Probamos el BMW M2 Competition con todo el catálogo de accesorios M Performance encima: casi 38.000 euros de coche por fascículos
El BMW M2 Competition es uno de los coches deportivos más deliciosos que hemos probado en los últimos tiempos. Un exquisito motor seis cilindros de 410 CV le permite pasar de 0 a 100 km/h 4,2 segundos y un chasis con una puesta a punto muy acertada son sus principales bazas. Pero ¿qué pasa con el M2 Competition si te gastas más de 37.000 euros en accesorios del catálogo M Performance?
Cuando uno se compra un coche, suele elegir algunos elementos de equipamiento opcional para adaptar el coche a sus gustos y necesidades. Son los conocidos como 'extras', aunque en el caso del modelo que hoy nos ocupa, el M2 Competition, las opciones disponibles no son muchas.
El cambio manual de serie o el de doble embrague opcional M DCT por 5.000 euros, los frenos deportivos M por 2.044 euros, las llantas oscurecidas por 319 euros, cinco opciones de colores de carrocería, las molduras interiores en carbono por 588 euros y más allá de eso, opciones de conectividad y asistencia a la conducción, pero ya dejando de lado el plano puramente prestacional de este deportivo.
Así pues, los BMW M2 Competition que veas por la calle no diferirán mucho entre sí más allá de estas opciones, que son las que generalmente te ofrecen en el concesionario. Pero claro, como siempre hay clientes que buscan una personalización más exhaustiva, el departamento BMW M ha creado un catálogo con accesorios aftermarket de la marca, que permiten crear un BMW M2 Competition a tu medida y además mejorar algunas de sus cifras, principalmente las relativas al peso del conjunto.
Con todo, por favor. Son 38.000 euros.
Esta unidad que hemos tenido ocasión de probar durante una semana, es un BMW M2 Competition muy especial. Podríamos decir que se trata de un coche único, porque en él han montado casi todas las opciones disponibles en ese catálogo de accesorios M Performance.
Tanto es así que, si sumas el precio de todos los accesorios, estaríamos hablando de casi 38.000 euros en accesorios. No muchos clientes se gastarán casi un 50% más de lo que vale el coche (el PVP del BMW M2 Competition es de 75.650 euros) en accesorios, pero la propia BMW se ha permitido hacerlo y utilizar esta unidad como escaparate como lo fue en su momento aquel BMW M2 de primera generación, también cargado de accesorios M Performance.
Empezamos el repaso de accesorios de delante hacia atrás. En el faldón delantero, hay una pequeña moldura en fibra de carbono situada en la parte inferior, la cual tiene un precio de 2.068 euros. Los característicos riñones delanteros en carbono, 933 euros.
El capó de este coche es sin duda uno de los elementos que más llama la atención. Está fabricado íntegramente en fibra de carbono y optar por él, con su precio de 5.300 euros, supone ahorrar 10 kilos de peso respecto al capó normal de un M2.
Por lo general los clientes que lo montan suelen pintarlo en el color de la carrocería, pero en este se ha quedado en el color de fábrica, para permitir ver la espectacular textura del ligero elemento, especialmente llamativa si la ves por dentro.
Bajo el capó, en esta unidad el motor S22 heredado del BMW M4 llevaba también la tapa fabricada en fibra de carbono, con las tres franjas con los colores de BMW M más marcadas y la inscripción M Power bien visible. Su precio, 1.051 euros.
En las aletas delanteras los BMW M2 Competition tienen dos pequeñas molduras que albergan el logotipo M2, que como no podía ser de otra forma, están fabricadas en fibra de carbono por 440 euros.
Las llantas forjadas M Performance de 19" con neumáticos deportivos permiten ahorrar 3,2 kilos en una zona clave para mejorar la dinámica de un coche llamado a trazar las curvas a alta velocidad. El precio es de 5.656 euros y también están disponibles en tono dorado.
En su interior esconden un equipo de frenos específico, también del catálogo de accesorios compuesto por pinzas de freno con seis pistones en el eje delantero y cuatro pistones en el trasero, ambas pintadas en color rojo. Su precio, 5.526 euros.
Si eres detallista habrás visto que el techo de este BMW M2 Competition es de fibra de carbono, como el del BMW M4 Coupé. Este también es un accesorio de M Performance que ahorra 7 kilos de peso, permite bajar el centro de gravedad del coche y su precio es de 3.020 euros. Lógicamente no se puede montar en coches con el techo solar practicable.
Las carcasas de los espejos retrovisores en carbono cuestan 892 euros y mantienen la forma de los de serie, con un doble brazo simulado en la parte superior. Son sin duda uno de los accesorios que más gente optará por montar.
Las franjas de vinilo tricolor, dispuestas en los laterales del coche y en los paragolpes delantero y trasero, cuestan 228 euros y son sin duda alguna uno de los elementos más llamativos y controvertidos. O te encantan o las odiarás, no hay término medio.
En la parte posterior de las taloneras laterales encontramos unos apliques en fibra de carbono, que además de acercar el coche al suelo, también realzan su aspecto. Cuestan 1.050 euros y suponen un pequeño sobrepeso respecto al modelo de serie.
