Porsche tiene planeado dejar de producir su familia 718, Boxster y Cayman, en otoño de 2025. Al menos tal y como ha sido hasta ahora: coupé y roadster pasarán a ser deportivos completamente eléctricos. Ambos de hecho ya han dejado de venderse en Europa.
Eso significa que el paso a lo eléctrico del deportivo más asequible de Porsche debería llegar a finales del año que viene o principios de 2026. Pero parece que van a tener problemas para cumplir este calendario: la firma de Stuttgart no da con la fórmula para embutir la batería en su arquitectura.
El reto: mantener la filosofía de los Porsche 718 con una batería en la ecuación
Los Porsche 718 combinan por tradición un peso bastante ajustado con un motor central trasero. Ambos paran la báscula sobre los 1.400 kilos. Pero la batería es un elemento pesado. Y Frank Moser ya dejó claro que en su versión eléctrica primaria ajustar lo máximo el peso por delante de la autonomía eléctrica. "El peso debe ser lo más bajo posible. No podemos hacer un coche deportivo de dos toneladas y dos puertas".
El objetivo por tanto es mantener la doctrina del Boxster y el Cayman en su versión eléctrica. Un reto que no apuntaba a ser fácil y que efectivamente no lo está siendo. Por la electrificación, pero también porque debe combinarlo con sistemas de seguridad activa obligatorios, que también añaden peso al conjunto.
Según publica Automobilwoche, la versión germana de Automotive News, Porsche no da con la tecla. Electrificarlos supone sustituir el motor central trasero por un sistema eléctrico, incluyendo la batería. Según este medio Porsche ya ha redefinido bastantes veces el diseño de esta nueva era dando vueltas a las características y colocación de la batería.
Lo que significa que ha cambiado varias veces de parecer, y ha trasladado durante estos meses diferentes especificaciones para la batería a su proveedor Valmet Automotive. Tanto es así que la empresa finlandesa habría incurrido en importantes costes adicionales a causa de los continuos vaivenes de la firma germana. Y dados los malos números que Porsche está cosechando en uno de sus principales mercados, China, aparentemente no quiere pagarlos, o asumirlos en su totalidad.
Que no den con la fórmula para los Porsche Boxster y Cayman eléctricos se suma por tanto a este pormenor, lo que apunta a que se va retrasar su lanzamiento. Hablamos de un activo muy importante en ventas para Porsche, al ser su deportivo asequible. Lo que a su vez puede alimentar el problema de los malos números.
Porsche se ha comprometido a que en 2030 el 80 % de sus coches sean eléctricos, pero se está topando con que quizá ese objetivo ha sido demasiado ambicioso. Y es que precisamente ha apostado a que sean los Porsche 718, además del SUV Cayenne, los que pasen a ser completamente eléctricos pues su intención es mantener la gasolina en su modelo de referencia, el Porsche 911, mientras sea posible.
Con los 718 eléctricos tienen bastantes frentes por cubrir para que se mantengan fieles a sus predecesores de gasolina: por un lado dinámica y peso, pero por otro seguir siendo sus deportivos más asequibles lo que se complica cuando hablamos de eléctricos y más si exigen una compleja batería que no será barata. Tampoco ayuda a ajustar precio y peso la tecnología de seguridad obligatoria.
Veremos como Porsche solventa todo esto si quiere efectivamente cumplir sus objetivos para con lo eléctrico y si, como ha ocurrido con el Porsche 911, deciden alargar más la vida de los 718 de gasolina.