Probamos el BMW X4 xDrive20d: un SUV coupé más agresivo por fuera y más refinado por dentro
Hace algunas semanas descubrimos al nuevo BMW X4. El SUV coupé de la casa de la hélice ha llegado para quedarse y este 2018 ha estrenado una nueva evolución que gana a mejor en todos sus aspectos. Uno de esos coches que se merecen un "progresa adecuadamente" como los que nos ponían en el colegio.
El nuevo BMW X4 no sólo es más grande y más contundente por fuera, sino que por dentro recibe numerosos cambios, un estilo más refinado y tecnologías de nuevo cuño que le convierten en un coche con el que viajar se convierte en un lujo por largo que sea el camino.
BMW X4: Un SUV más maduro y más duro
Lejos de ser un modelo de poco calado, para BMW el X4 se ha convertido en uno de esos coches a lo que hay que cuidar. Tanto es así que pese a que el modelo precedente no llegó a cumplir cuatro años de vida comercial, la firma alemana ya ha pasado a una segunda generación del modelo.
Las cifras de ventas en sólo 3 años y medio aproximadamente han superado las 200.000 en todo el mundo y las 7.700 en nuestro mercado, unas cifras reseñables para un SUV coupé, especialmente en una familia en la que BMW cada vez confía más, aprovechando de paso que a principios de este año también se renovó el BMW X3 con el que comparte gran cantidad de similitudes.
Largo (mm) | Ancho con retrovisores (mm) | Alto (mm) | |
---|---|---|---|
BMW X4 2018 | 4.752 | 2.138 | 1.621 |
BMW X4 2015 | 4.671 | 2.089 | 1.624 |
BMW X3 2018 | 4.708 | 2.138 | 1.676 |
Precisamente es con el BMW X3 el coche en el que este X4 de segunda generación se basa, en lugar de ser una evolución de la versión que se vendía hasta ahora. Comparando las cotas exteriores nos encontramos con que el nuevo X4 es más largo (+81 mm), más ancho (+49 mm) y más bajo (-3 mm) que su predecesor, generando así un impacto visual notablemente más contundente como un coche más asentado sobre el asfalto.
El lenguaje de diseño es el mismo que el utilizado en el anterior X4 pero busca una impronta más recia con un capó y una zaga mas altos junto a una caída del techo más sutil. Tanto la cintura como los pasos de rueda sacan más músculo y el diseño de los paragolpes es más moderno y agresivo que antes.
Con respecto al X3 las cotas son similares, pero no iguales, y aquí es donde se nota que el X4 no es una versión coupeizada del X3, sino un modelo con estilo propio al medir 44 mm más de largo, tener el mismo ancho de 2.138 mm y ser 55 mm más bajo. El diseño de los riñones con aerodinámica activa y los faros es muy similar, pero donde el X3 usa la carta de parecer un todoterreno, el X4 hace lo propio con ciertos aires de deportividad.
A notar especialmente los pilotos traseros finos, como los que utiliza la marca en sus modelos coupé como el Serie 8 o las formas del techo y del alerón trasero. Pequeños detalles que marcan la más que evidente diferencia de estilo.
Un interior premium, muy BMW
Al montarnos, el BMW X4 nos recibe con un interior marca de la casa. Cuando decimos marca de la casa nos referimos no sólo a que la calidad percibida está a un nivel realmente elevado, sino que es muy difícil distinguirlo de otros modelos de BMW. Por ejemplo con los ojos cerrados sería que ser muy experto para encontrar diferencias con un X3.
No podemos decir que esta característica sea algo criticable, ya que nos deja con un interior que brilla por su calidad y por el cuidado en la selección tanto de los materiales como de sus tonalidades. Todo encaja perfectamente, todo está acolchado y allá por donde mires o toques todo es como debería ser.
Pese a ser un coche grande, el volante tiene la medida justa, una forma y tacto ideales y la columna de dirección es regulable, lo que unido a los múltiples ajustes eléctricos de regulación del asiento hacen que sea muy sencillo sentirse cómodo en el interior del BMW X4.
