Ayer os expliqué en detalle los motores, versiones y precios, hoy toca hablar de su conducción. Los dos KIA Rio que conduje, a pesar de tener diferente motor, montaban las mismas llantas de aleación de 17 pulgadas (las de la foto de arriba) y neumáticos Continental SportContact de ancho 205 (y perfil 45). Salvo las prestaciones del motor, no noté diferencia alguna en el tacto de la dirección, pedales y cambio, ni en el comportamiento del tren de rodaje.
La dirección asistida es eléctrica. Tiene 2,8 vueltas de volante entre topes. Para mi gusto es demasiado asistida (pero esto es algo que he visto en varios modelos ya, y parece que es la tónica general). La ventaja es que maniobrar en parado es muy cómodo y descansado.
La desventaja es que a alta velocidad me resultó blanda y hasta en algún momento un poquito imprecisa, además de que no me transmitía tanto contacto con el firme como me gustaría. En un par de pruebas de frenado intenso que realicé, incluso se produjo una ligera deriva de la trayectoria.
Pero no lo achaco a un problema de tren de rodaje, sino de asistencia. El volante va tan blandito que, o lo sujetas muy firmemente, o se te va a ir unos grados hacia aquí o hacia allá sin querer. Aún así, su tacto me resultó muy similar al de por ejemplo el Renault Clio III restyling y entiendo que a muchos conductores tanta asistencia no les desagrade, sino todo lo contrario.
En cambio del tacto de los pedales no puedo poner pega alguna. Los tres son suaves y cómodos. El embrague es muy blandito, así que meter marcha tras marcha no acabará con tu pierna izquierda machacada. El acelerador arranca desde el suelo, y se nota sin problemas la pequeña resistencia entre el tramo de bajo consumo y el de alto consumo.
Los frenos me dejaron buena sensación. El pedal del freno es suave y muy progresivo. Permite regular la frenada muy fácilmente, tanto con una frenada muy suave, como con una muy intensa. El nuevo KIA Rio equipa frenos de disco a las cuatro ruedas, y se percibe que frena con decisión.
El cambio de marchas (caja manual de seis velocidades) también me satisfizo. La palanca de cambio se mueve por la “H” con suavidad, precisión y rapidez. Se nota también firme, y resulta agradable de utilizar. Si tengo que ponerle una pega, muy muy leve, es que en la inserción de algunas marchas de oye un pequeño “plack” (hay a quien ese sonido, de caja robusta, le gusta, así que es cuestión más subjetiva). El Rio tiene un tacto general bastante refinado, parece un coche más grande. Casi un compacto.
Por cierto, la visión a través de la luneta posterior es más bien reducida, debido a que es baja (la zaga es bastante alta y la luna está bastante inclinada). Los sensores de distancia de aparcamiento (solo en la versión Emotion), y la cámara de marcha atrás (que no estará disponible en España) se muestran muy prácticos.
Tren de rodaje y suspensión
El tren de rodaje y la suspensión me han parecido muy equilibrados. El delantero es el típico McPherson, y también monta barras estabilizadoras. Ni he percibido un cabeceo destacable al acelerar o frenar, ni tampoco he percibido un balanceo de la carrocería molesto en los giros y en las curvas.
En algún tramo de carretera secundaria con algunas curvas bastante cerradas, y algo de pendiente, he pasado un poco más rápido de lo normal, y no he notado que pusiera en apuros al coche. Si es cierto que el coche es un poco subvirador (es un tracción delantera y el motor va también delante, luego es normal que lo sea).
Aún así no me ha hecho ningún extraño. El bastidor y la carrocería se notan muy rigidos, diría que podrían soportar perfectamente un motor todavía más potente. Al conducirlo no noté crujidos por torsión. Aún así debo decir que se nota que no es un coche con afán deportivo, sino un utilitario con pretensiones burguesas en el que prima la comodidad.
El tren de rodaje filtra bien las irregularidades de la calzada, sin por eso ser una suspensión blanda. La insonorización es correcta, y no entra mucho ruido aerodinámico en el habitáculo (a esto ayuda también la doble junta de goma, en el marco y en la hoja de las puertas). Sí llega algo de ruido de rodadura, aunque no me pareció mucho, se percibe bastante amortiguado, incluso al pasar sobre adoquines (y tampoco es extraño con un neumático algo ancho para este coche, y de perfil bajo).
KIA Rio 1.4 CVVT 109 CV (gasolina)
Primero conduje el motor de gasolina 1.4 CVVT de 109 CV (137 Nm). La ruta que me tocó era casi todo ciudad y algo de autovía. Arrancarlo es una delicia, al ralentí no se oye nada (hay que fijarse mucho, porque casi parece que no se haya arrancado). Eso es lo mejor de este motor, que es muy silencioso.
