Tras explicar cómo funciona el Ford Focus 1.0 EcoBoost, toca ponerse a los mandos del vehículo. Vamos a evaluar las posibilidades que nos ofrece el motor más pequeño que se le haya montado jamás a un vehículo de las características del Ford Focus (hoy día), y sobre su carrocería más aparatosa, la sportbreak. ¿Será el 1.0 un motor adecuado para semejante tanque?
Tenemos 125 CV a 6.000 rpm, 170 Nm de par entre 1.400 y 4.500 vueltas y 6 marchas de cambio manual con las que encararnos a un recorrido guiado a golpe de GPS y con un mapa de apoyo para que no nos perdamos por el camino. Será un escenario con abundantes ocasiones para poner a prueba las capacidades del motor de un litro, 999 cc para los puristas.
Eso sí, lo haremos todo sin apenas tocar el circuito urbano. Mucha carretera local, algo de autovía y algún pequeño pueblo que habremos de cruzar. Pero nada de irnos a la gran ciudad. ¡Vaya, hombre! Yo que quería conocer Barcelona y sacarle fotos a la Sagrada Familia…
Exprimiendo el 1.0 EcoBoost entre viñas y oliveras
La idea inicial es sacar el coche del aeropuerto de El Prat, dar una vueltecita entre las viñas y los olivos del Alto Penedés y la Anoia, ahí donde nace el cava, parar a comer, discutir la jugada y volver de nuevo al aeropuerto. Son casi 170 kilómetros rurales que dan mucho juego si se les sabe sacar partido.
Mi compañero de excursión, director de una conocida revista del ramo, me deja hacer. Dice que él evalúa bien el coche desde el asiento del copi y sólo hacia el final de la subida hasta el restaurante se pone a los mandos. Entre tanto, yo he ido haciendo según me parece, buscándole al coche las ecosquillas y descubriendo que al motor le gusta que lo traten con mucho cariño por la eficiencia.
Si aumento de marchas sin apenas dar gas, sólo con rozar las 1.500 vueltas, la siguiente relación entra como la seda. Si por el contrario sobreacelero hasta las 3.000, la prensa del embrague y el volante motor se enfadan conmigo y me lo hacen saber con un topetazo. Para esos casos, mejor saltar una marcha y el coche me lo agradece con un brío muy aceptable, casi a nivel de 1.6 pero cubicando muy poquito.
¿Podrá este chiquitín con ese subidón que nos viene ahora? Sin apenas aceleración, aumento de marchas una y otra vez y el coche sigue sin problemas cuesta arriba, reservando una buena dosis de par con la que hace frente a la carretera.
Si lo tratas con cariño, el 1.0 EcoBoost montado sobre el Focus no necesita apenas que le toques la palanca de cambios para relanzarlo, ya que con un poco de tacto se defiende muy bien. Mi compañero de ruta está alucinando con lo que ve que le saco al coche en cuestión.
Y yo también.
A bajas vueltas, reacciona con rapidez gracias a su miniturbo, y no soy capaz de encontrar demasiadas diferencias con el 1.6 EcoBoost que conduje el mes pasado. De todas formas, si le pides demasiado en marchas medias, se muestra algo remolón. ¿O soy yo, que quiero sacar de donde no se puede?
A altas vueltas, el motor grita y se queda ahogado en el llanto, y por un momento tengo la misma sensación que tendría si llevase un diésel. ¿Para qué narices estoy acelerando tanto? ¡Si no lo necesita! Es un 1.0, vale, pero no hace falta machacarlo de esta forma.
Durante muchos tramos me muevo rozando los límites de las revoluciones bajas sin que la transmisión me dé el menor problema. Mi compañero me dice que parece que vaya volando, de lo suave que llevo el coche. Claro, que el buen hombre también me ha echado 7 años menos de los que tengo, así que quizá él es demasiado benevolente en sus apreciaciones.
Me pongo ya a buscar extremos, y descubro saltos de marcha que en otros coches serían un suicidio, como de 2ª rozando las 5.000 vueltas a 5ª directamente. Y el coche tira sin problemas. De 1ª a 6ª ya es demasiado pedir, pero tras unas toses el Focus 1.0 EcoBoost sale airoso de semejante brete.
Al final, mientras voy haciendo kilómetros rumbo a la montaña de Montserrat, ya casi pongo las marchas al azar, por puro cachondeo, a ver qué pasa, y haga lo que haga el coche mantiene el ritmo sin casi despeinarse. Es un pequeño gran motor. Eso sí, si haces el cafre con él, los consumos se disparan, como es lógico.
Llegamos a nuestro destino con 6.8 l/100 km de consumo medio. Es mucho para la cifra de 5.0 que prometía la homologación en ciclo mixto del modelo de 125 CV, pero es que ni mi compañero ni yo hemos sido demasiado precisos con el pie derecho, que digamos. Más bien al contrario. Habrá que darle una segunda oportunidad al ahorro en nuestra vuelta hacia el punto de partida.
El regusto que me deja el Ford Focus 1.0 EcoBoost es muy positivo en este primer recorrido. A la hora de reanudar la marcha, es acelerar y cambiar, rápidamente, ya que la 1ª marca una relación de 3,727, lo que se traduce en un empujón bastante considerable. La 2ª, de 2,048, también me dura un suspiro.
