Los circuitos urbanos angostos de la Fórmula E son un reto para sus pilotos, que no dudan en aprovechar el mínimo hueco posible para ganar posiciones. En la corta vida de la categoría hemos visto numerosos accidentes -algunos en los que el coche ha llegado a volar por los aires- pero en los que afortunadamente, nunca hemos tenido que lamentar daños personales.
Si esta semana la Fórmula 1 rechazaba la introducción del ya famoso "halo" por entre otras cuestiones, ser un problema para la extracción de los pilotos en caso de accidente, ¡más complicado lo tienen los médicos de la Fórmula E!
Para los que se les haya escapado el detalle, estamos hablando de coches eléctricos y como bien se sabe, la electricidad es una amenaza invisible pero que puede hacer mucho daño. El equipo médico de la categoría de Alejandro Agag se entrena cada fin de semana de e-Prix en lo que ellos denominan como "coche rojo".
Habitualmente, los monoplazas suelen estar de una sola pieza pero en caso de que se sospeche que el coche haya sufrido algún tipo de daño y que pueda haber** amenaza de electrocución**, se despliega sobre los Fórmula E una lona roja de goma que impida que los sanitarios toquen el coche. Así mismo se colocan en el suelo una especie de alfombras del mismo material aislante para que el personal permanezca lo más protegido posible de este enemigo oculto.
Como la Fórmula E va cambiando de circuitos, el personal tiene que hacer simulacros en cada uno de los escenarios para estar preparados para entrar en acción en cualquier momento. En el vídeo insertado en el post podéis ver cómo llevan a cabo esta complicada maniobra.