Ahora todos quieren hacernos volar. A la fiebre por electrificar los trenes motrices llega la fiebre por ganar la carrera del transporte aéreo y conseguir que esas baterías eléctricas vuelen para poder contemplar los atascos desde el aire. Uber, Geely con Terrafugia, Daimler con Volocopter... La industria se pone las pilas y Porsche se ha unido a la carrera para hacer realidad una nueva forma de transporte.
Una década para ver el proyecto
Porsche quiere así crear un producto diferenciado cuando los coches voladores se democraticen. Ante ciudades congestionadas, la firma alemana cree que la llamada "movilidad tridimensional", en la que los drones pasan rápidamente por alto las carreteras congestionadas, es una esfera con un alto potencial.
"Al igual que conduces un Porsche, volarías el dron, sin necesidad de un piloto o de tu propia licencia", ha declarado el jefe de ventas de Porsche, Detlev von Platen.
Porsche se encuentra en las primeras etapas de diseño de su futuro taxi volador, pero fecha en una década el momento de finalización de la tecnología antes de que pueda despegar con tráfico real, según el jefe de desarrollo, Michael Steiner, en el Salón del Automóvil de Ginebra la semana pasada.
Precisamente en Ginebra, Italdesign, Airbus y Audi presentaron el siguiente paso de su concept de coche volador Pop.Up, el Pop.Up Next.
Recientemente, el gigante asiático Geely adquirió Terrafugia, especializada en coches voladores y cuyo objetivo es materializar un coche volador práctico que dispare las posibilidades de libertad en los desplazamientos. También tenemos a Toyota, que ha invertido en 'SkyDrive', a Lilium con su VTOL, a Uber, a Google y a Airbus junto a Italdesign.
Lo que de momento parece humo, es probable que se haga realidad el año que viene, pues el modelo 'Liberty' de PAL-V comenzará a ser entregado en 2019. El precio del coche de tres ruedas baila entre los 300.000 y los 500.000 euros, más la cantidad destinada a la formación del piloto.
Un sistema de transporte colectivo y que se reservará a las élites hasta que llegue el momento de su democratización. En el aire queda también cómo se regulará el tráfico de vehículos a baja altitud y todos los interrogantes en cuanto a seguridad aérea que presenta este nuevo sistema de movilidad.