Porsche sabe el valor histórico que tienen sus coches y por eso cuenta con un parque móvil como pocas marcas en la industria. La casa de Stuttgart posee 700 coches aproximadamente, contando modelos de producción, prototipos, coches de carreras y demás joyas. Nos hemos colado en el almacén secreto que tienen en Kallenberg, una población cercana a Stuttgart, donde poseen una nave donde descansan 400 de ellos y te enseñamos los secretos mejor guardados de Porsche.
Porsche es posiblemente la marca que mejor ha sabido construir su historia, dotarla de valor y convertirla en un elemento diferencial frente a sus rivales, lo cual tiene mucho mérito. ¿Por qué? Porque no olvidemos que Porsche no tiene ni un siglo de vida, mientras muchas otras como BMW, Mercedes, Peugeot y tantas otras, tienen más de 100 años de actividad a sus espaldas.
A pesar de esa juventud, ellos han sabido como nadie dar forma a las historias que rodean a sus orígenes, su evolución, y su legado es explotado como un elemento clave que dota de valor a la marca. Ese cuidado por su historia dio lugar en la Porsche Platz de Stuttgart al Porsche Museum, un sitio mágico que visitamos hace unos años que es ya parada obligada para cualquier aficionado a los coches que esté en las inmediaciones de la ciudad alemana.
Pero en el Museo Porsche solo tienen cabida 90 coches, ya que la marca consideró que a partir de ese número, la atención de la gente iba en detrimento durante una visita. ¿Y dónde están los otros coches hasta completar esos 700? Muchos están circulando por el mundo, participando en eventos, exposiciones, exhibiciones en los Porsche Experience Center, y 400 de ellos descansan en Kallenberg.
En una población situada a escasos 10 minutos del territorio Porsche en Stuttgart, y en medio de un polígono industrial de los tantos que hay en Alemania, encontramos una nave industrial larga y baja en cuyo exterior no hay ningún tipo de identificación de Porsche. Solo así pueden preservar el secreto y que nadie sepa lo que se esconde tras sus paredes grises y sus cristaleras viniladas para que no se pueda ver el interior.
Cuando llegamos a Kallenberg, en la puerta esperaban cuatro coches muy especiales: de más moderno a más antiguo, el primero el Porsche 911 996 GT3 RS, le segúa el 911 964 Carrera RS y por último dos 911 Carrera RS 2.7, uno en versión Touring y otro en versión Sport.
Lógicamente la atención inicialmente se centró en esos coches que unos minutos después íbamos a poder conducir, pero al abrirse las puertas de la nave y poder echar un vistazo a los coches que asomaban en primer plano, la atención se desvió inmediatamente.
Nada más entrar me encuentro ante mí con uno de los coches de mis sueños, un Porsche 959 de color blanco perlado y con las llantas pintadas en color blanco también. Pero no se trata de un 959 cualquiera, si es que se puede usar ese adjetivo para un coche del que solo se fabricaron 252 unidades y que marcó un referente tecnológico en su momento. Se trataba de uno de los últimos prototipos que se utilizaron antes de desvelar el modelo de calle definitivo. Por eso solo tiene un espejo retrovisor ya que carece del del lado derecho.
Pero más allá de ese 959, levanto la vista y mi corazón se encoge. No puedo creer lo que veo. Hay Porsche por todas partes. Veas a donde veas, hay coches con los que posiblemente en algún momento de tu vida has soñado. Algunos coches estaban cubiertos por fundas, pero otros lucían en todo su esplendor, como los 959 Dakar con los que la marca conquistó el Rally Dakar en el año 1984.
Sinceramente, en los primeros momentos dentro de Kallenberg, mi cerebro cortocircuitó. Me vi andando hacia adelante y hacia atrás como si fuese el mismísimo Chiquito de la Calzada, sin saber hacia donde dirigirme, porque todos los coches que estaban allí eran especiales y dignos de prestarles atención.
La nave está dividida en cinco pasillos muy largos. A ambos lados de cada uno, y aparcados en batería, encontramos coches, coches y más coches. Lógicamente los 911 son mayoría, pero hay mucho más que 911.
Decido irme al fondo para hacer un vídeo completo, recorriendo todos los pasillos. Lo podéis ver aquí. Allí me encuentro con varios prototipos, primero el Panamera Sport Turismo Concept que adelantaba las formas del actual Panamera familiar que tanto nos gusta.
Porsche Kallenberg
A su lado un prototipo del Taycan de aquellos que circulaban con unas salidas de escape ficticias en la parte trasera, tal vez para tratar de engañar a los perseguidores de coches espía que tanto incomodan a las marcas con los rumores que generan sus fotos.
En algunas zonas los coches se agrupan a dos alturas utilizando elevadores. En la parte superior de uno de ellos consigo ver el Porsche Boxster E, un prototipo muy cercano a la producción con el que la marca comenzó a explorar el ámbito de la electrificación de sus deportivos hace ya 11 años.
Quién le iba a decir a aquel coche de carrocería gris y naranja que poco más de una década después, sus sucesores serían eléctricos. Sí, porque los próximos 718 Cayman y Boxster abandonarán para siempre la combustión siguiendo la línea iniciada con el Taycan y acompañando también al futuro Macan.
Sigo avanzando hacia adelante. Cuesta fijar la mirada en un solo coche. Creo que podría pasarme días y días allí dentro conociendo la historia de cada coche guardado en esa nave, ya que muchos son piezas jamás vistas y siempre con historias curiosas detrás. Es el ejemplo del siguiente que llama mi atención, un Porsche 928 con una gigantesca bombona sobre la parte trasera, otras en la delantera y una serie de conductos decorando su carrocería con unos gigantescos aletines. ¡Parece el coche de Mad Max!
