Esta semana toca un todocamino, el Mazda CX-7. Nos encontramos ante la renovación de un modelo que ha tenido un éxito más bien discreto en nuestro continente, pero que con los cambios que trae el actual, tiene más atractivo para el cliente europeo y la marca lo está notando en su cuenta de resultados.
Es un SUV, un todocamino, está más cerca de un turismo que de un todoterreno en prácticamente todos los sentidos. Si queremos algo más 4×4 dentro de la gama, nuestra elección debería ser Mazda BT-50, y algo más turismo ya es un Mazda6. Es por tanto un sano término medio entre ambos modelos.
Aunque no sea demasiado evidente, el CX-7 tiene algunos cambios respecto al modelo inicial, que iré explicando con detalle. Se ha mejorado su presencial, equipamiento, detalles de calidad… y algo fundamental para Europa: un motor diesel, que además es más limpio de lo que cabe esperar, y eso también tiene explicación.
Exterior del Mazda CX-7
El CX-7 es un SUV de tamaño medio, que mide 4,7 metros de largo, 2,05 metros de ancho y casi 1,65 metros de alto. Tiene un ángulo de ataque regular (17,3-18,5º) y uno de salida muy bueno (22,7-24,7º). Curiosamente, el gasolina tiene los mejores ángulos. El dato del ángulo ventral no se ha suministrado.
Su altura libre le permite soltura cuando se abandona la carretera, hay 208 mm entre el suelo y el chasis, que va sin carenar y completamente desprotegido. De hecho, al vano motor le entra de todo como se aborde un charco o barro a poca velocidad. Las salpicaduras le llegaron al mío hasta la culata.
Tiene dos dimensiones de neumáticos, 235/60 R18 y 235/55 R19. La segunda dimensión es para los Luxury, como esta unidad de pruebas. Las gomas calzadas son Bridgestone Dueler H/P, neumáticos mixtos pero fundamentalmente orientados a la carretera, algo mejorable a mi modo de ver si se quiere salir de carretera.
A todo esto, ¿qué cambia respecto al modelo inicial? Los paragolpes y grupos ópticos son diferentes, encontramos más piezas cromadas y unos faros antiniebla de nuevo diseño. El alerón trasero es más grande en la versión Active+ (no es el caso de mi unidad) y los diseños de las llantas son más modernos.
Las versiones Active y Active+ son un poco más adecuadas fuera de asfalto ya que los neumáticos son de un perfil superior, pero con 18 pulgadas ya os adelanto que tiene prestaciones 4×4 muy modestas. Por otra parte, los Luxury son los más caros y con diferencia, aunque se justifica la subida por equipamiento.
Con las llantas de 19 pulgadas no he tenido ningún problema haciendo aparcamiento “creativo”, cuando me he tenido que subir a la acera para calzarlo en un hueco que de otra forma no era aprovechable por culpa de la doble fila. En la segunda parte veremos más en detalle estos aspectos.
Interior del Mazda CX-7
No es demasiado grande por dentro a pesar de su tamaño. Empezando por el habitáculo, tiene cinco plazas en cualquier caso y no son excesivamente amplias, pero no percibo que le falte espacio. Muchas berlinas de su longitud pueden ofrecer cotas muy similares al CX-7 sin necesidad de correr.
La quinta plaza (central) es incómoda, para variar, como en la mayoría de coches del mercado que no son monovolúmenes familiares, gracias a la mesita abatible de turno. El cinturón para esta plaza está escondido en el techo y hay que desplegarlo. No se desabrocha con facilidad en uno de sus dos anclajes.
Está muy bien para cuatro adultos. Para el conductor es muy atractivo, se sentirá a los mandos de una berlina pero un poco más elevado respecto al suelo. Esa altura, junto a la cuidada insonorización y aislamiento, convierten al CX-7 en un vehículo muy cómodo y hasta silencioso, incluso en la versión diesel.