Lo no tan bueno es que se nota muy tranquilo a bajo régimen (y es que tiene más bien poco par motor para esa potencia). Para llanear no hay problema, y mucho menos para mantener una velocidad constante en autovía. A 100 km/h en sexta velocidad el motor gira a 2.600 vueltas. Es más, admite marchas largas muy pronto, por ejemplo quinta a 60 km/h en llano.
Esto me hace pensar que está más concebido para consumir poco, que para correr mucho. No os puedo hablar de consumos reales ya que en las condiciones de la prueba, en la que el coche no para de cambiar de condutor, es normal que consuma más de lo que podría lograr. La computadora marcaba 7,2 a 7,4 l/100 km de consumo medio.
Si se acelera con intensidad empieza a notarse más ruido. Comprobé que el motor estira sin problemas hasta casi 6.300 rpm. Si se quiere tener la máxima aceleración, o si hay que enfrentarse a un repecho, es necesario manejar el cambio y bajar de marcha, para colocarse por encima de 2.250 – 2.500 vueltas aproximadamente y tener más alegría.
KIA Rio 1.4 CRDi 90 CV (diésel)
El motor diésel 1.4 CRDi de 90 CV (220 Nm) es bastante diferente. Esta vez la ruta fue más entretenida, con más carreteras secundarias, con trazado sinuoso entre árboles, hasta salir junto a la costa. La primera gran diferencia es su sonido. En cuanto arrancas el motor, se oye claramente el ronroneo típico diésel.
Hay utilitarios diésel en los que al ralentí, el sonido del motor se percibe menos dentro del habitáculo. Me resultó un poco curioso ya que desde fuera tampoco se notaba tanto el ruido del diésel. Aún así, no es muy molesto, y a más velocidad, no me atrevería a decir que fuera mucho más ruidoso (hablando de decibelios) que el de gasolina (habría que coger un sonómetro).
Pero, a pesar de que el ruido del motor es claro, no percibí ninguna vibración dentro del habitáculo (ni tampoco en el volante ni en el cambio). Así que puede que falle un poco el aislamiento a ruido aéreo, pero el sistema de fijación y amortiguación del motor en el vano parece filtrar muy bien la transmisión de vibraciones.
En cambio hay algo que me resultó mucho más agradable: tiene menos potencia y en aceleración bruta sale perdiendo, pero tiene mucha más fuerza. Al salir desde bajo régimen no se nota tan tranquilo como el de gasolina, y enfrentarse a una pendiente es más divertido. Le pisas y sube mejor.
Aunque se notaba la mejoría en bajas con respecto al 1.4 CVVT 109 CV, diría que el motor diésel tarda también un poquito en entregar todo lo que tiene. En el tramo entre 1.500 y 1.900 rpm no andaba sobrado. Eso sí, en cuanto se superaban las 2.000 vueltas, la respuesta era tan buena, tan enérgica, que se te olvidaba el ronroneo.
Regresé de la prueba con una sensación muy clara: el diésel me había gustado mucho más (tanto, tanto, que me hubiera vuelto a Madrid en el coche). Me hubiera gustado comprobar cuánto poco podría gastar este motor (tengo que reconocer que en el tramo que hice con el diésel no realicé conducción eficiente). El 1.1 CRDi de 75 CV no lo pude probar, pero oí hablar bastante bien de él (y debería de consumir como un mechero).
Lo que no me termina de convencer es la diferencia de precio entre el diésel (90 CV versión Drive) y el gasolina (109 CV versión Drive). Son 1.500 euros y me parece que habría que hacer bastantes kilómetros para amortizarlo.
El KIA Rio me ha parecido un coche bastante satisfactorio, muy bien acabado (para ser un utilitario) y muy equilibrado. Los precios con el descuento actual me parecen bastante competitivos y creo que es una opción recomendable, a la altura de los utilitarios de las marcas generalistas europeas.
Sigo pensando que el Volkswagen Polo es el modelo de referencia en el segmento B (por calidad de acabado, comportamiento, conducción, motor, etc) pero teniendo en cuenta que entre un Rio 1.4 CRDi 90 Emotion y un Polo 1.6 TDI 90 Sport (con la mayor igualdad de equipamiento posible) hay unos 3.250 euros de diferencia (más caro el Polo)... no descartaría considerar el KIA.
Por precio se mueve al nivel del Corsa o del Clio. El Opel Corsa 1.3 CDTI 95 CV Cosmo tiene un precio muy parecido (quizás unos 300 euros menos) y el Renault Clio 1.5 dci 90 CV Evolution cuesta un poco más (unos 950 euros más, pero viene con navegador GPS si no me equivoco). Creo que el diseño que más guste puede llevarse el gato al agua.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
En Motorpasión | KIA Rio, presentación y prueba en Lisboa (parte 1, parte 2)