Nadie llegó a explicarme de qué se trataba, pero parece un coche preparado para utilizar algún combustible alternativo a la gasolina, que en la época del 928 era lo que predominaba.
Una Volkswagen T1 modificada, de color granate y con las letras de Porsche bien visibles en el lateral nos recuerda los vínculos entre ambas marcas, y como los vehículos industriales de Volkswagen siempre han sido utilizados por Porsche para darles servicio, especialmente cuando solamente fabricaban coche deportivos con poca capacidad interior.
Sigo avanzando y me encuentro una zona donde hay muchos coches cubiertos con funda. No hay que ser un especialista para adivinar que allí hay cuatro, cinco, seis e incluso más 918 Spyder, pero lo más curioso es que delante de ellos hay otros dos sin funda.
Uf, creo que nunca había estado ni volveré a estar jamás en mi vida junto a tantos 918 Spyder. Qué buenos recuerdos me han dado de aquel copilotaje inolvidable hace unos años en Alemania, sentado en el asiento derecho de uno de ellos.
Giro la cabeza y veo en una zona de taller dos coches también muy especiales: uno es un Porsche Carrera GT. El otro es otro 918 Spyder, y la imagen representa la evolución de los supercar analógicos a los electrificados en solo unos años de vida.
En Kallemberg hay coches de todo tipo, pero me llama la atención ver allí un Mercedes ML de primera generación. Pregunto el motivo y me dicen que Porsche trabajó en el desarrollo de ese modelo a través de su división de ingeniería, y por eso está allí.
Me encuentro alguna de las unidades que pudimos ver hace unos años en el Museo durante la exposición Top Secret en la que Porsche mostró algunos de sus prototipos jamás vistos hasta entonces. Y es que entre tanto coche clásico y de carreras, en Kallenberg también se esconden algunos prototipos, como uno que adelanta las líneas de una berlina Porsche
También encontramos un curioso 996 Cabrio con techo duro al que le habían incorporado una baca en la parte superior para llevar una tabla de surf, un Cayenne de primera generación con carrocería tipo Targa o descapotable de lona, y otras cosas extrañas que con el tiempo gusta más que nunca poder observar en detalle, porque de muchos de ellos no teníamos ni siquiera conocimiento de su existencia.
A través de uno de los pasillos veo que están descargando algunos coches que llegaban en camión. Son los coches que han participado hace solo unos días en el Concorso de Elegancia de Villa del Este, en el Lago di Como en Italia. Brutal ver un 911 G Speedster monoposto o el Yellowbird.
Los 919 Hybrid que hicieron historia en Le Mans están en la parte superior de una estantería acompañados de algunos coches con los que Porsche estuvo presente en la Fórmula 1. Abajo dos nuevos Carrera GT, uno gris y otro rojo. Me voy a volver loco.
Un tractor Porsche me da la bienvenida a la que es sin duda una de las zonas más especiales de esa nave. Es donde guardan todos los coches del departamento Porsche GT juntos. Cuando digo todos, es literal porque de cada modelo hay una unidad al menos, y en algunas ocasiones dos o hasta tres, cada una con una especificación diferente.
Porsche 911 R, GT3 RS 991.1 y 991.2, con y sin paquete Weissach... Nos dicen que de cada especificación hay una unidad. Allí esta todo lo que un buen petrolhead querría tener en su garaje. Hasta hay un unicornio como es el 996 GT1. Esto es único.
Lógicamente también hay muchos clásicos, empezando por los 356 Coupé y Roadster, a los que le acompañan versiones de carreras que recuerdan los inicios en competición de la marca. Hasta el 550 Speedster que ganó la carrera Panamericana estaba allí.
El summum de este lugar tan especial llega al fondo del tercer pasillo. Allí están agolpados algunos de los coches de competición que más han marcado la historia de Porsche. Desde los 968 de Grupo C hasta los coches del IMSA, pasando por versiones de rally y circuitos del polifacético 911.
Incluso está allí el famoso Moby Dick con su decoración de Martini Racing, aquel famoso 935/78 que gracias a su bestial motor bóxer turbo de 845 CV alcanzó 366 km/h en las 24 Horas de Le Mans de 1978.
A su lado el nuevo 935 Moby Dick, esa edición limitada que lanzaron en 2019 utilizando la base de un 911 GT2 RS.
Sigo avanzando y el corazón palpita cada vez más rápido. Es increíble todos los coches que hay aquí. El 968 Grupo C de Rothmans Racing, enfrente el rojo y amarillo con los colores de Dunlop, a su lado el 996 GT1 que ganó Le Mans.
Ver estos coches me recuerda a la época en que jugaba al Scalextric siendo un niño, y eran precisamente estos los coches con los que acostumbraba a pasar horas y horas dando vueltas a esa pista plástica. De hecho, pienso que es en Kallenberg es como estar dentro de un maletín de Scalextric en el que los coches son a escala 1:1.
Sé que muchos vais a preguntar en comentarios qué hay que hacer para entrar en Kallenberg. Os confirmo lo que no queréis escuchar: no existen visitas a este lugar tan mágico, especial y secreto. De hecho nosotros pudimos entrar de forma muy excepcional y privilegiada durante el 50 Aniversario del Porsche 911 Carrera RS 2.7, pero aquí entra muy poca gente.