Hoy en día una de las principales críticas que se le hacen a los superdeportivos actuales, es que son coches demasiado fáciles de conducir. Walter Röhrl dice que “un coche solo es lo suficientemente rápido cuando por las mañanas te da miedo abrirlo”. Personalmente creo que ni tanto ni tan poco.
Está claro que estamos asistiendo a un momento muy afortunado para los que nos gustan los coches deportivos, y no lo digo porque estén precisamente baratos. Lo digo porque, nos guste o no, hoy en día casi cualquiera puede ponerse a los mandos de un superdeportivo como el Porsche 911 Turbo y disfrutar al volante.
Hace solo una década y media, coches de la talla del Porsche 911 Turbo eran máquinas que había que pilotar más que conducir, y esto restaba oportunidades de venta, ya que el que quería tener un 911 se decantaba por las versiones más básicas y el Turbo quedaba relegado al coche para los auténticos amantes de la conducción y gente con muchas “manos”.
Hoy en día hay versiones como el Porsche 911 GT3 o el Porsche 911 GT3 RS, versiones más radicales por planteamiento que el 911 Turbo, pero que como le ocurría a este hace unos años, se quedan como opciones para los auténticos apasionados de la deportividad.
En un Porsche 911 Turbo de hoy en día puedes viajar, puedes correr en circuito e ir a trabajar todos los días sin que esto se convierta en todo un suplicio. Pero en ocasiones, esta polivalencia hace que los coches lleguen a adquirir un carácter más sobrio y aburrido.
Tenía dudas sobre si el Porsche 911 Turbo, del que cada día veo dos o tres unidades de gente que lo utiliza como coche de diario, se habría unido a este club de los aburridos. Pero después de ver el video que me acaba de enviar Miguel Ángel de Castro rodando con uno en el Jarama, sé que el 911 Turbo entusiasma.
Miguel Ángel corre con un 911 GT3 RSR en el Campeonato de España de GT, y el año pasado acabó segundo. Por tanto entusiasmar a un piloto acostumbrado a lidiar en carrera con coches del potencial de los Ferrari F430 GT2, Mosler, BMW M3 GT4, y máquinas por el estilo es una tarea reservada a unos pocos privilegiados.
En el video vemos unas espectaculares cruzadas en “el siete” del Jarama, por supuesto porque el Porsche 911 Turbo está siendo llevado al máximo, a los límites que permite la física, y lo que es más importante, lo hace con la electrónica desconectada. Solo así es posible hacer con el derradadas tan espectaculares, finas y controladas como las que se aprecian en las imágenes.
Así pues, yo mismo soy capaz ahora de responder a mi pregunta. Un Porsche 911 Turbo puede entusiasmar, pero sigo pensando que no más que un Nissan GT-R que cuesta casi la mitad. Al menos no pensaré lo contrario hasta que tenga la oportunidad de probar por mi mismo un Porsche 911 Turbo y que él mismo me convenza de lo contrario.
Vía | Drivex.tv