Seis maneras de conseguir que te den un número de matrícula par o impar, según tus necesidades

A rebufo de la impactante noticia según la cual la alcaldesa de Madrid podría exigir a todo bicho rodante que pasare por su ciudad el cumplimiento de un determinado dígito final de matrícula, par o impar, a fin de garantizar un mejor ambiente para todos sus conciudadanos, y teniendo en cuenta que a la práctica más de uno podría considerar la compra de un segundo vehículo con la matrícula adecuada, en el área de apoyo al conductor de Motorpasión hemos decidido buscar soluciones.

Así, hemos determinado las seis mejores maneras de conseguir el número de placa de matrícula que deseamos, por aquello de burlar el protocolo de alertas anticontaminación y seguir circulando a nuestras anchas con estrecheces por la capital de España. Suerte con todas ellas.

1. Atracar a una vieja y robarle la matrícula

Esta solución comodín siempre viene bien cuando se trata de conseguir cosas de forma fácil. Aquí se puede emplear el método que mejor nos convenga, siempre y cuando nos apercibamos de que el vehículo sustraído, hurtado o robado con fuerza responda a nuestras expectativas.

El nivel de riesgo viene dado por la estrategia de defensa trazada por la anciana señora objeto de nuestra acción, pero sobre todo por un factor que no es baladí: que el vehículo que lleve la buena señora sea un cuatriciclo ligero, lo que nos dejaría en herencia una triste matrícula amarilla que apenas nos serviría para cubrir la matrícula fetén de nuestro coche.

2. Falsear números en la matrícula

Teniendo en cuenta que el 3 y el 8 comparten una buena dosis de morfología, la trampa está servida. Si lo pensamos bien, estos pueden ser dos de los números más recurridos por quienes se arriesguen a pintar con rotuladores Carioca sus placas de matrícula. ¿Alternativas en materia de fraude? Pocas. El 1 apenas casa con el 4, el 7 va por libre y el 5 es un guarismo de alma compleja al que nadie se le quiere parecer. No, por más que lo intentemos, el 9 atiborrado de cerveza sigue sin parecerse a un 8.

Total, que aquí el riesgo viene dado por la pericia del agente de la Policía Local (y su ojo clínico) y por el grado de desgaste de la tinta del rotulador después de trazar, una y otra vez, el mismo garabato. Mención aparte para la pesadez de tener que ir entintando y desentintando día sí, día no tales placas de matrícula, cuales ojos de choni para ir a comprar el pan. Tedioso.

3. Entrar en Tráfico como si fueras a robar un banco

Media en la cabeza (sin demarcación, por favor), pistola en la mano y un chorro de voz acumulada para exigir en la Jefatura Provincial de Tráfico que te den el número de placa de matrícula que necesitas como agua de mayo para continuar conduciendo tu coche.

Aquí no hay riesgos. Lo único que ocurre es que podemos topar con varios supuestos, como por ejemplo:

  • El funcionario de Tráfico pasa mil de tus gritos.
  • El funcionario de Tráfico pasa mil de tus gritos y además se va a tomar un café.
  • El funcionario de Tráfico pasa mil de tus gritos y además no sabe de qué le estás hablando y te anima a que repitas tu numerito en cada una de las ventanillas anexas a la suya, sacando un ticket en la máquina para cada una de ellas. Y se va a tomar un café.

4. La más obvia: intercambiar la matrícula con el vecino

¿Para qué sirven los vecinos si no es para exigirles favores? Si él tiene un número acabado en par y tú lo tienes acabado en impar, o viceversa, ¿qué mal hay en que os intercambiéis los coches? Si es por aparcar en la zona de residentes no hay problema: ambos lo estaréis haciendo bien.

Bueno, sí, aquí hay varios riesgos. El primero es que el vecino sea un perla que os inunde el número de matrícula con todo tipo de sanciones en el registro de infractores. Mal asunto. El segundo es que al vecino le guste eso de intercambiar y os acabe proponiendo un intercambio de pareja, dejándoos en depósito a ese orco con el que un día contrajo matrimonio allá por la Tierra Media y se lleve a cambio a vuestra media naranja. Y el tercer riesgo estriba en que el vecino se dé cuenta de que... no tiene más coche que ese cuya matrícula le queréis endosar.

5. La siguiente más obvia: robarle la matrícula al vecino

Hay gente muy despistada en la vida. Los hay que no saben ni qué coche tienen ("uno verde", te dicen), como para saber qué demonios de número lleva la placa esa blanca que muestra en la parte de delante y en la parte de detrás, y que para lo único que sirve es para cazar mosquitos. Y eso, la de delante; que la otra sólo está para coger porquería.

El riesgo obvio está en que el vecino sea el Rain Man de las placas de matrícula, y le pase como a mí, que llevo en la cabeza las matrículas de mis seis últimos coches, amén de algunos retazos sobre coches de empresa, camiones y furgonetas que me ha tocado llevar. Mal asunto.

6. La definitiva: conseguir un coche de empresa con la matrícula que te interesa

Para lograr el número de matrícula que te permita circular por Madrid los días que no puedas hacerlo con tu coche habitual sólo es necesario conseguir un trabajo en una empresa que tenga flota de coches, hacerte con uno de ellos, verificar que la placa de matrícula acabe en el número que te interesa, ya sea par o impar, y a partir de aquí... ¡a conducir!

Lo único que puede pasar es que los planes no te salgan como los tenías pensados, Hannibal Smith. Eso sí, el Wienermobile tiene su puntito...

En Motorpasión | La circulación en Madrid podrá restringirse siguiendo el número de matrícula del coche

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