Ahora el volante es más moderno y con más funciones integradas en los botones, como la manipulación del navegador, que solo puede hacerse de esta manera, el copiloto no puede tocar nada. Todos los mandos de la consola central son para la climatización y el sistema de sonido del coche.
También son diferentes en este modelo la pantalla del navegador, el diseño del tablero de instrumentos, mandos y salidas de aire. El ordenador de a bordo, un poco escaso de información, se alterna con el climatizador y navegador, no coexisten las informaciones a la vez. Además tiene una pantalla monocromo roja.
La tapa del cofre central está hecha en uretano de “alta resistencia” según Mazda. Los materiales de los guarnecidos, salpicadero y reposabrazos de todas las puertas son de más calidad que antes. Es más silencioso que el primer CX-7 gracias a una mejora del sistema de absorción de ruidos.
La postura del conductor me ha gustado mucho, con todos los mandos a mano. Los que tenemos a la izquierda, parcialmente tapados por el volante, no hay que tocarlos en marcha. Tanta simpleza tiene sus pegas, bueno, el coche en sí: no se puede alterar para nada el comportamiento del sistema 4×4.
Solo con el volante se puede manipular el teléfono Bluetooth, navegador, ordenador de a bordo y el control de crucero. Mediante órdenes vocales se pueden manipular muchas funciones, requiere aprendizaje pero cuando se le coge el tranquillo es realmente útil y ayuda a mirar lo que realmente importa: la carretera.
No veo casi nada reprochable en el acabado del coche, desprende calidad por todas partes y eso que no hablamos de un modelo Premium. Si nos ponemos muy quisquillosos, parece que la zona de los pedales se ha quedado sin terminar y que faltaba algo de aislante. De todas formas, esta zona no es glamurosa en casi ningún coche.
Si activamos los asientos calefactados (depende de la versión), o lo hacemos al tacto o nos veremos obligados a retirar la vista de la carretera. No costaba nada integrarlos bajo los mandos del climatizador, ¡si hay sitio! Hablando de sitio… los huecos de las puertas son muy justos delante y detrás.
Si no viajan cinco personas se pueden utilizar en la parte trasera dos posavasos abatiendo la mesita plegable, y en la parte delantera hay otros dos posavasos en la consola central, cerca del freno de mano, y no es una posición muy cómoda. Podría ser peor: SEAT León. En total, dispone de seis huecos para bebidas pequeñas.
El cofre central está bien resuelto porque permite mucha flexibilidad a la hora de colocar cosas. La guantera tiene una capacidad muy buena incluso con toda la documentación e instrucciones, bastante completas por cierto. Antes de seguir, fallo gordo: los seguros infantiles son a la vieja usanza.
Si abatimos los asientos traseros casi obtenemos un piso de carga plano, tiene algo de inclinación pero no se forma un escalón. Se pueden abatir los asientos bien desde la parte trasera o desde el mismo maletero con sendas argollas dispuestas a los lados. El equipaje se puede cubrir con una cortinilla.
Sus 455 litros de capacidad no van a sorprender a nadie, no es un maletero grande para este segmento. Si vamos a transportar algo sucio, el fondo del maletero es reversible, con un material impermeable que luego se podrá lavar. Si contamos hasta la línea de la cintura, abatiendo los asientos tiene 774 litros de capacidad.
En cambio, si consideramos todo como espacio útil, en plan furgoneta, son 1.348 litros en total. Hay 788 mm del piso del maletero al techo, y la anchura máxima es de 1.362 mm. Finalizo esta parte aportando el dato de altura del portón, desplegado alcanza casi 1,9 metros de altura, a tener en cuenta en espacios cerrados.
En Motorpasión | Mazda CX-7 2.2 CRTD - "Parte 2":https://www.motorpasion.com/pruebas/mazda-cx-7-22-crtd-prueba-parte-2, "Parte 3":https://www.motorpasion.com/pruebas/mazda-cx-7-22-crtd-prueba-parte-3 y "Parte 4":https://www.motorpasion.com/pruebas/mazda-cx-7-22-crtd-prueba-parte-4