En la primera parte de esta prueba estuvimos poniendo en contexto al Sandero y su versión Stepway. Ahora llega el momento de arrancar el motor y realizar una prueba dinámica, tras la cual valoraremos finalmente si este tipo de compra es tan buena como parece o se puede mejorar.
Vamos a ello, lo primero es abrir el coche con el mando a distancia, algo que tenemos tan interiorizado que no nos parece destacable, pero no debemos olvidar que hay modelos a la venta que no tienen mando a distancia, sin ir más lejos el Sandero Base. Pero el Stepway sí tiene mando, aunque la llave no es plegable y resulta incómodo llevarla en el pantalón.
Nos acomodamos en el puesto de conducción y descubrimos una postura más elevada de lo que parecía a simple vista. Eso sí, hay altura libre más que suficiente. Tenemos buena visibilidad en todas direcciones, aunque para regular los retrovisores exteriores se hace a la antigua, nada de mando eléctrico. Y eso ya sabes lo que significa, con el izquierdo no hay problema, pero para ajustar el derecho toca ensayo-error o pedir ayuda y acabar discutiendo porque nuestro improvisado ayudante o se pasa o no llega con sus movimientos.
De retrovisor interior electrocromático mejor ni hablamos, ya comentamos que de serie ni siquiera lleva aire acondicionado, así que debemos olvidar ese tipo de sistemas tecnológicos. El volante tiene un diseño y unas formas poco agraciados, la parte estética es superflua, pero el centro de volante de grandes dimensiones y que sobresale hacia nuestro pecho ralentizan nuestras maniobras.
Ah! Y el claxon está en la palanca de los intermitentes y luces, como los Renault de antaño. Personalmente me gusta, puedes controlan mucho mejor los pitidos y no dar un brusco bocinazo cuando en realidad sólo querías dar un toque de atención al que se ha quedado dormido mientras el semáforo estaba en rojo. Pero la verdad es que resulta menos intuitivo en caso de emergencia y si no es el único coche que conduces vas a darle más de un manotazo al centro del volante en vano.
Giramos la llave y arrancamos. La reducción de costes conlleva una reducción en los aislamientos acústicos, así que con motor diésel el sonido de la mecánica se deja notar en el habitáculo. No es exagerado, pero sí es claramente superior que en un Clio con el mismo motor. Lo mismo sucede con el sonido de rodadura y los proyectiles que lanzan las ruedas y golpean con los bajos.
El motor es el conocido 1.5 dCi de 90 CV y 220 Nm de par, un propulsor con un comportamiento muy digno y que no tiene problemas a la hora de mover los 1.158 kilos de este Dacia. Se combina con una caja de cambios de cinco velocidades de precisión justa y un tacto mejorable, típica sensación blanda de Renault que en los últimos modelos no está tan presente.
No es un motor de ultimísima generación, pero no está carente de cierta tecnología moderna, es decir, tiene su turbo, sus inyectores y sus componentes electrónicos. ¿A qué viene todo esto? A que al ser un coche sencillo por fuera parece que también es sencillo por dentro y que no se va a romper. No nos engañemos, se romperá como todos, unos más, otros menos, pero no es la sencilla mecánica de un Renault 4.
Esta versión acelera de 0 a 100 en 11,8 segundos y alcanza una velocidad máxima de 167 km/h, homologa un consumo medio de 3,8 litros aunque durante la prueba llegó hasta los seis a pesar de abusar mucho del modo ECO. Por cierto, si tu conducción es suave la diferencia no es muy notable, pero si eres de los que mete medio acelerador con cierta frecuencia sí que preferirás llevarlo desconectado.
En ciudad se conduce con facilidad, la verdad es que es su escenario ideal, pero tiene el problema de que el sonido mecánico resulta elevado y aquí el motor de gasolina sale ganando sin lugar a dudas. Salimos a una carretera de circunvalación y apreciamos que la estabilidad lineal no es una de sus virtudes, no es que vaya dando saltos, pero sí hay que corregir la trayectoria con frecuencia al circular en línea recta.
Cogemos autovía y nos dirigimos a un puerto de montaña cercano. Por motor no se le pueden poner pegas, pero sí por ergonomía. El volante un poco tumbado, la ausencia de regulación en altura del asiento y de profundidad en el volante y el mullido blando de los asientos hacen que rodar muchos kilómetros seguidos pase factura.
Además la sujeción lateral de los asientos es reducida y no es un coche que marque trayectorias limpias, hay que trabajar sobre la dirección, lo que va sumando y sumando fatiga en el conductor. Las suspensiones apuestan por la comodidad, aunque resultan un poco secas en los baches y, sin embargo, permiten que la carrocería balancee bastante, así que acabamos colgándonos del volante si abordamos curvas a buen ritmo.
