Puestos a probar el Mini Cooper lo suyo es en gasolina, ¿no? Saca 10 CV a su homólogo diesel y aunque no lo aplasta precisamente, sí parece la opción más razonable para quien no haga muchos kilómetros. A fin de cuentas el petrolero (Cooper D) solo cuesta 1.000 euros más, y no es lo mismo gastar 3,8 l/100 km que 5,4 l/100 km.
El Cooper es para quemaíllos, no es tan radical como el Cooper S o el JCW (ver prueba, y tampoco resulta tan limitado como los One. Sus 122 CV, aunque no lo convierten en ningún misil, sí sobran para divertirse conduciendo. No todo es correr, la conducción es algo más que mantener la línea recta en una autopista jugándose los puntos.
El motor 1.6 de 122 CV viene de la joint-venture de BMW con PSA, se coloca transversalmente, los BMW no lo montan, solo los Mini. El 1.6 D de 112 CV ya es un desarrollo hecho por completo por BMW y podemos considerarlo como un propulsor diferente al eterno 1.6 HDi de 109-112 CV. Conozcámoslo:
Conducción y dinámica
Con este motor, tenemos 163 Nm de fuerza a 4.250 revoluciones. Es el más potente de la gama con motor atmosférico, entrega los 122 CV a 6.000 RPM. Animan a unos 1.100 kg de coche (dependiendo del método de medición), por lo que la relación peso/potencia es interesante por lo menos.
De 0 a 100 km/h para el cronómetro en 9,1 segundos, el kilómetro lo despacha en 30,3 segundos. Los datos oficiales de las recuperaciones 80-120 km/h son los siguientes: 9,6 s (4ª), 12,1 s (5ª) y 14,3 s (6ª). Se conforma con 5,4 l/100 km en ciclo homologado NEDC, aunque evidentemente eso en la vida real es un poco superior.
Este motor vino para reemplazar al motor 1.6 de 116 CV de origen BMW que tenía la generación anterior, el peor motor de la casa alemana que ha pasado por mis manos (también lo he padecido en el primer 116i). Este tiene más nervio gracias a la apertura variable de válvulas en admisión y escape, aunque el sonido no me parece muy bonito que digamos.
El motor no suena muy bien, pero el escape lo compensa, un sonido metálico, con sus gorgoteos, y ronco. Quien busque un utilitario silencioso quedará decepcionado en el acto. Es un coche que hace ruido, sin pasarse, y que incita a que le vayamos machacando el acelerador: puede pasarle hasta una templada conductora nóvel.
Cierto es que con las mejoras de EfficientDynamics el coche puede tener un consumo muy moderado, he llegado a bajarlo de 6 l/100 km sin grandes complicaciones. Pero claro, para eso tenemos que colaborar. Ceñirse a los cambios recomendados de marcha y no pasar el motor de 3.000 RPM no es tan entretenido.
Lo más normal, es que apuremos bastante las marchas cortas. El comportamiento tipo kart incita a pisarle, aunque luego no desarrollemos una velocidad excesivamente peligrosa. Con mucha recta y paciencia llega a velocidades penales (203 km/h), pero esto no lo he probado. Me creo la ficha técnica y le tengo aprecio a mis 15 puntos de carné.
Conducir un Mini es algo especial, ya lo era en los 50 y lo sigue siendo hoy. Posiblemente es el mejor coche del segmento en cuanto a sensaciones de conducción. En mi opinión, el Alfa Mito (ver prueba dinámica) se le acerca bastante, y el MultiAir de 140 CV es con diferencia mejor motor, pero la suspensión trasera no va igual.
Todo Mini tiene suspensión independiente a las cuatro ruedas, y diría que la mayoría de los conductores que lo llevan a diario no lo saben. Con esta potencia, es muy dócil, y se puede buscar el límite de forma razonable. Si nos pasamos de la raya, podremos notar algún que otro conato de sobreviraje que da más gozo que congoja.
Un conductor experimentado y prudente puede pasárselo muy bien con el Cooper. Un novato que vaya de piloto puede tener un buen susto como pretenda sacarle todo su jugo, para practicar mejor las versiones de menor potencia. Tampoco es subvirador a menos que apuremos mucho el paso por curva, especialmente a la entrada.
Al ser atmosférico, es muy progresivo, pero habiendo ya motores turboalimentados que dan casi la misma suavidad, no lo defenderé a muerte. Empieza a ser muy interesante pasadas las 3.000 RPM, aunque en las cercanías del corte de inyección ya no es tan agradable.
