Experiencia Nissan en Laponia: patinando sobre hielo
La Laponia sueca, al norte del país escandinavo, es el paraíso para las pruebas de invierno de infinidad de fabricantes. El escenario es ideal, con temperaturas extremas, nieve, hielo, enormes lagos helados aptos para la conducción e infraestructuras preparadas precisamente para este tipo de condiciones. Así pues, cada invierno son muchas las marcas que organizan eventos allí, y este año hemos participado en uno de ellos gracias a Nissan.
Imaginad la sorpresa cuando recibimos la llamada de Nissan España invitándonos a Laponia. Como reclamo, una jornada de conducción sobre hielo a los mandos de algunos de los productos más novedosos de la casa: Nissan Juke NISMO RS, Nissan 370 Z NISMO y, la joya de la corona, el Nissan GT-R 2015, que ahora es más Godzilla que nunca gracias a su constante evolución año a año. Abrígate y sube con nosotros.
El destino es concretamente Arjeplog, un pequeño pueblo de unos 2.000 habitantes que vive prácticamente del turismo que atraen los eventos invernales de conducción y el ir y venir de prototipos de muchas marcas. Entre las delicatessen de la zona, los pescados (especialmente salmón), filetes de reno, embutido de oso, corazón de alce o la crema de setas más rica que hemos probado nunca, y entre los entretenimientos preferidos, los paseos en moto de nieve y, por supuesto, la conducción sobre hielo.
Además de las propias marcas, hay empresas dedicadas a organizar jornadas de entrenamiento sobre hielo en el lago Uddjaur (como Laponie Ice Driving, nuestra anfitriona), con todo tipo de vehículos deportivos, en diferentes pistas, incluídas reproducciones de Silverstone, Paul Ricard o Nürburgring GP, y con precios desorbitados también, así que es casi algo exclusivo para clientes adinerados, algunos de los cuales llegan al lago en helicóptero. Otro nivel.
El paraíso de la diversión al volante
Nieva, las carreteras son auténtico hielo y el termómetro marca temperaturas por debajo de los cero grados, pero nos cuentan que hemos tenido suerte. Hace apenas unos días estaban a 25 grados bajo cero y hoy ni siquiera llegamos a los 10 negativos. El tiempo se está portando bien con nosotros. De hecho, el día que pasamos en el lago la temperatura ronda los cero grados, así que nos hace "un día estupendo" para lo que podría haber sido. No es raro llegar a los 30 ó 40 grados negativos por estos lares.
A partir del mes de noviembre los grandes lagos de la zona comienzan a congelarse. Éste concretamente, base de operaciones de muchas marcas y empresas del sector, tiene ya un grosor de hielo de entre 70 y 80 centímetros. Con menos de un palmo de espesor ya aguanta un coche, así que es totalmente seguro, aunque cada vez que pasa cerca un camión quitanieves de los que limpian las pistas, el suelo cruje a nuestros pies. Intimida, desde luego.
Como es lógico, aqui no basta con unos neumáticos de invierno al uso, ya que las temperaturas son tan bajas que la carretera es, directamente, una pista de patinaje sobre hielo. Aquí se llevan neumáticos con clavos, ya que de otra forma sería imposible desplazarse. Realmente sorprenden por el agarre que ofrecen y por la capacidad de tracción que permiten, especialmente cuando hablamos de coches con mucha, mucha potencia. Aún así, hemos venido a divertirnos, así que tenemos por delante una jornada de las de ir más de lado que de frente.
Propulsión, de aperitivo
Para empezar tenemos por delante tres sesiones de media hora en una pista de iniciación, en la que probaremos primero el Nissan 370z NISMO y, después, el Nissan Juke NISMO RS 4x4. Mientras a algunos compañeros les toca la primera toma de contacto con el hielo a bordo del Juke, a nosotros nos suben directamente al 370z NISMO. ¿Tracción trasera? ¿Para empezar? Pues sí, ¡y qué delicia!
Ante nosotros un biplaza de propulsión con motor 3.7 litros V6 de 344 CV, caja de cambios manual, con una puesta a punto a cargo de NISMO de lo más deportiva y un sonido muy agradable. Además, luce un diseño actualizado y específico (nuevos paragolpes, entradas de aire más grandes, detalles en color rojo, nuevas llantas de 19 pulgadas o un spoiler trasero más pequeño) y un interior con nuevos asientos Recaro tapizados en cuero y alcántara a dos colores (rojo y negro), ideales para una conducción animada.
