La semana pasada, antes de conducir el Citroën DS3, tuve un breve contacto con el Citroën C3, aunque no era la primera vez. Ya tuve la oportunidad de probarlo con dos motorizaciones (HDi 90 y VTi 120) en la presentación internacional en Italia. Éramos, por lo tanto, conocidos.
La idea era contrastar el C3 con el DS3, y ciertamente son coches diferentes, aunque compartan muchas piezas. Por ejemplo, el interior del C3 tiene mucha calidad para su precio, pero el DS3 tiene algunos elementos en materiales más nobles, o que tienen apariencia de serlo.
Sin embargo, aproveché la ocasión para conducir una motorización que no conocía, y me dieron las llaves de un VTi 95, es decir, 1.4 16v 95 CV, la opción intermedia movida a gasolina, con cambio manual de cinco velocidades. Puse a cero el ordenador de a bordo y me puse en marcha.
El recorrido fue fundamentalmente por ciudad. Llevé un ritmo más bien ágil, para no perder tiempo, así que conduje a 50-60 km/h, en algunas avenidas era prudente hacerlo, y dado el error de medición del velocímetro, tampoco ponía mi carnet/bolsillo en peligro. Recorrí varias avenidas llenas de semáforos en verde.
El motor de gasolina requiere un poquito de tacto con los pedales de embrague y acelerador, así que un conductor poco experimentado o muy ocasional encontrará el HDi 90 como un poco más fácil de conducir. Una vez se le controla el juego de pedales no tiene mucho misterio, la verdad.
Tiene un sonido agradable cuando acelera, pero como cualquier gasolina atmosférico de esa cilindrada, ya se sabe lo que hay, poquito par y hay que estar pendiente de los cambios, para no ir asfixiando el motor a bajo régimen, pero tampoco tirando gasolina en una conducción un poco racer.
El consumo en ciclo urbano, tratando de ser ágil en el tráfico (no hablo de correr) está por 8 l/100 km o un poco más. En estas condiciones un coche híbrido como el Honda Insight le da una vuelta y media en rendimiento, aunque en carretera puedan conseguir consumos parecidos en algunas circunstancias.
Una vez me libré del yugo de las calles de Madrid y sus semáforos, pisé autopista durante un ratito. Procuré mantener una velocidad de 120 km/h, siempre en quinta. A colación de lo dicho antes, que tiene poco par, se nota mucho en una vía de este tipo, pues el motor ha de ir muy revolucionado para aguantar el ritmo.
A esa velocidad el tacómetro está por encima de 3.500 RPM. No ataqué ninguna pendiente ascendente fuerte, había poco desnivel, supongo que no haría falta bajar de marcha para mantener un crucero con pasajeros, equipaje y A/C, pero sí me parece razonable pensar que la aceleración sea nula en esas condiciones.
¿Gasolina o diesel? A decir verdad, el HDi 90 en condiciones reales de circulación no gasta tan poco como anuncia la homologación. En Italia me pude acercar mucho a la cifra homologada, pero circulando entre 70 y 100 km/h. La diferencia de consumo a igualdad de condiciones la estimo en 2 l/100 km.
El gasolina suena mejor, vibra mucho menos y tiene un tacto más agradable, pero en este caso me decantaría por el diesel ya que tiene mejor respuesta, es lo que tiene el turbo. Al término del recorrido de prueba, 30 km, el ordenador declaró 7,7 l/100 km a una media de 35 km/h, usando el A/C la mitad del tiempo.
Puede gastar menos sin romperse la cabeza, a una velocidad inferior por autopista y acelerando con menos decisión a la salida de los semáforos, pero no es un motor que gaste poco precisamente. Además, el diesel es claramente más sencillo de conducir especialmente en trayectos urbanos con frecuentes paradas.
Y para terminar, comentaros mi impresión sobre el famoso parabrisas panorámico Zenith. En Italia no pasé lo que se dijo calor, y durante la prueba en Madrid, sin llegar a 20ºC, la incidencia solar era bastante soportable, y eso que servidor tiene los ojos muy sensibles a la luz y me molesta enseguida.
De la mitad peninsular hacia arriba, no me parece una mala idea. Habría que ver qué tal se aguanta el calor en un día típico andaluz de verano, o en Levante o territorios insulares. Bueno, para algo está el aire acondicionado, pero no se lo recomiendo mucho a quien tenga la piel muy sensible y se queme con facilidad.
Cierto es que el parabrisas se puede tapar parcialmente, como si fuera un coche con el techo normal, pero no se cubre tanto como en un coche con el techo normal, valga la redundancia. De esto ya os hablé en mi toma de contacto en Italia, donde hizo un tiempo levemente más frío que en Madrid el otro día.
Un saludo para Fornovi Arquitectos por dejarme hacer las fotos dentro de su propiedad.
En Motorpasión | Citroën C3, presentación y prueba en Italia (parte 1, parte 2)