Hay coches que se compran con la razón y otros que se compran con el corazón. Un ejemplo de lo segundo lo encontramos en el que hoy nos ocupa, el MINI Cooper S Cabrio, un pequeño descapotable de menos de 4 metros de largo, 192 caballos de potencia y un precio de 35.750 euros que además de un bonito capricho, es también divertidísimo de conducir.
Las creaciones de MINI han tenido desde su renacimiento en manos del Grupo BMW en el año 2002 una personalidad y un carácter tan marcado que les han permitido ser coches diferentes, únicos y originales que se salen de lo común, de lo standard.
Hoy hemos querido ponernos al volante de una de las versiones más especiales, el MINI Cooper S Cabrio con caja de cambios automática de 7 velocidades. Se trata de la versión más potente y prestacional del MINI Cabrio: 192 caballos, 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y una velocidad máxima de 230 km/h son sus cifras, pero por encima de ellas están las sensaciones únicas que sigue transmitiendo este coche.
Fiel a la reedición moderna
Cuando llegué a recoger el MINI Cooper S Cabrio a la sede de la marca en España, y mientras esperaba a que me entregasen el coche, recordaba la primera vez que probé un MINI moderno.
Era un Cooper a secas con la carrocería pintada en rojo y con el techo y espejos retrovisores en color blanco. Popularmente se les llamó los “Coca-Cola” y rompieron moldes en nuestras calles con su peculiar diseño, fresco y novedoso. Un éxito desde su lanzamiento.
De repente, aparece delante el coche que veis en las fotos. “Sigue siendo el mismo coche”, pienso para mí aunque evidentemente han pasado más de 15 años y tres generaciones de este exitoso modelo desde aquel primer MINI by BMW.
La evolución del MINI ha existido, pero ha sabido mantenerse perfectamente fiel al concepto original, mejorándolo en muchos aspectos y haciendo que hoy en día siga siendo un coche fresco como lo era en 2002, una tarea no precisamente sencilla ya que han sido muchos los competidores que han copiado la fórmula del éxito.
Mide sólo 3,85 metros de largo, cotas de coche urbano en el cual la posición de las ruedas, situadas casi en los vértices de su redondeada carrocería, son una de sus principales características.
El año pasado el MINI de la actual generación recibió una puesta al día, la cual bajo mi punto de vista, es más que acertada, ya que se refuerza su personalidad con pequeños detalles y se mejoran elementos que atañen a la mecánica y a la dotación tecnológica del coche.
Un diseño más 'british'
En pleno proceso del Brexit, el MINI de tercera generación podríamos decir que es una oda al patriotismo del que siempre han hecho gala los británicos, aunque en este caso lo hacen bajo batuta alemana.
Los cambios aplicados en esta puesta al día a nivel visual son sutiles. Has de fijarte mucho para adivinar que ahora las ópticas traseras de LED dibujan las líneas de la Union Jack, la bandera de Reino Unido. Puede parecer una chorrada o un detalle insignificante, pero os aseguro que de noche lucen espectaculares.
Las ópticas delanteras también cambian ligeramente, y lo hacen no solo por motivo estético, sino porque ahora pueden llevar la avanzada tecnología Matrix LED para su uso en carretera. Los anillos LED que recorren su perfil en función de luz diurna son lo más destacado a simple vista.
En comunicación con la cámara situada en la parte delantera, las Matrix LED tienen la capacidad de iluminar selectivamente distintas zonas del trayecto para asegurar que no deslumbran al resto de usuarios de la vía, y al mismo tiempo dar al conductor una visión del camino mucho mejor y más clara, lo cual redunda en una mayor comodidad y seguridad.
MINI dice que también ha renovado el logotipo de la marca, aunque si cuesta darse cuenta de que las luces traseras son distintas, apreciar las diferencias entre este logo y el anterior es casi imposible. Eso sí, ahora lo puede proyectar en el suelo cuando lo abres. Lo hace desde un proyector situado en el espejo retrovisor del lado del conductor. Orgullo de marca.
Las llantas que lucía la unidad de pruebas son opcionales y de 18 pulgadas. Hay que pagar por ellas 1.300 euros de sobreprecio, pero le sientan realmente bien. Aparte de estos detalles, ahora la moldura situada sobre la aleta delantera se puede personalizar con el diseño que queramos. La imprimen en 3D y podríamos ponerle nuestro nombre o Motorpasión, por poner dos ejemplos.
Union Jack también en la capota de lona
El MINI Cabrio no ha cambiado un ápice su arquitectura desde la primera generación. Sigue siendo el único coche urbano de 4 plazas con carrocería descapotable.
