Tras más de un año esperando la llegada del Ford Mustang a Europa, desde que se presentara el modelo allá por enero de 2014 en el Salón de Detroit, el mítico pony car aterriza en el viejo continente este mismo verano. Además, lo hace con una política de precios muy "a la americana", que permitirá tener un caballo salvaje en nuestro garaje desde 37.000 euros con motor Ecoboost y desde 44.000 euros con motor V8.
Después de aclarar hace unos días qué expectativas debíamos poner en el modelo, solo queda que te contemos todos los detalles para que saques tus propias conclusiones. Nosotros ya hemos tenido oportunidad de ponernos al volante de las dos versiones que se ofrecerán en España, Ecoboost y GT, y de las dos carrocerías, Fastback y Convertible, durante la presentación al sur de Alemania. Sube con nosotros y no pierdas detalle.
Aunque en España el Ford Mustang lo vemos como un icónico y exótico deportivo americano, por el que muchos babean, al otro lado del charco la cosa es bien diferente. En Estados Unidos los pony car, especialmente éste y el Camaro, son superventas con todas las letras. No hace falta buscar mucho para encontrarse estos modelos por todas partes, entre pick-up y pick-up. Son coches que allí ves a diario.
Aquí va a ser muy difícil que veas el nuevo Mustang todos los días, pero el fabricante tiene muchas esperanzas puestas en el modelo, ya que gracias a un precio ajustado y a niveles de potencia que en sus competidores alemanes costarían muchísimo más dinero, Ford espera vender bastantes. Lo hará a través de cualquier concesionario, aunque el cliente que quiera un trato preferente podrá acudir a uno de los 35 Ford Store que estarán repartidos por toda la geografía española.
A caballo americano no le mires el diente
Una de las principales preocupaciones del cliente europeo a la hora de comprar un coche americano es precisamente el tema de las calidades. Los estándares del mercado estadounidense están muy por debajo en cuanto a calidad de materiales y acabados, porque el cliente americano es menos exigente en ese aspecto. Por eso mismo, Ford ha puesto empeño en ofrecer un habitáculo a la altura de Europa.
El resultado es un interior que bien podría ser de un Ford Mondeo, en lo que a calidad de materiales y acabados se refiere, pero que mantiene la esencia americana, palpable en el aspecto general del diseño y en las dimensiones del volante (enorme) o de los relojes del cuadro de mandos, que también son muy generosos. Por supuesto, el velocímetro está en kilómetros por hora y millas por hora.
En el mercado europeo el Mustang de serie ya ofrece la suspensión más prestacional posible (en Estados Unidos existen varias opciones), asientos en piel, climatización bizona, faros HID, sensor de lluvia, sistema de audio de nueve altavoces, grandes discos de freno (380 y 352 mm delante en GT y Ecoboost, respectivamente, y 330 mm detrás en ambos) con pinzas Brembo y llantas de 19 pulgadas, entre otras cosas.
Entre los pocos opcionales de la oferta destacan los asientos Recaro (1.900 euros), la navegación con sistema de audio de doce altavoces y pantalla táctil de ocho pulgadas (1.300 euros), sensores de aparcamiento traseros (400 euros), asientos ventilados y calefactados (700 euros), la pintura metálizada (800 euros) o el color Amarillo Sport (1.400 euros).
El habitáculo luce algún que otro plástico duro (en molduras de las puertas o en la tapa de la guantera, los que más llaman la atención), pero se contrarresta con detalles cromados, como el logotipo del caballo Mustang en el volante. Para encontrar un logo Ford tienes que buscar en las "inscripciones de fábrica" (ventanillas, por ejemplo), porque no lo vas a encontrar en otro sitio. Por último, el maletero ofrece un volumen de carga de 408 litros en la versión con carrocería Fastback y de 332 litros en el caso de la variante descapotable.
Más europeo que nunca
El caballito de Michigan está ahora más europeizado que nunca, aunque algunas de sus cifras nos desvelan que, efectivamente, no ha perdido un ápice de carácter americano. Es un coche grande, de 4,78 metros de largo, pero sobre todo ancho, con 1,92 metros. Tampoco es precisamente un peso ligero, debido a los 1.655 kilogramos del Ecoboost y los 1.720 kilogramos del 5.0 V8, ambos Fastback con caja de cambios manual.
No, no es un deportivo europeo, pero tampoco pretende serlo. El Mustang no busca destacar por su agilidad o ligereza, pero tampoco es de esos coches que te sacan sonrisas en un puerto de montaña y luego se cobran el peaje dejándote los riñones para el arrastre. Es un coche potente, divertido, de espíritu algo salvaje y, quizá, una de sus mayores virtudes sea la comodidad que ofrece a sus pasajeros, gracias a su suspensión.
Eso sí, cuando hablamos de lo cómodos que van los pasajeros nos referimos a los dos que viajan en las plazas delanteras, porque los asientos traseros ofrecen un espacio muy escueto, algo a lo que no acabamos de encontrar la lógica teniendo en cuenta las dimensiones del coche. En el descapotable hay algo más de espacio para la cabeza, pero en el Fastback a poco que te acerques a 1,80 metros, llevas la coronilla en la luneta.
De cualquier manera, esto de la suspensión cómoda es un arma de doble filo, ya que el que busque sensaciones deportivas se encontrará con una puesta a punto demasiado blanda, que permite ciertos balanceos de carrocería, rebota demasiado en cambios de asfalto cuando vamos rápido y no te pide precisamente ir "con el cuchillo entre los dientes". ¿Significa esto que no puedo ir rápido? Ni mucho menos. El coche corre, y mucho.