Si nos vamos a la parte posterior, el portón trasero también está disponible en carbono, con un ahorro de peso de 6 kilos respecto al de serie. Su precio es de 3.416 euros y cambia considerablemente su forma, al integrar un alerón que dota de sustento a la trasera.
Este elemento, al igual que el capó delantero, suele estar pintado en el color de la carrocería, pero en este caso también se ha quedado con la fibra de carbono a la vista. Junto con el capó y el techo, su aspecto es espectacular. El único punto con el que hay que tener cuidado es con la dureza de los hidráulicos que permiten abrirlo, ya que al pesar menos que el de serie y aplicarles la misma fuerza, la tapa abre de forma más brusca y puedes llegar a golpearte con él. Doy fe.
Completan el conjunto el difusor trasero en carbono por 1.140 euros y el escape deportivo M Performance con molduras de las salidas de escape en carbono por 1.364 euros, que además de darle un aspecto muy agresivo a la casera, enamoran con un sonido ronco y áspero de gran intensidad respecto a los de serie.
Pequeños detalles en el interior
Conseguir que el habitáculo sobrio y elegante del BMW M2 Competition estuviese a la altura del exterior sería más un ejercicio de tuning que otra cosa. Para el interior solo se ha optado por las molduras que dan la bienvenida con el lago M Performance (158 euros), las alfombrillas M Perfornace por 224 euros o la funda de la llave, con Alcántara por 54 euros.
El carbono también hace acto de presencia en la palanca selectora del cambio y en la empuñadura del freno de mano. Su precio es de 500 euros.
Por último, el elemento más llamativo del interior es sin duda el volante Pro, forrado en Alcántara y con un conjunto de luces en la parte superior del aro que hará que te sientas al volante de un auténtico coche de carreras. Su precio es de 1.754 euros.
Un coche de circuito por la calle
Percibir diferencias en la calle entre un BMW M2 Competition de serie y este, es misión imposible. Esos apenas 30 kilos de adelgazamiento no tienen un claro efecto circulando en vías abiertas, más allá de que las señoras mayores te mirarán con miedo cuando te detengas delante de un paso de cebra o que los pijos te tacharán de macarra por las aplicaciones en vinilo en los laterales.
Es el mismo coche compacto deportivo que nos enamoró la primera vez que lo probamos en versión manual y nos conquistó cuando fuimos con él a buscar el olvidado Circuito de Vilafranca del Penedés.
Con un tacto de coche puro, algo que hoy en día añoramos mucho, destaca especialmente el motor, siempre lleno gracias a la contundencia de sus seis cilindros y a los siempre dispuestos 550 Nm de par. Las suspensiones siguen siendo duras como en el de serie, aunque han perdido ese mínimo de confort que sí tendrás si no montas estas que permiten modificar geometrías con una herramienta que se guarda en el maletero.
Metidos en el Circuito del Jarama te das cuenta de que a simple vista el coche pega más aparcado en la puerta de uno de sus boxes que en la puerta de un restaurante de moda. Cuando sales a pista, y activas la configuración más deportiva de los muchos parámetros que permite modificar, su tacto es exquisito.
El motor te permite correr mucho y salvo que seas muy impetuoso con el acelerador a la salida de las curvas más lentas, el eje posterior irá lo suficientemente atado al asfalto como para pasar las curvas a ritmos realmente altos.
En la configuración más deportiva, permite deslizar ligeramente de la parte posterior. Lo hace de forma muy progresiva cuando vas con ese punto de equilibrio entre el gas y el giro de volante para conseguir ese leve derrapaje mágico que permite sacarle el máximo partido.
La dirección es un auténtico prodigio ya que transmite mucha información, es directa y no filtra casi nada. Las suspensiones son secas, como habrás notado antes en carretera abierta, pero en un asfalto como una alfombra se agradece que sean así, ya que evitan todo tipo de movimientos que lo harían menos efectivo.
Si a todo esto unimos que el escape deportivo emite una melodía que eriza el bello e inevitablemente me lleva a pensar en el M3 E46 de antaño, que el volante en Alcántara tiene un tacto excelente y que el hecho de que cuando subes de vueltas se enciende la batería de luces LED pasando de verde a rojo cuando llega el momento de meter otra marcha, hará que te enamores perdidamente del BMW M2 Competition una vez más.
Hacerse un BMW M2 Competition a medida por fascículos
Dudo que mucha gente tenga el poderío y el valor para equipar un BMW M2 Competition con todos estos accesorios, especialmente si tenemos en cuenta que el coste del conjunto se iría por encima de los 118.000 euros, más incluso que los 103.900 euros que costará el exclusivo BMW M2 CS.
Lo que tal vez sí hagan algunos, es ir haciéndose un BMW M2 Competition a su medida por fascículos. Hoy el capó, dentro de tres meses las llantas y cuando cobre el bonus del próximo año, me regalo el escape deportivo. Así, es seguro que quien pueda permitírselo, tendrá el coche compacto deportivo más divertido de conducir y que posiblemente no se encuentre otro igual por la calle.
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