Ya en marcha, es posible mantener el coche en 5ª tranquilamente mientras cruzamos los pueblecitos de la Anoia y no se va demasiado. En algunas curvas de la carretera sí que se nota excesivamente suelto por el hecho de ir con marchas largas, 5ª y 6ª, pero sin mayor problema.
El ruido, o la ausencia de ruido, también llama la atención. Cuando, tiempo atrás, leí que el motor 1.0 era tricilíndrico tuve que volver a ver a mi psiquiatra por un trauma que me dejó un Seat Ibiza de infausto recuerdo, aunque aquel era un TDI de 67 ponis que relinchaban mucho pero no arreaban nada.
Y yo temía que el EcoBoost también nos saliera tractorero y que los vecinos nos oyeran llegar a una milla de distancia y avisasen a la Policía, pero no. Gracias a las compensaciones que os comentaba el otro día el motor no hace más ruido que cualquier gasolina de media cilindrada, y el nivel de rumorosidad del coche en general es excelente. Uno de los ingenieros de la marca explica que el aislante que han empleado en este motor es el mismo que el que se usa en otros Ford Focus.
A la hora de comer compruebo que los colegas de otros medios están tan impresionados como yo, y es que el Ford Focus 1.0 EcoBoost se comporta como si fuera un diésel pero conservando la alegría de la gasolina. 999 centímetros cúbicos que parecen 1.400 o hasta 1.600, según cómo lo lleves.
Bonus Track en Barcelona ciudad
Ver mapa más grande
Tras el café, toca bajar hacia el aeropuerto, pero introduciremos un inesperado cambio en la ruta. Mi pareja de baile me pide que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid le acompañe hasta Barcelona ciudad; y yo, que no tengo un no para nadie, lo hago. Explicamos a los chicos de Ford que mis deseos de echarle el guante al coche se van a hacer realidad y nos dicen que cuando lleguemos a la altura del aeropuerto amordacemos a la chica del GPS, que dirá que nos hemos pasado de largo.
De momento, cambiamos de unidad de prensa, aunque el coche es el mismo, y veo que los compañeros que lo han cogido antes han salido más juguetones que nosotros. 7,8 l/100 km de media, marca el ordenador de a bordo. Se me pone el pelo rubio sólo con ver el numerito en la pantalla.
Todavía en estado de shock, dejo sin resetear el valor y decido jugar a bajar la cifra a medida que avanzamos recorrido. Poco a poco, la serenidad vuelve a los números, rozo ya los 6 litros y bajando, y esta es una prueba más de que el 1.0 EcoBoost hay que entenderlo. Si le pisas poco, ya tira. Y el resto es cortejar cada semana a la chica de la gasolinera, hasta que te diga que ya tiene novio.
Tomo un tramito de autovía, y observo que a 120 km/h y en 6ª el motor empuja lo justo para mantener el ritmo, bajo a 5ª y relanzo sin que el comportamiento sea espectacular, pero sí muy correcto. Es un 1.0 y no hay que olvidarlo, aunque a veces parezca que tenemos más carburante quemándose en cada ciclo.
Llegamos hasta Barcelona y pongo a cero el ordenador de a bordo. Claro, que no recordaba yo lo que es entrar en la ciudad por la Ronda Litoral a la hora de la merienda. Retenciones de tamaño nada despreciable que se reproducen en las calles del entorno, donde dejo a mi compañero de ruta. Es un buen momento para poner a prueba el sistema Start&Stop y ver cómo los consumos se mantienen en 5,5 l/100 km.
También aprovecho para evaluar el sistema BLIS, que detecta vehículos en los ángulos muertos, en un entorno de tráfico plagado de motos. Funciona a las mil maravillas, por no decir un taco que empieza por “de” y acaba por “madre”, y decido que la buena visibilidad que me ofrecen los retrovisores y el BLIS son las mejores inversiones en seguridad de lo cotidiano que tiene este coche.
En la parte negativa, todo el soporte del láser que sirve para detectar obstáculos y demás, situado en el centro del parabrisas, me resta algo de visibilidad mientras circulo por ciudad, haciendo semáforos y giros mientras intento huir del congestionado tráfico. Tampoco me convence el detector de cambio de carril, que durante el día, allá en la carretera, ha funcionado sólo en algunos casos.
¿Y el consumo? Bien, ahí anda, clavado ya en 5,3. Pero ahora me tengo que ir hacia el aeropuerto, que son casi las siete de la tarde, los chicos de Ford desplazados hasta España querrán cenar y yo les estoy dando el día. Me meto en las rondas, cojo la autovía y en 20 minutos estoy allí. El consumo baja hasta los prometidos 5,0 l/100 km y justo en ese momento devuelvo el coche. Ni hecho adrede.
Precios del Ford Focus 1.0 EcoBoost
Carrocería | Acabado | Potencia | Precio |
---|---|---|---|
Berlina | Trend | 100 CV | 17.900 € |
Berlina | Sport | 125 CV | 19.750 € |
Berlina | Titanium | 125 CV | 20.650 € |
Sedán | Trend | 100 CV | 18.650 € |
Sedán | Titanium | 125 CV | 21.400 € |
Sportbreak | Trend | 100 CV | 18.650 € |
Sportbreak | Titanium | 125 CV | 21.400 € |
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
En Motorpasión | Ford Focus 1.0 EcoBoost, presentación en Barcelona (parte 1)