Hay que reconocer que teníamos cierto escepticismo con respecto a la dificultad de conducir sobre hielo con un vehículo de propulsión, pero cambiamos de opinión rápido. Desde el principio, derrapar resulta algo natural. Todo se reduce a un buen juego de volante, sabiendo cuánto contravolante necesitas, y al tacto del pedal del acelerador, que es fundamental para no pasarnos con el gas y enroscarnos (que hay mucha potencia, recordemos). Entender las inercias del coche y sus reacciones es fundamental, pero no es más que práctica y más práctica.
El trazado, con una mezcla de curvas abiertas y cerradas, permite dejar engranada tercera velocidad en el Z NISMO. Genial por un lado, puesto que es más cómodo para nosotros y el coche tiene fuerza más que suficiente para hacer todo lo que le pedimos en cualquier momento, pero una pena por otro, ya que nos encanta el Syncro Rev Control, esa función "punta-tacón" de la caja de cambios manual, que da por tí un golpe de gas en reducciones.
Tres o cuatro vueltas después de empezar ya le cogemos el truco. Pocas oportunidades vamos a tener fuera de un lago como éste de enlazar curvas completamente de costado, una detrás de otra. Al principio no es fácil que todo salga con fluidez, ya que siempre queremos ir más rápido de lo que debemos y nos pasamos de bruscos (o de listos), pero poco a poco todo comienza a tener sentido y las derrapadas duran más y más. La sonrisa ya la tenemos marcada a fuego y esto no es más que un aperitivo.
Pocas cosas hay más divertidas que derrapar sobre hielo, y más si es en estas condiciones, con total seguridad y confianza suficiente para deslizar de uno o ambos ejes, pero teneniendo una buena cantidad de agarre gracias a estos neumáticos, que pueden contar con hasta 600 clavos por unidad. Eso sí, hay algunas zonas del circuito, sobre todo fuera de la trazada, en las que se amontona nieve, y sobre ésta precisamente los neumáticos con clavos no ofrecen demasiado agarre, por lo que se nos puede complicar la maniobra.
El paso a la tracción total
Tras dar rienda suelta al eje trasero del 370z NISMO toca probar el pequeñín de la familia, el Juke NISMO RS, que mejora las cifras del Juke NISMO "normal" y ofrece tanto tracción delantera como total, y cambio manual o automático. Según la versión, la potencia del 1.6 turbo es de 214 ó 218 CV (tracción integral y delantera, respectivamente). Curiosamente, la variante más potente no es la 4x4, como es habitual, sino la de tracción delantera, ya que la nueva caja de cambios manual del 4x2 acepta esos caballos de más y ese par motor extra.
Una vez en pista toca cambiar la mentalidad. Si con el Z la dirección y el gas eran la clave, con este Juke de tracción integral y cambio CVT (que no es la mejor opción de transmisión para un disfrute pleno, sinceramente) la cosa es bastante diferente, y de entrada no resulta tan natural como el propulsión. Hace falta cambiar el chip y hacernos a la idea de que el uso del freno es fundamental para conseguir lo que queremos, así como evitar en lo posible el contravolante, ya que con tracción a las cuatro ruedas es mucho menos necesario que con un propulsión. La clave está en meter mucho volante hacia donde queremos ir.
Se trata de mantener el freno en la entrada a la curva hasta que la trasera se descoloque en la medida que queramos para, entonces, meter mucha dirección (apuntar a donde queremos ir) y abusar del gas para que las ruedas traseras continúen deslizando y el eje delantero arañe el hielo y consiga tracción para salir catapultado hacia el siguiente giro. Nuestra cabeza nos pide menos ángulo de dirección, más gas y contravolante, pero hay que acostumbrarse a este estilo, diferente.
Durante la primera tanda no conseguimos mentalizarnos del todo para hacer derrapadas de libro de texto en cada curva, pero tenemos otra tanda con el NISMO RS, de 20 minutos aproximadamente, para prepararnos de cara al Nissan GT-R 2015, que con 550 CV es una bestia muy diferente al Juke. Ya con mayor confianza, afrontamos el segundo turno con los deberes hechos y las cosas empiezan a salir. Fundamental el uso del freno en la entrada a la curva y, el resto, volante y mucho gas.
Nissan GT-R 2015 en "Silverstone"
Después de varias tandas de entrenamiento, toca el plato fuerte de la jornada. Algo más de una hora al volante del Nissan GT-R 2015. Con respecto al modelo 2014, el renovado Godzilla, cuenta con nuevos ajustes de amortiguación, dirección y frenos, mejoras en la gestión electrónica del propulsor (que mantiene sus 550 CV) y la caja de cambios, así como nuevos aislamientos, que mejoran la insonorización del habitáculo. Y ahora, basta de datos, y vamos a lo que vamos.