El cuadro de mandos es totalmente digital pero mantiene las dos grandes esferas con bordes físicos que comparte con otros modelos de la gama. El interfaz es muy sencillo de utilizar ya sea con los mandos de la consola o con la pantalla táctil del salpicadero, ofreciendo siempre un comportamiento merecedor de su categoría premium: fluido, elegante y sin estridencias.
Muy bien nos ha parecido el Head-Up display renovado del que se beneficia esta generación del BMW X4, que proyecta los gráficos sobre el parabrisas. Unos gráficos mucho más completos, más legibles y con más posibilidades de regulación que los de la anterior generación.
El sistema de infoentretenimiento está realmente conseguido, pero lo que no nos ha gustado tanto es seguir encontrándonos con esa obsesión por generar valor añadido através de aplicaciones poco prácticas como poder ejecutar las mismas funciones desde la pantalla, el volante, el mando giratorio, por voz o con reconocimiento gestual. Al final el conductor usará una (dos a lo sumo), dejando las demás para encarecer el precio final del sistema.
A la altura de los hombros hay mucho espacio lo que unido a las formas suaves del habitáculo y a los colores claros de esta versión genera una sensación de amplitud realmente agradable. Pero hay más porque, aunque con los cambios exteriores podría haber pasado desapercibido, la batalla también sufre variaciones creciendo 5,4 cm entre ejes.
BMW ha buscado mejorar la habitabilidad al máximo en este BMW X4 y es algo que se nota. Con respecto al anterior modelo ahora hay más espacio longitudinal en las plazas delanteras, pero también en las traseras con 27 mm más de espacio para las piernas de los pasajeros en la butaca trasera. Esto, unido al buen mullido de los asientos y a la posibilidad de reclinar los respaldos de la segunda fila se traduce en unos pasajeros que viajarán realmente cómodos.
Hay que mencionar también que el maletero ha ganado 25 litros hasta situarse en unos más que generosos 525 litros en los que es fácil acomodar el equipaje de todos los ocupantes sin mayor problema. Cuenta con un doble fondo y apertura sin llave que hace su uso muy cómodo, aunque podría serlo más porque el plano de carga queda realmente alto para subir maletas pesadas.
190 CV y 400 Nm para el diésel de acceso
De la gama de siete motores (tres gasolina y cuatro diésel) con la que se ha empezado a comercializar, la unidad que hemos probado es la que acaparará un buen pellizco de sus ventas. Se trata del BMW X4 xDrive20d, un propulsor de cuatro cilindros turboalimentado que se asocia con la caja de cambios manual de ocho velocidades de convertidor de par y cuyo precio arranca en 54.200 euros.
Bien es cierto que no se trata de un coche precisamente ligero que arroja 1.825 kg sobre la báscula, pero con 190 CV y 400 Nm de par motor sí que consigue moverse con el dinamismo que BMW ha intentado imprimir en el modelo.
Si bien se trata de un motor que empuja con ganas, a medida que nos acercamos a la línea roja no encontramos una estirada especialmente brillante. Llevar a este xDrive20d alto de vueltas no resulta especialmente interesante pero se comporta con dignidad, mientras que a nivel dinámico es un coche que se aprecia más atractivo que un X3.
El X4 gira bien y frena bien para tratarse de un SUV de dimensiones tan generosas y BMW ha buscado un mejor comportamiento con numerosos cambios en las suspensiones y en la adición de 3 cm más en el ancho de vías trasero para que pise mejor en cualquier tipo de conducción.
El aplomo del chasis se refuerza con la tracción integral xDrive equipada de serie en todas las variantes del BMW X4. Lo hemos conducido dentro y fuera de carretera, en seco a ritmo rápido y con manos de seda bajo aguaceros, y en todas las situaciones se ha comportado con nobleza y con una sensación de seguridad total.
Como de costumbre en la gama del fabricante alemán, el BMW X4 incorpora los modos de conducción (Sport, Comfort, Eco PRO y Adaptative) que varían tanto la respuesta del acelerador como las reacciones de la caja de cambios, el tarado de las suspensiones o la instrumentación.
