Kyle Busch dio el pasado fin de semana la primera victoria en la máxima categoría de la Nascar, la Sprint Cup, a Toyota, completada con la segunda plaza del compañero su compañero, Tony Stewart, que completó el doblete de los japoneses en el Atlanta Motor Speedway. La victoria de Toyota esta temporada era un hecho que los americanos esperaban desde el inicio de la presente campaña, y desde luego, no se ha hecho esperar demasiado.
Toyota se metió en la máxima categoría de la Nascar el año pasado, retando el poderío estadounidense de los Chevrolet, Ford y Dodge. Un año después, se completa el asalto americano, obligando a ver a los estadounidenses como un coche japonés les gana en las narices, siendo la primera victoria de un coche extranjero desde la de Jaguar en el 54. Cosas como estas demuestran que Toyota tiene un poderío fuera de lo normal, y todavía hacen más incomprensible su triste papel en la Fórmula 1.
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