Para esta mala bestia, de la que se han vendido más de 6.275 unidades desde su lanzamiento en 2009 (R35), necesitamos un trazado más largo, rápido y amplio, y qué mejor que el circuito de Silverstone. O más bien, la reproducción en hielo con la que cuentan las instalaciones. Solo necesitamos un acelerón al entrar a la pista para darnos cuenta de que esto, amigos, son palabras mayores. Impresiona la capacidad de tracción con estos neumáticos, pero aún más lo contundente que resulta el motor V6 biturbo, que empuja y bufa como muy pocos en el mercado.
Las primeras vueltas hay que tomárselas con calma. Seamos conservadores. Tenemos mucha potencia, muchas ganas de empezar el baile sobre hielo y un instructor, el joven piloto de resistencia Andrea Barlesi, que nos va cantando los puntos de frenada para que vayamos conociendo el circuito vuelta a vuelta. Al principio cuesta forzar el coche para derrapar, pero una vez vamos cogiéndole el punto, todo vuelve a fluir, como pasó al principio con los otros dos modelos.
En el GT-R es más fácil provocar el sobreviraje a base de gas, pero lo realmente interesante no es abusar del acelerador sin sentido, sino más bien utilizar el freno para descolocar el coche y ya continuar deslizando durante toda la curva a base de pie derecho. Prácticamente no importa la marcha que llevemos, puesto que hay par motor a raudales. En general tomamos la mayoría de las curva en 3ª, aunque las hay de 4ª e incluso 5ª.
Hay dos curvas rápidas que se toman a gran velocidad, por encima de los 120 km/h, con el coche deslizando de ambos ejes, bien alto de vueltas en 4ª o con el motor más relajado en 5ª. De cualquier manera, es una gozada ver cómo vamos ganando velocidad sin que el coche esté todavía apuntando al frente. Metros y metros de derrapada, a gran velocidad. ¡Qué pasada!
Hasta la segunda tanda no nos atrevemos a afrontar la recta con el cuchillo entre los dientes. No queremos quedarnos con las ganas, así que salimos de la curva rápida que precede a la recta en 5ª velocidad, deslizando las cuatro ruedas y acelerando casi a fondo. Ya con el coche recto, hundimos lo poco que quedaba de pedal y agarramos el volante con fuerza para evitar que el coche tome la iniciativa. Cuando llegamos al punto de frenada y empezamos a parar el coche, Andrea nos informa de que hemos rozado los 220 km/h, ¡sobre hielo! "Pero para la próxima vuelta ya no hace falta tanto", dice el italiano. Es verdad que lo bueno son las curvas, ¡pero había que probar la recta!
En la tercera y última tanda, sobre las 16:00 horas, empezamos a quedarnos sin luz y la cosa se complica a la hora de ir rápido, ya que las referencias de frenada no se ven desde tanta distancia como antes y algunas zonas del circuito empiezan a resbalar más de la cuenta al bajar la temperatura. Decidimos tomárnoslo con calma y sacrificar algo de velocidad a cambio de derrapar con más finura en un bonito baile, siendo suaves con el gas y el volante y disfrutando de deslizadas larguísimas y con mucha clase.
Antes de que nos demos cuenta estamos en tinieblas, no sin antes visitar en una ocasión los montículos de nieve que delimitan la pista al cometer un error tonto (al final del vídeo). La jornada llega a su fin, pero antes de acabar hay una sorpresita. Dos de los instructores nos van a dar una vuelta a todo trapo con el GT-R y el 370z NISMO. Realmente no hace falta descripción. De lo que es capaz Godzilla con unas manos experimentadas al volante es, simplemente, impresionante. Y el NISMO, aunque distinto y no tan brutal, resulta ideal y más gratificante a la hora de jugar con la trasera. Menudo combo.
Y antes de terminar, cabe apuntar que la gama Nissan GT-R 2015 nos depara un par de sorpresas a lo largo de este año. El fabricante ha anunciado que lanzará una versión Track Edition, para circuito, a medio camino entre el modelo normal y el GT-R NISMO, y una edición especial 45 aniversario, de la que se fabricarán únicamente 45 unidades para todo el mundo, todas ellas en color champán.
Y como guinda, algunas imágenes del Nissan Juke Nismo RSnow con orugas para nieve que apareció durante la jornada para dejarse retratar. ¡Qué bestia!
Ojalá podamos repetir esta experiencia algún día (o una parecida), porque es de las que quedan marcadas en la memoria para siempre.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
Vídeo | Youtube
Fotografía | Javier Álvarez y Nissan Europa