La noche ha caído, la gente se va a su casa a dormir, las calles se van quedando desiertas… y entonces ellos se adueñan de la urbe. Son los camiones de baldeo o baldeadoras, que trabajan en muchas ciudades de diferentes tamaños para dejar las calles limpias. Utilizan agua no potable de pozos subterráneos, que echan con mangueras a muy alta presión. Así arrastran la porquería a las bocas de alcantarilla.
Almacenan cierta cantidad de agua en sus cisternas, pero también bombean de bocas colocadas al efecto para su labor. Los empleados tienen cuidado de no salpicar a los pocos viandantes que se cruzan con ellos, aunque con los coches aparcados no se cortan tanto y te lo pueden dejar lleno de mugre, pues agua + partículas de polvo = caca.
En Sevilla, por las noches, es raro ver mucha gente caída la medianoche, incluso en fin de semana. Los pocos ruidos que se oyen provienen de su actividad, de fogosas parejas al borde del éxtasis o de los chicos de la basura, que también realizan una labor imprescindible para que no nos muramos todos del asco, cuando hacen paro se nota una barbaridad.
La empresa de limpieza de la ciudad hispalense es LIPASAM, cuenta con una flota de 40 vehículos para este propósito. En pocas horas son capaces de “peinar” una cantidad impresionante de calles, desde luego son lo más parecido a los Reyes Magos, pero salvando las diferencias.
Sorprende la capacidad que tienen de ratonear por todos los rincones del casco antiguo y la velocidad a la que trabajan. Los habitantes de la zona se han tenido que acostumbrar al ruido de sus motores y a las aceras encharcadas una vez han pasado.
Los camiones que véis en las fotos son Iveco Eurocargo, tienen más modelos entre los cuales hay Mercedes ¿Atego? Lo admito, no estoy muy puesto en camiones. Este post es un pequeño homenaje a todos aquellos que tienen un horario intempestivo para que los demás podamos disfrutar de unas calles un poco más limpias.
Gracias chicos.