Una de las principales características que tienen en común todos los MINI es esa forma de rodar de forma ágil y dinámica, con una dirección muy precisa e inmediata y unas suspensiones y puesta a punto del chasis acorde con esa agilidad.
En el MINI Cooper S Roadster todas estas características parecen haberse multiplicado exponencialmente y os aseguro que conducirlo puede llegar a enganchar. Cuando lo recogí era un poco escéptico sobre las sensaciones que este coche me iba a ofrecer.
Hoy que ya lo he devuelto lo añoro, añoro ese ímpetu que tiene al acelerar desde abajo, añoro ese empujón que pega cuando el turbo entra en acción al mismo tiempo que el sonido del motor se hace más patente. Añoro por tanto al MINI Cooper S Roadster y sus dosis infinitas de diversión al volante.
Con 184 caballos de potencia y 1.205 kilos de peso, está claro que las prestaciones del pequeño roadster anglo alemán no iban a defraudar. Acelera de 0 a 100 en 7 segundos para las versiones con caja de cambios manual de seis marchas.
Por desgracia la unidad de pruebas llevaba la automática Steptronic con levas en el volante, una opción que cuesta 1.627 euros más y que ensombrece un poco las prestaciones del coche debido a su comportamiento un tanto perezoso a bajas revoluciones y poco preciso a la hora de atender las órdenes que le damos con el acelerador.
Por ello la acleración de 0 a 100 km/h era dos décimas más lenta hasta quedarse en 7,2 segundos, un tiempo de todas formas bastante bueno para un coche de su tamaño.
No es una cifra que nos haga echarnos las manos a la cabeza, pero tampoco lo necesita. Las sensaciones que ofrece el MINI Roadster Cooper S son tan buenas que hacen que las cifras se queden simplemente en eso, en cifras.
Acelerando desde abajo, el motor entrega la potencia de forma casi inmediata. Con solo pisar el acelerador hasta la mitad del recorrido del pedal, tendrás una respuesta contundente vayas en la marcha que vayas. Si pisas a fondo, el cambio de forma un tanto perezosa se encarga de bajar un par de marchas y que salgas hacia delante con fuerza.
Si llevas el botón Sport pulsado, estas reacciones ganan en inmediatez considerablemente, haciendo que la conducción del Roadster sea pura diversión. Por poner una similitud, es como cuando vas a los karts. Siempre tienes ganas de repetir.
La velocidad máxima para la versión con caja manual es de 227 km/h, mientras que la automática se queda en 222 km/h. Es un ritmo más que suficiente para rodar alegre por autopista, incluso para dejar en ridículo a algún que otro coche de alto nivel en las Autobahn alemanas.
Pero el MINI Cooper S Roadster no es un coche pensado para las autopistas y los grandes viajes. Es sin duda uno de los coches más ágiles para moverse entre el tráfico urbano. Esa precisión en los movimientos hacen de él un rival a batir en la batalla diaria del asfalto, de los tramos entre semáforos.
¿Un coche de 29.500 euros para usar solo por ciudad? No no, para nada. Como comentaba el MINI Roadster Cooper S es un coche perfecto para el tráfico urbano, práctico y ágil. Pero también es un coche perfecto para escapadas de fin de semana, sobre todo si lo que quieres es alcanzar tu destino disfrutando de la conducción.
En carreteras de curvas, esa agilidad y precisión de la que hace gala en todo momento le convierten en uno de los coches más divertidos de conducir de cuantos he llevado en los últimos tiempos, y eso teniendo en cuenta el nivel de coches que he llevado, es situarlo en un escalón muy alto.
Cuando el asfalto es bueno y se avecinan curvas, es una gozada concentrarse, situar las manos bien en el volante y encarar una curva tras otra con alegría. Aunque su comportamiento es un tanto “cabezón” y tiene una leve tendencia a irse de morro cuando entras muy rápido en las curvas, lo cierto es que jugando con los pesos y haciendo los movimientos precisos puede ser un arma de lo más efectiva en carretera.
Gracias a su escaso peso, puedes apurar mucho las frenadas y eso es algo que se agradece. Por hacer una comparación me ha recordado más a un Lotus Elise que a un BMW Serie 1 en ese sentido. Además notas que el centro de gravedad está muy bajo y literalmente sientes en todo momento las imperfecciones de la carretera.
Eso te da un feeling y una confianza que son una de las claves principales para disfrutar de él al volante. Los 184 caballos de potencia los entrega muy arriba, a 5.500 RPM. Pero eso no importa cuando a partir de 1.730 RPM y hasta las 4.500 RPM tienes disponibles 260 Nm de par que te empujan hacia delante sin descanso.
Disfrutar a cielo abierto
Como en todos los roadster, como realmente se disfruta de ellos es cuando el tiempo acompaña y el techo se puede esconder en la trasera. El MINI Cooper S Roadster ofrece en ese sentido sensaciones únicas.
Al ser un coche de tracción delantera, poco tiene que ver con otros roadsters que he probado hasta el momento, como los BMW Z4, Mazda MX-5 o Mercedes SLK. Por comportamiento me ha recordado más al Audi TT Roadster, uno de sus principales rivales en su versión 1.8 TFSI de 160 CV y también con tracción delantera.
A este último le gana en casi todos los sentidos, ya que el MINI es más rápido en aceleración y tiene más genio cuando le aprietas. El Audi en cambio es más noble y progresivo. Mientras el de los cuatro aros es un coche pensado para pasear por la ciudad, el MINI te pide guerra y escaparte a una carretera de curvas a sacar lo mejor de él.
Y lo mejor de él llega cuando, con la capota escondida, empiezas a sentir el viento en tu cabeza y el sonido ronco del motor en tus oídos. Esto unido al comportamiento que he descrito antes, hace que la conducción del pequeño biplaza sea una experienca para los sentidos.
Cuando ruedas descapotado a ritmo alto es recomendable colocar el deflector de aire opcional que se sitúa entre ambos arcos de seguridad siempre que pagues los 201 euros que cuesta. Solo así conseguirás evitar que las turbulencias despeinen tu pelo y que el viento te deje concentrarte en la conducción.
Para tallas MINI
En este sentido, no me gustó que la posición más baja del asiento, unido a un arco de parabrisas 13 grados más inclinado que en el MINI Cabrio, hacen que la cabeza de un conductor de talla media como yo con 1,76 metros quede en el límite de lo aceptable para que tu frente no comience a recibir mosquitos.
Un conductor de estatura alta por tanto deberá adoptar una posición de conducción poco ergonómica si no quiere asomar la cabeza por encima del marco del parabrisas. Tal vez esa sea una nueva forma de disfrutar de la conducción, como si estuvieses al volante de un Ariel Atom.
Por lo demás, cuando el tiempo no acompaña y te ves obligado a llevar la capota cerrada, esta tiene un aislamiento acústico bastante bueno, y aunque se nota alguna turbulencia, todo entra dentro de lo esperado en un coche de estas características.
Continuará…
En Motorpasión | MINI Cooper S Roadster, prueba (exterior e interior)