Y no es simplemente que tenga poderosos motores, es que gracias a ejes multibrazo delante (MacPherson) y detrás (Ford Integral Link), el coche es más ágil que antes, precisamente porque necesita estar a la altura de lo que busca el cliente europeo. En este sentido, se parece más a un coupé alemán que a un pony car al uso. De hecho, por dimensiones está entre un BMW Serie 4 y un Serie 6, y es más largo que un Audi A5 Sportback o un Mercedes-Benz SL, pero no compares precios con potencias similares, porque los alemanes son mucho más caros que nuestro amigo americano.
En la práctica, el coche se mueve bien, aunque al volante resultan evidentes sus dimensiones y su peso. También ocurre en la frenada, que si bien es potente, nos hace recordar que llevamos bastante inercia. Con cualquiera de los dos motores, las pérdidas de tracción pueden ocurrir si abusamos del gas, aunque hay que decir que hemos probado ambos en lluvia y la capacidad de tracción sorprende para tales potencias.
¿Ecoboost o V8?
La gran pregunta que trae consigo la introducción del nuevo Mustang en el mercado español es, ¿con qué motor me quedo? Lo cierto es que ambos son una gran opción, porque no te vas a quedar precisamente falto de potencia con los 317 CV que ofrece el motor Ecoboost de cuatro cilindros, pero si quieres la experiencia americana al completo, es irremediable optar por el motor de la versión GT, un enorme 5.0 litros V8 atmosférico.
El 2.3 litros Ecoboost ofrece 317 CV a 5.500 RPM y un par máximo de 432 Nm a 3.000 vueltas. Tiene mucha fuerza y está bastante lleno en casi todo el régimen, salvo en la zona más alta del cuentavueltas, algo de lo que suelen pecar los motores turboalimentados. En carrocería Fastback, permite una aceleración de 0 a 100 km/h en 5,8 segundos, devolviendo un consumo de 8 litros a los cien kilómetros con caja de cambios manual, y muy superior (9,8 litros) si equipamos la caja automática. En conducción real (con caja manual y carrocería Fastback) es difícil bajar de 9 litros.
En general es un motor muy agradable en todos los aspectos, e incluso el trabajado y "gordo" sonido de sus cuatro cilindros recuerda al de un V8, pero se nota que es algo conseguido de forma artificial (me recuerda al del Audi SQ5 TDI, que si bien es diésel, también evoca el ronroneo de un V8). Queda más patente todavía su artificialidad sobre todo después de haberte subido en el ocho cilindros de verdad.
Si llevas años soñando con un Mustang, entonces es probable que no quieras ninguno que no tenga bajo el capó el 5.0 litros V8 atmosférico, tan poderoso como sonoro. Y sería una opinión más que respetable (solo los separan 7.000 euros), porque hay que reconocer que en ello reside la esencia de este coche. Sus 421 CV de potencia a 6.500 RPM (corta a 7.000 vueltas, aprox) y sus 530 Nm de par máximo a 4.250 RPM, permiten un sprint de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos.
Sin duda lo mejor de este motor es su ronco sonido, que es más de admisión que de escape. Sólo arrancarlo ya es un espectáculo para los oídos y, una vez en marcha, pisar el acelerador resulta adictivo, en detrimento de los consumos, que se disparan hacia los 15 litros con cierta facilidad (homologa 13,5 litros). Aún así, resulta casi imposible no abusar del gas para disfrutar de ese sonido, que es lo que hace especial a este coche.
Otro de los puntos fuertes del ocho cilindros es la facilidad con la que mueve al Mustang. Corre como un diablo, pero también permite circular en marchas largas y dejar que el par motor haga el trabajo (a pesar de lo perezoso del motor), porque tiene fuerza a raudales. En este sentido resulta comodísimo, ya que nos despreocupamos del cambio en cierta medida y nos centramos en disfrutar del sonido, más agradable a medida que la aguja va escalando por el cuentavueltas, aunque el gorgoteo a bajas vueltas es una delicia.
En cualquiera de las dos variantes, la caja de cambios manual de seis relaciones (la automática de convertidor de par no la hemos probado) es muy satisfactoria. Tiene ese tacto mecánico que gusta de una caja manual, recorridos no muy largos y, sobre todo, la palanca es muy cortita. Ahora bien, ambos motores son tan elásticos que no obligan a recurrir constantemente al cambio de marchas, por mucho que nos haya gustado.
Uno de los aspectos más interesantes para los aficionados a los gadgets es la disponibilidad de las llamadas Track Apps, a las que podemos acceder a través del menú del ordenador de a bordo. Ambas versiones ofrecen acelerómetro, cronómetro para aceleraciones y medición de frenada, a lo que en el GT (V8) se suma un programa Launch Control para salidas desde parado y el llamado Line Lock, un bloqueo de frenos delanteros para que podamos achicharrar los neumáticos del eje posterior a placer.
Precios Ford Mustang 2015
- Mustang Fastback 2.3 Ecoboost (Manual): 37.000 euros
- Mustang Fastback 2.3 Ecoboost (Automático): 40.000 euros
- Mustang Convertible 2.3 Ecoboost (Manual): 41.000 euros
- Mustang Convertible 2.3 Ecoboost (Automático): 44.000 euros
- Mustang Fastback GT 5.0 V8 (Manual): 44.000 euros
- Mustang Fastback GT 5.0 V8 (Automático): 47.000 euros
- Mustang Convertible GT 5.0 V8 (Manual): 48.000 euros
- Mustang Convertible GT 5.0 V8 (Automático): 51.000 euros
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.