Shirley Muldowney: la reina del dragster que pulverizó récords y techos de cristal
A cámara lenta, el dragster con doble motor parecía a punto de desintegrarse en el momento álgido de una carrera que podía ser mortal. Pero la aparición de los inconfundibles paracaídas de freno de color rosa de Shirley Muldowney solía vaticinar una victoria.
Conocida como 'la primera dama del Drag Racing', fue la primera mujer en recibir una licencia de la National Hot Rod Association (NHRA) para competir en una de estas intensas carreras de aceleración. Ella, junto a su Ford Mustang 'Cha Cha' pasarían a la historia del mundo del Motor.
Cuando ver a una mujer competir era del otro mundo
Shirley Ann Roque nació en Burlington, Vermont, el 19 de junio de 1940, y a una edad muy corta decidió hacia dónde quería enfocar su vida. Comenzó a correr por las calles de ciudad en la década de 1950 en Nueva York: la velocidad era su vocación.
Se casó a la edad de 16 años con Jack Muldowney, un mecánico que construiría su primer dragster y que la introduciría en el mundo de las carreras.
En 1958, Muldowney hizo su debut en la pista del Fonda Speedway, y obtuvo su licencia profesional de la NHRA en 1965 cuando a ninguna mujer se le había concedido aún. De hecho, la organización puso todas las trabas posibles para que dejara de competir en un mundo reservado al género masculino, y los patrocinios se hacían algo casi imposible. Hasta que vieron el potencial.
Ganó su primer gran evento, los Nacionales del Sur de la Asociación Internacional de Hot Rod, en 1971. Por entonces ya conducía a más de 320 km/h por las pistas de todo Estados Unidos.
Tras una trayectoria vertiginosa en el mundo de las carreras de aceleración y pulverizando su propio récord de velocidad, llegó a su punto álgido: fue la primera persona en ganar tres campeonatos mundiales de NHRA Top Fuel Dragster seguidos, en 1977, 1980 y 1982.
Dos años después pasaría por uno de los momentos más difíciles de su carrera, pues un aparatoso accidente en Montreal le aplastó las manos, la pelvis y las piernas, lo que requirió media docena de operaciones y 18 meses de terapia.
Tuvo que dejar de lado la esfera de la competición para recuperarse, pero regresó a los circuitos a finales de la década de los 80, donde se mantuvo hasta retirarse en 2003.
Su lista de premios y distinciones es interminable. Una película de 1983 titulada 'Heart Like a Wheel' retrató la vida de esta pionera. Aunque se dice que no quedó demasiado satisfecha con la imagen que se dio de ella, sabía que su carrera había sentado un precedente en el deporte de competición.
Muldowney fue la primera mujer en ganar un campeonato en cualquier clase de carreras de resistencia de la NHRA y a día de hoy se la sigue considerando un referente.
Es activa en redes sociales y suele compartir su nostalgia por eventos en los que participó hace nada menos que 55 años, cuando ponía cara de sorpresa y expectación tras una victoria en circuito mientras se quitaba el casco, esperando la noticia.
A los 63 años consiguió apuntarse otro récord al alcanzar más de 526 km/h con su coche. Ocupa el puesto número cinco de la lista de los 50 mejores pilotos de NHRA de todos los tiempos con 18 triunfos en eventos nacionales. Y es la única mujer que hay en esa lista.
Muldowney se une 'al club' de mujeres pioneras que han dedicado su vida al mundo del motor, usando el volante como un arma contra la invisibilidad. Como lo hicieron Hellé Nice y Elisabeth Junek con su Bugatti, Elsie Wisdom en el circuito de Brooklands, Kay Petre con su Delage V12 o la más contemporánea Denise McCluggage, que con 80 años condujo un Audi R8 en circuito.
Otras, aún siguen luchando por el privilegio de conducir un coche.
Foto | Shirley Muldowney