Llegamos a la tercera y última parte de esta guía para lavar el coche o introducción al detailing, en la primera parte vimos cómo realizar un lavado y secado exterior, en la segunda parte descontaminamos la pintura, pulimos y enceramos la carrocería. Ahora vamos a concentrarnos en algunos detalles exteriores y a atacar el interior del vehículo.
Incluimos las llantas en el lavado normal que describimos, pero podemos trabajarlas más específicamente. Si están muy sucias antes de remojar para proceder a su lavado se pueden rociar con un limpiallantas específico y aquí sí que hay que prestar especial atención a la calidad del producto, porque corremos el riesgo de estropearlas para siempre si éste es muy agresivo.
Aplicamos el limpiallantas, dejamos actuar unos segundos y después ya remojamos en profundidad para proceder al lavado tal y como vimos en la primera parte. Si la llanta tiene muchos recovecos conviene utilizar un cepillo pequeño, sobre todo es práctico para los agujeros de los tornillos de sujeción. Las limpiamos y las secamos, pero podemos hacer más, podemos descontaminarlas como hicimos con la carrocería del coche y sellarlas para que duren mucho más tiempo limpias y la suciedad no se adhiera con mucha fuerza.
Se aplica con una toalla de microfibra, se deja secar el tiempo determinado (depende del producto elegido) y se retira el sobrante también con una toalla de microfibra, así evitamos que se incruste la suciedad. Huye de los productos en espray que sólo dejan una capa brillante y grasienta porque lo único que hacen en ennegrecer la llanta en cuanto huelen el polvo de las pastillas y obligarte a limpiar las llantas en profundidad a los pocos días.
Los adornos también hay que cuidarlos
Las diferentes partes del vehículo que adornan la carrocería como cromados o protectores de plástico negro en paragolpes, puertas o pasos de rueda, también requieren un cuidado. Los cromados a veces cuesta limpiarlos y podemos ayudarnos de productos específicos para ello, después un buen frotado con pulimento para cromados y a deslumbrar con sus brillos.
Las zonas de plástico rugoso (generalmente negro o gris oscuro) al igual que los antiguos paragolpes de fibra, van perdiendo el color con el tiempo y se van aclarando. Para evitarlo existen productos específicos que los protegen de los rayos solares y mantienen su color. También hay restauradores para cuando ya están dañados, pero los resultados no son milagrosos y con el tiempo (no mucho) vuelven a clarear.
También de plástico pero no con función de embellecer sino de seguridad son los faros y los pilotos, que podemos limpiar con un jabón válido para diferentes superficies (como el que comentamos para las gomas). Estos jabones se suelen utilizar rebajados con agua a no ser que se especifique lo contrario. Aplicamos jabón con el dosificador en espray sobre el faro o piloto y limpiamos con una toalla de microfibra.
Después se seca también con microfibra (la otra cara de la toalla o con otra toalla) y si está un poco mate podemos utilizar un pulimento especial para plásticos (también a mano y con toalla de microfibra), si no es el caso, pasamos directamente a aplicar un acondicionador para plásticos que los mantendrá brillantes y protegidos. Ojo, hablamos de faros en buen estado, no completamente mates o incluso amarillentos.
No hay coche limpio con cristales sucios
Un punto básico para sentir que conduces un coche limpito es que los cristales estén completamente limpios, sin dedos, marcas ni nada por el estilo, totalmente transparentes. Un buen limpiacristales y una toalla de microfibra específica para cristal, con el pelo más corto, serán nuestras armas para dejarlos limpios e impolutos por dentro y por fuera.
Los cristales también se pueden pulir, con esto conseguimos eliminar la suciedad que se ha incrustado en los arañazos y que sean menos visibles. El proceso es similar al de la carrocería sólo que el pulimento es específico para cristal y, en algunos casos, puede ser necesario el uso de agua destilada para retirarlo cuando ya lo hemos extendido, frotado y dejado actuar.
Y claro, también se sellan, con un resultado todavía más apreciable que en la carrocería y no porque se vea, sino por lo las ventajas que aporta. Un cristal bien sellado repele el agua, así que mejoramos (y mucho) la visibilidad al conducir bajo la lluvia. Además permite que los limpiaparabrisas funcionen de forma más suave y efectiva, pero también evita que la suciedad se incruste en el cristal.
¿Y cómo sellamos? Pues aquí tenemos diferentes opciones en función del producto elegido. Los más sencillos se aplican como un limpiacristales, en espray y secando con una toalla de microfibra. Pero claro, también son los menos efectivos. Los pata negra cuentan con un limpiador específico que se debe aplicar sobre el cristal ya limpio, seco y pulido con una toalla de microfibra y se deja secar lo que indique el fabricante (unos minutos).
Después se retira con la toalla humedecida en agua destilada, se aplica el sellante utilizando papel desechable (el de cocina por ejemplo) y se deja actuar. Llega el momento de retirarlo con agua destilada y una toalla de microfibra. Ya tenemos el cristal perfectamente sellado para un buen tiempo.
El interior es todo un mundo
Empezamos aspirando como si no hubiese un mañana y aquí la mejor opción son los aspiradores tipo industrial, que cuestan lo mismo que los domésticos pero son más duraderos y tienen un poder de absorción mucho mayor. Repasamos todo el interior (incluidos los asientos) con el aspirador y procedemos a limpiarlo.
Lo normal es un limpiador neutro rebajado con agua y una toalla de microfibra, con esto nos vale hasta para dar un repaso a la tapicería si no hay nada extraño. En el caso de algún tipo de mancha rebelde, ya debemos buscar un producto específico. Y si la tapicería es de piel, lógicamente hay limpiadores específicos o limpiamos con ese mismo producto y luego damos otra pasada de protección con uno para piel.
Para los huecos pequeños es recomendable contar con un cepillo pequeño de cerdas suaves, como por ejemplo para zonas complicadas como los pulsadores de los elevalunas, manillas de las puertas o las rejillas de ventilación. Para las alfombrillas y superficies enmoquetadas nuestra herramienta será un cepillo más grande y duro. Y mucho más duro será el que elijamos para dejar los pedales limpios como el primer día.
Seguro que conoces los productos para el salpicadero que se aplican después de la limpieza, porque es raro encontrar una gasolinera que no tenga al menos uno. Hay de muchos tipos y calidades, los más baratos lo engrasan y atraen el polvo como un imán. Los de calidad evitan que el polvo se adhiera y los hay con acabado mate o brillo, eso ya va en gustos.
Para rematar la faena podemos utilizar un espray para la eliminación de olores, con lo que quedará sólo el olor a limpio y fresco después del duro trabajo realizado.
Con todos estos pasos que hemos explicado en esta pequeña guía tendremos un coche limpio y protegido por dentro y por fuera. No se trata de hacer todo esto cada semana, lo bueno es que con una o dos veces al año el resto de lavados son más fáciles de realizar gracias a los selladores que hemos aplicado. Lo que está claro es que esto del detailing requiere un tiempo de dedicación y que te guste, si no tienes tiempo o no te gusta mejor dejas el coche en manos de profesionales.