El tacto de la dirección, pedales, cambio… ya dije que era duro, pero le sienta genial en carreteras de curvas. Este no es un utilitario normal y corriente, quien quiera eso, que se mire un One o que se vaya a otra marca mejor. Hasta al Audi A1 (ver prueba dinámica) le puede sacar los colores, el de los aros me recordó demasiado al Polo.
Solo hay 2,4 vueltas entre topes de volante, es muy directo y sin una suavidad excesiva que degrade las sensaciones, aunque hablemos de una dirección asistida electromecánica. La deportividad está hasta en los detalles menos evidentes: el conductor apoya las piernas en zonas blandas cuando el coche soporta grandes aceleraciones laterales.
En las reducciones a segunda, no me ha parecido tan fácil confundirme con el pasillo de la marcha atrás como pasa por ejemplo en sus hermanos mayores BMW. Es más, la palanca tiene un guiado bastante preciso y sin un tacto excesivamente mecánico.
Cuesta soltar la palanca de cambios con la diestra. Como me lea mi profesor de autoescuela… No obstante, tiene la pega de que no tiene seguro de marcha atrás, ni de gatillo, ni presionando la palanca. Como alternativa tiene una versión automática con levas, menos rápido y un poco más gastón.
Este coche tiene parada y arranque automáticos de motor, el Stop&Start, pero funciona bastante bien. No hay que pisar el embrague hasta el fondo para despertar al motor, de hecho reacciona al empezar a pisar dicho pedal, y eso es ganar centésimas de segundo de cara a un arranque vivo sin calarlo.
El sonido al ralentí no es tampoco para tirar cohetes, así que la privación sonora tampoco hará que nos rasguemos las vestiduras. Si somos tecnófobos, estamos en un atasco salvaje o nos gusta contaminar por contaminar, podemos desconectarlo. Para todo lo demás, Mastercard mejor dejarlo encendido. El coche sabe cuándo arrancar y cuándo parar solito.
Menos mal que el velocímetro está duplicado, y se ve tanto de forma analógica en el centro, como en forma digital encima del eje del volante. Podemos configurar una alerta de velocidad si vemos que el pie derecho nos pesa más de la cuenta o somos poco dados a leer los instrumentos.
También está duplicada la información del ordenador en dos pantallas. A lo largo de la prueba, sin haber buscado la conducción más eficiente posible, me quedé en 7,3 l/100 km, una cifra muy razonable. La reserva me “castigó” a los 500 kilómetros (aprox), con gasolina para otros 79 kilómetros.
La media del ordenador me cuadra con los consumos que de media tiene este coche en Spritmonitor. Pisándole menos, como digo, se pueden hacer menos de 6 l/100 km. Pisándole mucho, será complicado pasar de 10 l/100 km, algo que al Cooper S no le costaría ningún esfuerzo superar dándole caña.
Los frenos son los mismos que tiene el Mini One, discos ventilados de 280 mm delante y discos macizos de 259 mm detrás. Me han parecido más que suficientes para el planteamiento del coche. El Cooper S sí lleva unos frenos más gordos en el eje delantero, pero los traseros son iguales.
El depósito de gasolina es Mini también, son 40 litros y habrá que parar a repostar con cierta frecuencia, sin que sea ruinoso llenarlo. Lo normal en el segmento B es tener 45 litros o un poquito más. ¿Y qué hay de las ruedas? Recordad que la prueba está hecha con 17 pulgadas.
De serie, cualquier Cooper nos viene con 175/65 R15, va más cerquita del Mini clásico. Para quien vaya a darle zapatilla al coche de vez en cuando, le merecerá la pena tener neumáticos más anchos y con menos perfil para sufrir menos deriva. En cuanto a la suspensión deportiva, depende de lo sensible que sea nuestro culo trasero, eso va según gustos.
Este coche es sinónimo de diversión, y como ya he dicho, no hay que ir deprisa para pasarlo bien. Basta con que vayamos enlazando una curva tras otra, jugando con el cambio, el punta tacón y estirando las marchas cortas. No hace falta más. A más de uno le sabrá a poco y tendrá que irse al Cooper S, pero para eso hay que tener ahorros o un buen sueldo.
No digo que no tenga defectos. El motor atmosférico no va fino si vamos muy bajos de vueltas, no conviene bajar nunca de 1.500 RPM, y para que nos entregue fuerza hay que subirlo de régimen. Nada nuevo bajo el sol. Preferiría tener un motor con menos cilindrada y con turbo, ya sabéis de qué pie cojeo… pero por lo demás, cumple.
En Motorpasión | Mini Cooper, prueba (exterior e interior, "equipamiento y seguridad":https://www.motorpasion.com/pruebas-de-coches/mini-cooper-prueba-parte-3)