Los que mejor cara le sacan al BMW X4 son el Comfort y el Eco PRO, ambos realzan el aspecto cómodo y confortable del BMW X4 manteniendo buenas capacidades de recuperación cuando es necesario y ayudando en la medida de lo posible a mantener a raya el consumo que en nuestro caso se quedó en una media de 7,2 litros a los 100 km después de unos 1.500 km, muy lejos de los consumos homologados.
El modo Sport en este coche lo vemos más como un complemento puntual para situaciones muy concretas, situaciones en las que tengamos ganas de exprimir algo más las capacidades dinámicas del X4. En este aspecto también cumple, conteniendo todo lo posible los movimientos de la carrocería y no notándose especialmente barco. Para Sport ya están las versiones X4 M40 tanto diésel como gasolina.
El BMW X4 es un todocamino dispuesto a satisfacer a todos
Además de los cambios dinámicos propios de la plataforma utilizada, el BMW X4 incorpora una buena cantidad de ayudas a la conducción que hacen más confortable aún su conducción. El control de crucero adaptativo con función de parada y arranque (semiautomático), el asistente de mantenimiento de carril o el asistente de aparcamiento son tecnologías con un funcionamiento casi intachable salvo pequeños fallos puntuales, muy bien implementadas.
En comparación con el modelo saliente, el BMW X4 se nota que ha ganado muchos enteros en lo referente en cuanto a confort de marcha. El conjunto que ha creado BMW en esta generación de su SUV coupé es muy completo, tanto como para ser un gran candidato a la hora de enfrentarnos a un viaje de cualquier tipo. Es un devorador de kilómetros.
También hay que apuntar que para tratarse de un modelo de acceso de gama, el xDrive20d se percibe muy, muy refinado, más que antes. Es suave, bastante silencioso y funciona muy redondo, neutralizando en la medida de lo posible ese escalón de sensaciones premium que podía haber hace algunos años.
Poniéndolo en perspectiva con algunos rivales del mercado más o menos similares, el Jaguar F-Pace con motor diésel de cuatro cilindros ofrece unas cifras de prestaciones más o menos similares, unos acabados interiores algo por debajo que el BMW pero una mayor cifra de par (500 Nm frente a 400) y más capacidad de maletero (600 litros). Su precio también es más elevado, con 66.460 euros para el acabado 25d R-Sport que probamos hace unas semanas.
Otro rival mucho más directo para el X4 es el Mercedes-Benz GLC Coupé que descubrimos hace ya algún tiempo. El GLC 220 D 4MATIC ofrece 170 CV y 400 Nm de par motor y su interior aunque aparenta ser más lujoso estaría quizá un pequeño escalón por debajo del BMW, aunque también es más ligero y algo más caro que el de Múnich, con un precio de partida que roza los 60.000 euros.
BMW X4 xDrive20d: nuestra puntuación
.5
A favor
- Tacto del motor
- Buen funcionamiento de la caja de cambios ZF
- Calidad del interior
- Habitabilidad mejorada
En contra
- Peso elevado
- Visibilidad mejorable
- Radio de giro ajustado
- Modo Sport poco aprovechable
Ficha técnica
Versión probada | BMW X4 xDrive20d | |||
Cilindrada | 1.995 cm³ | Tipo de tracción | Total | |
Bloque motor | Cuatro cilindros en línea | Combustible | Gasóleo | |
Potencia (CV @ rpm) | 190 @ 4.000 rpm | Capacidad del depósito | 60 litros | |
Par motor (Nm @ rpm) | 400 @ 1.750 - 2.500 rpm | Consumo urbano | 5,9 l/100 km | |
Masa en vacío | 1.815 kg | Consumo extraurbano | 5,1 l/100 km | |
Velocidad máxima | 213 km/h | Consumo combinado | 5,4 l/100 km | |
Aceleración 0-100 km/h | 8 segundos | Capacidad maletero | 525 litros | |
Transmisión | Ocho velocidades convertidor de par | Precio | 54.200 euros |
El coche para esta prueba ha sido prestado por BMW. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas
Fotografía | Jesús Martín