Recurre a una capota de lona, que cuenta con varias posiciones. Puede estar abierta solamente la parte superior de la cabeza de los ocupantes, que se recoge hacia atrás haciendo función de techo panorámico.
También puede abrirse por completo, y entonces la capota y los largueros que la sustentan se pliegan justo detrás de los reposacabezas de los asientos posteriores, dejando a la vista los arcos que protegen en caso de vuelco y sin restar espacio al ya de por sí pequeño maletero de 215 litros.
Como novedad ahora, y tal y como lucía la unidad de pruebas, por 850 euros puedes elegir que de forma opcional la capota negra lleve insinuada en trazos grises la Union Jack, en una oda más al orgullo británico que desprende la marca en cada elemento.
¿Acaso no llevaban muchos MINI 3 puertas la bandera de Reino Unido en el techo cuando salieron al mercado? Pues lo mismo se puede hacer ahora con el Cabrio.
Un interior único y personalizable
Si el exterior del MINI es fácilmente identificable, el interior no se queda atrás. El MINI Cooper S Cabrio tiene cuatro plazas, aunque las dos posteriores son muy justas y tienen el respaldo muy vertical, lo cual las limita a la hora de hacer vida a bordo.
Todos los mandos del MINI tienen un tacto especial, sigue dando sensación de coche Premium. La disposición de los botones es única, diferente, e incluso el mando iDrive situado entre ambos asientos, ha variado lo suficiente para que no parezca igual que el de los BMW.
La calidad general del conjunto es muy alta, no solo por unos acabados dignos de un coche de su precio, sino porque también recurre a materiales de tacto agradable y plásticos blandos que se combinan con cosas tan características como las luces LED que dan vidilla al habitáculo.
Hoy en día, con la popularización de los sistemas de luces LED, son muchos los coches que ofrecen cambiar los colores del interior con solo pulsar un botón. En el caso del MINI, fue pionero en esto hace ya unos cuantos años, y la novedad ahora es que si mantienes pulsado el botón de cambio de color unos segundos, comienza a cambiar de uno a otro en bucle, como si fuese una discoteca. ¿Sirve para algo? Sí, para seguir haciendo el MINI especial y de paso, sorprender a los pasajeros.
En marcha con la 'pelotilla'
El MINI se pone en marcha pulsando una palanca de color rojo situada en pleno cuadro de mandos en la parte inferior de la consola central. Siempre ha sido así, y siempre debería ser así.
El motor de esta versión es un 4 cilindros en línea TwinPower Turbo que desarrolla 192 caballos de potencia y 280 Nm de par. Es un motor enérgico y salvando las versiones John Cooper Works, el más potente de la gama.
Desde el primer momento el sonido del motor se hace notar. Sus ruidos y vibraciones se cuelan en el habitáculo y hacen que apetezca conducirlo. Es así a propósito. Nadie se compra un pequeño descapotable de 192 caballos para ir en una burbuja aislado, aquí lo que se busca son las sensaciones, y los ruidos transmiten sensaciones.
Circular por ciudad con el MINI Cooper S es hacerlo saliendo de lo habitual en la mayor parte de coches. Sigue siendo un modelo que atrae muchas miradas, especialmente entre el público femenino. Gusta y eso se nota.
Se percibe que ha cambiado el carácter del coche gracias a una de las novedades que ahora incorpora este modelo. Me refiero a la caja de cambios Steptronic de 7 marchas con doble embrague, que opcionalmente en el Cooper S puede llevar un modo Sport.
La nueva caja de cambios hace que el coche tenga un tacto en general más equilibrado. Acelera mejor, con unos saltos menos marcados entre una marcha y otra, lo cual también redunda en una reducción de los tiempos y una mayor eficiencia.
Hace 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y también consigue que los consumos se reduzcan considerablemente respecto a la anterior caja, homologando ahora un consumo urbano de 6,7 l/100 km. Aunque no es bajo, ya no es un tema crítico como lo era en anteriores ediciones del Cooper S.
Lo único que no me termina de convencer, es la forma del mando selector, que aunque es distinto al de sus homólogos de BMW, no parece encajar muy bien con un interior cuidado hasta el más mínimo detalle. ¿Si fuese más MINI tal vez?
Conexión única entre coche, conductor y carretera
El MINI, con su puesta a punto directa, dura, precisa, sigue teniendo ese tacto de kart que tanto gusta a quien lo conduce. Es un coche que desde que te pones a los mandos, hace que el conductor esté conduciendo.
