío | 1.955 kg | Consumo extraurbano | N/D | |
Velocidad máxima | 250 km/h | Consumo combinado | 1,3 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 5,7 segundos | Capacidad maletero | 315 litros | |
Transmisión | Automática de 9 velocidades | Precio | Desde 58.775 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Mercedes-Benz. El servicio de fotografía ha corrido a cargo de Jaime de Diego. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
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