Los catalizadores son una parte imprescindible en el sistema de escape de todos los coches, ya que sus elementos catalíticos de platino atrapan buena parte de las partículas contaminantes de la combustión. Pero del mismo modo, esa cantidad de platino los vuelve 'golosos' para los ladrones.
Así los robos de catalizadores están a la orden del día, pero quizá estos delincuentes de Houston, Texas (EE UU) se lleven la palma por avariciosos: según cuenta la revista Road & Track, la policía sorprendió a varios hombres con un alijo de cientos de estos convertidores valorado en un millón de dólares.
Una trama dirigida a través de redes sociales
Tal y como explican las autoridades, el modus operandi de este grupo era simple pero muy preciso a la vez. A través de las redes sociales, uno de los miembros de la banda (que actuaba como 'acaparador') publicaba cada cierto tiempo anuncios con listas de los catalizadores que decía necesitar, especificando marcas y modelos de los coches.
Seguidamente, se sentaban a esperar las llamadas de otros ladrones quienes recorrían los barrios de Houston buscando los coches señalados para robarles los catalizadores y venderlos al acaparador. Este último recogía los convertidores y los ocultaba en su vivienda para 'enfriarlos' y dejar que se perdiera su pista, tal y como suele hacerse en los robos de vehículos tradicionales.
Posteriormente la banda los revendía a un precio mayor (pero por debajo de lo que cuestan de recambio legal), enviándolos a compradores fuera del estado de Texas.
En total, en el momento de la detención la policía encontró más de 400 catalizadores en la vivienda y muchos más todavía en otros almacenes, además de 2.800 sondas lambda que suelen venir incorporadas a estos componentes. Incluso fue recuperado un Dodge Challenger SRT Hellcat cuyo robo se había denunciado días atrás.
Echando cuentas, las autoridades texanas consideran que la mercancía en poder de la banda tenía un valor aproximado de un millón de dólares (unos 983.000 euros al cambio actual) en el mercado negro. Muchos de los catalizadores pertenecían a modelos populares en EE UU como el Toyota Tundra, la pick-up Ford F-150 o el Honda Accord.
El robo de catalizadores es una práctica difícil de prevenir, ya que están al descubierto una vez los ladrones se meten por debajo del coche. También es complicado saber si nos lo han robado, salvo que nos lo adviertan en el taller o en una inspección de emisiones.
Y para colmo es un robo todavía más difícil de perseguir ya que estas piezas no incorporan ningún método de identificación que nos permitan asociarlas a nuestro coche una vez extraídas, por lo que recuperarlas es prácticamente imposible. Y antes de que te lo preguntes: sí, estos robos también suceden en España y a escalas similares.