Puede parecer otra tontería, pero no lo es. Aquí todo se siente, no es un coche filtrado, y eso se agradece en los tiempos que corren en los que la mayor parte de los coches no conectan debidamente al conductor con el entorno.
Lo noto algo menos tosco que antes, especialmente en ciudad donde parece absorber un poco mejor los baches y ofrecer un tacto de suspensiones más suave, que redunda en un mayor confort de marcha.
Pero la realidad es que el MINI ya no pretende ser un coche de uso exclusivamente urbano, de ahí que ahora incorpore cosas como el control de velocidad de crucero adaptativo o las luces de carretera Matrix LED adaptativas.
Por eso también incorpora suspensión de dureza variable, que cambia su tarado dependiendo del modo de conducción seleccionado de los tres disponibles: Eco, normal y Sport.
En carretera y a alta velocidad, se nota que ha ganado aplomo respecto a otros MINI que he probado antes. El coche va más asentado y tiene sentido, porque también es más grande con esos 10 centímetros más de largo respecto a un MINI de segunda generación. Permite viajar en carretera por motor, por caja de cambios (la séptima marcha ayuda a llevar cruceros desahogados y bajar consumos) y por chasis y suspensiones, pero has de hacerlo con una capota que no está pensada para aislar el habitáculo, sino simplemente para proteger a los ocupantes.
La sonoridad interior es alta, se cuelan muchos ruidos aerodinámicos y eso penaliza el confort en un coche que, bajo mi punto de vista, no tiene esto de viajar como su principal cometido.
Es sin duda en una carretera de curvas con un bonito atardecer donde más se disfruta el MINI Cooper S Cabrio. Y para disfrutarlo al máximo, has de abrir el techo completamente, la cual por cierto no es una maniobra rápida, ya que lleva 18 segundos hacerlo y se puede abrir completamente siempre y cuando circules a menos de 30 km/h.
Ahí, y con el modo Sport seleccionado, el MINI Cooper S saca a relucir su mejor cara. El motor corre mucho desde abajo y ya no incita tanto a llevarlo hasta arriba como el anterior 1.6 THP desarrollado conjuntamente con PSA.
Este ofrece 280 Nm de par desde solo 1.350 RPM y eso, junto a la nueva caja de cambios de 7 velocidades mejor escalonada, hace que siempre tengas respuesta. Así, salir de las curvas lentas dando gas y ganando velocidad se convierte en coser y cantar a la melodía de unos escapes que siguen ofreciendo un sonido muy emocional.
Y emocional es también cuando hay que detener el coche, bajar dos marchas y entrar en una curva. Lo hace con una potencia de frenada más que aceptable a pesar de que el MINI Cabrio ya no es tan ligero con sus 1.390 kilos de peso.
Lo acompaña con reducciones de marchas completamente instantáneas, que se pueden ejecutar desde las levas del cambio fijas en la parte posterior del volante. Por cada marcha que bajas, el escape te regala una serie de gorgoteos y petardeos absolutamente adictivos.
MINI Cooper S Cabrio: nuestra puntuación
.7
A favor
- Personalidad
- DIseño fresco
- Comportamiento dinámico
- Emocionalidad
En contra
- Precio base alto
- Maletero escaso
- Capacidad del depósito justa
- Consumos en deporitva
Como decíamos al principio de la prueba, la del MINI Cooper S Cabrio es una compra puramente pasional. El que piense en este coche, tal vez lo esté haciendo también en un Mazda MX-5, un Fiat 124 Spider o un Abarth 695 Cabrio.
El MINI Cooper S Cabrio de tercera generación es más coche en todos los sentidos, pero ha sabido mantener ese punto de emocionalidad y carácter que lo han hecho tan especial desde su nacimiento. Si encaja con tus necesidades y puedes permitírtelo, te aseguro que cada día con él será especial.
Ficha técnica
Versión probada | Automática | |||
Cilindrada | 1.998 cm³ | Tipo de tracción | Delantera | |
Bloque motor | 4 cilindros en línea TwinPower Turbo | Combustible | Gasolina | |
Potencia (CV @ rpm) | 192 @ 5.000 | Capacidad del depósito | 44 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 280 @ 1.350 - 4.600 | Consumo urbano | 6,7 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.390 kg | Consumo extraurbano | 5,1 l/100 km | |
Velocidad máxima | 230 km/h | Consumo combinado | 5,7 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 7,1 segundos | Capacidad maletero | 215 litros | |
Transmisión | Steptronic Sport 7 velocidades | Precio | 35.750 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por MINI. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Héctor Ares