¿Frena bien? Lo suficiente. Las distancias de frenado no son malas pero tampoco para tirar cohetes, pero la tendencia a bloquear el eje trasero con frenos de tambor hace que nos lo pensemos dos veces antes de tocar freno con el coche un poco apoyado o sobre un firme deslizante. Sí, ya sé que no es un coche para ir de carreras, pero durante las pruebas forzamos este tipo de situaciones para simular lo que podría pasar en una situación de emergencia.
Es decir, no critico que buscando los límites no pueda meterme hasta la cocina frenando, critico que un conductor normal, en una carretera normal necesite frenar y girar fuerte para evitar una colisión y que el coche bloquee las ruedas traseras y produzca una pérdida de control. O eso mismo más leve pero con suelo mojado, simplemente típica reacción ante un despiste en una retención inesperada: volante y freno, es instintivo.
Salimos del asfalto, ya que tiene aspecto de SUV y mayor altura libre al suelo, hay que probarlo. Aquí las limitaciones son claras, no es un auténtico SUV pero puede ir más allá que cualquier turismo. En buenas manos y sabiendo pasar cada rueda por donde se debe, podemos salvar ciertos obstáculos, pero no tenemos mucha altura libre, hay muchos plásticos que romper si tocamos el suelo, los neumáticos de serie son sólo para asfalto y el 1.5 dCi no es un prodigio en baja, así que toca tirar de embrague con frecuencia.
Conclusión, ¿es una buena compra o hay alternativas mejores en el mercado? Lógicamente depende de lo que busques. Si verdaderamente vas a aprovechar esas mínimas cualidades camperas (comparado con un SUV de verdad) es lo más barato, pero a lo mejor deberías plantearte la compra de un Duster o cualquier otro SUV auténtico.
La otra forma de verlo es por la que la mayoría hace su elección, por la estética. Aquí es donde Dacia lo ha sabido hacer, porque el coche entra por los ojos y más si lo ves concienciado de que es un coche barato. La moda SUV le ha dado muchas ventas al Stepway, las de aquellos que quieren coche bonito, barato y no les importa que al abrir la puerta se vean remaches y cotes de chapa.
Pero si no vamos a entrar en campo y buscamos una compra racional el Stepway diésel es un coche caro para lo que ofrece. Sí, 14.000 euros prácticamente con todo (todo lo que puede llevar este modelo) pero si miras punto por punto verás que hay alternativas que lo superan por materiales, acabados, comodidad, ergonomía, seguridad, comportamiento dinámico, etc. y no son más caros.
¿Son menos potentes? Sí, 15 CV menos, pero hablamos de coches urbanos, coches que en la mayoría de los casos no llegan a entregar toda su potencia ni una vez en toda su vida útil. Y luego hay una segunda derivada, comprar un coche seminuevo o kilómetro cero por el precio del Sandero, pero eso ya es otra historia.
Dacia Sandero: nuestra puntuación
.4
A favor
- Habitabilidad
- Capacidad de maletero
- Estética atractiva
En contra
- Acabados
- Rumorosidad mecánica
- Tacto del cambio
- Seguridad
- Ergonomía
La popularidad del Logan ha convertido al Dacia Sandero en un superventas, el Stepway es el más coqueto de la gama por su aspecto SUV. Un segundo coche para los que practican deportes al aire libre y necesitan sólo un poco más que un turismo normal para entrar en campo o un urbano con aspecto molón y mucha habitabilidad.
No le veo más opciones, como coche único es incómodo y como urbano puro ojo que es un poco grande. Hay alternativas en el mercado más económicas y que no parecen 'inacabadas', mucho mejor rematados y con un interior más atractivo. El caso más curioso está en casa, puedes comprar un Clio diésel con un equipamiento digno y más calidad que el Sandero. Eso sí, para los que buscan algo de off-road (aunque sólo sea la estética), es la opción.
Ficha técnica
Versión probada | Stepway dCi 90 | |||
Cilindrada | 1461 cm³ | Tipo de tracción | Delantera | |
Bloque motor | 4 cilindros | Combustible | Gasoil | |
Potencia máxima (CV @ rpm) | 90 @ 3750 | Capacidad del depósito | 50 litros | |
Par máximo (Nm @ rpm) | 220 @ 1750 | Consumo urbano | 3,9 l/100 km | |
Masa en vacío | 1158 kg | Consumo extraurbano | 3,6 l/100 km | |
Velocidad máxima | 167 km/h | Consumo mixto | 3,8 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 11,8 segundos | Capacidad maletero | 320 litros | |
Transmisión | Manual, 5 velocidades | Precio | 12.630 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por Dacia. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Iván Solera
En Motorpasión | [Parte 1](https://www.motorpasion.com/pruebas-de-coches/prueba-dacia-sandero-stepway)