Tómate un momento y observa la foto… ¿encuentras algo raro? ¡Vamos! mírala un poco más. ¿Ya lo has notado? La palanca de cambios tiene el botón mirando al lado equivocado. No, no se trata de que algún millonario excéntrico la haya pedido personalizada. Lo que está del lado equivocado no es el botón, sino todo el puesto del piloto: se trata de una coche japonés adaptado para ser conducido con volante a la izquierda.
¿Que no te lo crees? Cambiaré el enfoque: ¿te molestaría tener el botón de la palanca del lado equivocado, si con esto te ahorraras 6.000 euros? Pues te lo pensarías mejor, ¿no? El coche es prácticamente igual, y sólo prestando mucha atención se encuentra algún detalle extraño, como por ejemplo al ver dos coches aparcados, notarás al compararlos, que los limpiaparabrisas van en direcciones opuestas.
Los detallitos no terminan allí. Con uno de estos, seguramente pasarán meses antes de que dejes de activar el limpiaparabrisas cada vez que quieras poner la luz de giro, ya que ambos mandos se encuentran invertidos respecto de la configuración tradicional de volante a la izquierda. En este caso, la palanca de luz de giro está en la mano derecha . Si miras el motor, verás algunos agujeros tapados con algún producto aislante resistente a las temperaturas, como una cobertura asfáltica para techos.
De cualquier manera no te preocupes ni en planteártelo: si vives en España, un coche con una transformación como esta sería imposible de homologar, y hacerla correctamente (por una empresa local) sería mucho más caro y no convendría, al menos en modelos de esta gama y de la antigüedad (diez años) de los que aparecen en este post. Por último, para las leyes europeas esto es importar “chatarra” (igualmente no es comparable con –por ejemplo– traer un BMW de segunda mano de Alemania, ya que en este otro caso el coche ya estaría en territorio europeo).
Pero, aunque aquí no sea una opción viable, hay otras zonas del mundo donde sí es rentable hacerlo. Estas fotos fueron tomadas en Paraguay, donde está prohibido circular con coches de volante a la derecha, y donde la caída del valor del segunda mano de 5-10 años, es mucho menor que la de los países desarrollados. Las condiciones de clima (sobre todo la humedad) en este país, castigan mucho a los chasis y carrocerías.
Todo esto, sumado a cierta apertura en lo que a importación de automotores se refiere, hace que un coche “transformado” sea una muy buena opción a la hora de adquirir un vehículo de gama media alta pero de segunda mano. Además si viene de Japón es un usado confiable, ya que en este país se trata “bien” a los vehículos: se respetan las revisiones, se hacen en talleres oficiales, y se utilizan siempre repuestos originales (que allí no son caros).
La transformación
Semánticamente no sé si es correcto llamar a esto tuning, y considero que no, ya que todos los elementos (reutilizados) son los originales, aunque en el fondo el trabajo realizado es una transformación. Se desarma, se realizan cientos de empalmes y alargos de cables y tubos, y se vuelve a armar. Todo se reutiliza, a excepción de la cremallera de la dirección, que directamente se reemplaza por razones de seguridad.
Una parte delicada es el salpicadero, ya que se parte y se reconstruye de manera casi artesanal, y se tapiza nuevamente. Es un trabajo laborioso, pero la clave de todo el trabajo. Si está bien hecho –y normalmente lo está– es difícil que notes que es un coche “transformado”.
El negocio
Lo concreto es que no creo que esto se realice en muchos países. En el caso de Paraguay, además de los factores que he mencionado, influye he hecho de que los coches pueden traerse con relativa “facilidad” desde Japón, a través del puerto de Iquique (Chile), con salida al Océano Pacífico, y por tanto con acceso directo a puertos Nipones.
Los japoneses realizan grandes subastas , y por ejemplo, un Toyota Corolla del año 1999 no supera los 700 euros en Japón. Puestos en Iquique, el mismo Corolla vale unos 2.000 euros, o por ejemplo, una Toyota 4Runner (año 1999) unos 5.300 euros. De allí serán llevados a Paraguay en camión con un coste de unos 350 euros.
La “transformación” cuesta otros 350 euros, y hay un pequeño gasto de aduana, que normalmente es del 15% del valor declarado del vehiculo. Finalmente, la 4Runner será vendida en unos 10.000 euros, redondeando una ganancia por operación total de unos 3.000 euros en este caso. Coches como el Toyota Corolla, Premio o Caldina se consiguen “transformados” entre los 5.500 y los 9.000 euros, según “la cara del cliente”.
De cualquier manera, al pensar en precios, hay que tener en cuenta que en cualquier país latinoamericano 3.000 euros es una buena suma de dinero, por eso cuando en el segundo párrafo del post he mencionado un ahorro de 6.000 euros, lo hice pensando en un monto relativo adaptado a Europa. De cualquier manera, la “transformación” es una práctica que se realiza cada vez menos, ya que la brecha de precio con respecto a un importado original (sin transformar) es cada vez menor.
Fotos | Federico Sabez