Cortar por lo sano no suele ser la mejor decisión. Y es precisamente lo que hizo el padre de un conductor que, armado con un pico, destrozó el BMW Serie 3 Coupé de su hijo. ¿El motivo? Que no se pusiera a los mandos de su coche borracho.
El caso es que el escarmiento escogido le puede salir muy caro, pues ha sido denunciado por un posible delito de daños. Y es que a fin de cuentas, el dueño del coche era su hijo, lo que significa que destrozó una propiedad ajena.
Las buenas intenciones no te dan derecho a destrozar un coche que no es tuyo
Ocurrió en Logroño (La Rioja) y ha sido el propio Ayuntamiento quién ha emitido un comunicado relatando los hechos en cuestión. Según detallan, fue en la madrugada del domingo 26 de febrero cuando la Policía Local fue alertada por varios ciudadanos: un individuo estaba destrozando, a golpes, un coche aparcado en la calle.
Los agentes acudieron justo en el momento en el que un todoterreno abandonaba el lugar, a toda velocidad. El coche fue detenido por otra patrulla, siendo dos los ocupantes: el conductor era el padre y el acompañante su hijo, de 32 años. Este último estaba borracho, lo que pudieron comprobar los agentes.
El caso es que habían discutido, como admitieron ambos a los oficiales: el padre había tratado de convencer a su hijo de que le entregara las llaves del coche, dado el estado de embriaguez en el que se encontraba. El hijo se negó, por lo que para evitar que se pusiese al volante, decidió que era buena idea liarse a golpes con el pobre BMW.
Lo hizo pico mediante, reventando todos los cristales del modelo bávaro, además de las ruedas. Todo para inmovilizar el Serie 3 Coupé E92, lo que consiguió. En la foto publicada por el Ayuntamiento, se puede ver cómo quedó el BMW. De paso, también acarició la carrocería con el pico, que no era necesario para que el coche anduviera o no. Cosas de perder los papeles.
Como mínimo, una multa. Sea cual sea el motivo, la reprimenda le puede salir cara. El padre ha sido denunciado por un presunto delito de daños. Y el Código Penal, en su artículo 263 especifica que:
El que causare daños en propiedad ajena no comprendidos en otros títulos de este Código, será castigado con multa de seis a veinticuatro meses, atendidas la condición económica de la víctima y la cuantía del daño.
Es decir, que en principio, de ser declarado culpable por un juez, deberá asumir una multa económica, que dependerá del daño causado en el BMW y de la situación económica del hijo. Aunque en este mismo artículo se reseña que también se pueden aplicar penas de prisión de uno a tres años en algunos casos.
El único que podría aplicarse en este es el de que los daños ocasionen que se "arruine al perjudicado o se le coloque en grave situación económica". Si así lo demostrara el hijo, dueño del BMW, pues podría suponer la cárcel para su padre. Hablamos de familiares, y lo lógico es que la cosa no vaya a mayores, pero será determinante la relación entre ambos.
Todo dependerá de la decisión del juez, pero ha sido el padre en este caso quien ha aprendido una valiosa lección: por mucho que tus intenciones sean buenas, no puedes destrozar un coche que no es tuyo.