Estruendo ensordecedor, transmisiones al rojo vivo, litros de metanol que se evaporan, ruedas enormes y, sobre todo, destrucción. Este podría ser el resumen perfecto de la velada que vivimos anoche en el estadio Vicente Calderón en una nueva cita del Monster Jam.
Año tras año, los españoles vamos dejando salir el redneck que llevamos dentro y nos soltamos la melena para disfrutar al más puro estilo americano con las locuras de Blue Thunder, El Diablo, El Toro Loco, Monster Matt Dalmatian, Scooby-Doo, Captain's Course, Monster Energy, Max-D y, cómo no, Grave Digger y Son Uva Digger.
Blue Thunder arrasa en la prueba de velocidad
Para abrir boca, la primera parte de la competición empezó con una prueba de velocidad en la que enfrentados por parejas los pilotos debían avanzar en la eliminatoria completando en el menor tiempo posible dos vueltas a la zona exterior.
Desde el comienzo hubo un claro favorito: Blue Thunder. El monster truck con cuerpo de Ford F150 no pareció sufrir en ninguno de los enfrentamientos. Sin mayor dificultad eliminó a Max-D y Grave Digger. Mientras tanto, por la otra rama de la eliminatoria, Son Uva Digger hacía lo mismo despachando a El Toro Loco y Monster Energy.
La espectacularidad del pilotaje de Son Uva Digger poco tuvo que hacer frente a Blue Thunder en la final. Todd Leduc en su rayo azul volvía a hacer uno de los mejores tiempos de la noche y batía con autoridad a Ryan Anderson. Tras recibir el primer trofeo de la noche, en un bonito gesto por parte del piloto entregaba la copa a uno de los aficionados en la grada.
Interludio de donuts, motos que vuelan y destrucción gratuita
Como estas enormes máquinas de casi cinco toneladas tienen mucha sed y no hay que dejar que el público se enfríe, entre competiciones disfrutamos de una exhibición de motocross freestyle en la que ocho pilotos profesionales nos deleitaron con su habilidad para hacer diabluras en el aire.
Con algo más de combustible en sus depósitos, los monster truck volvían a atronarnos los oídos para enfentarse en una de esas competiciones que deleitan al público americano: los donuts. Dos a dos los pilotos se enfrentaban por girar sobre sí mismos y cuanto más rápido, mejor, siendo le público quien determinaba el vencedor de cada ronda.
Y antes del plato fuerte de la noche en la competición de freestyle, comprendimos por qué había dos Max-D en pista. El segundo, el que había permanecido apartado en una esquina hasta entonces, tenía una configuración especialmente adaptada para hacer uno de los saltos más arriesgados de la noche, intentando saltar por encima de siete coches apilados.
Con suspensiones y habitáculo reforzados, Max-D cogió carrerilla dos veces y se lanzó contra la torre. No podemos decir que fuera un salto limpio, porque chocó contra los dos más altos y derribó la pila, pero ¿a caso no hemos venido a ver saltos, choques, destrucción y fuego?
Freestyle
Ante un público ya entregado, el enfrentamiento más interesante por fin iba a comenzar. Uno por uno los coches saldrían a pista y tendrían que desatar su locura durante 90 segundos para recibir la puntuación más alta sobre un total de 40 puntos.
Monster Matt Damnation era el primero en arrancar, y lo hacía con una ronda bastante floja con sólo 27 puntos. Rápidamente su primer puesto se esfumó nada más acabar el show de Monster Energy que conseguía sumar unos fantásticos 36 gracias a unos vuelos larguísimos.
A continuación era Captain's Course el que tomaba la iniciativa. Alex Blackwell era el primero de los favoritos en intentar acabar un backflip sobre la rampa vertical, pero no era noche de florituras. Pese a ganar mucha altura, no consiguió terminar un giro completo y fue el primer piloto en tener que ser levantado y remolcado. Aun así conseguía quedar por delante de Monster Matt Dalmatian con 28 puntos.
El Toro Loco arrancaba fuerte, pero una avería terminó prematuramente con su actuación. Una copiosa fuga de combustible dejaba caer por su zaga litros y litros de metanol, así que no tuvo más remedio que retirarse y dejar paso a otra de las grandes demostraciones de la noche.
Era el turno de Blue Thunder. Tras haber ganado en la ronda de velocidad, Todd Leduc salía a la arena con ganas de hacerlo bien. Vuelos de decenas de metros, caballitos a dos ruedas, donuts, aterrizajes imposibles... lo intentó todo para ponerse primero, y lo logró. Su ronda fue valorada con 38 puntos por el jurado y lograba colocarse en primera posición.
La siguiente actuación volvió a dejarnos un poco fríos. Con sólo 29 puntos Scooby-Doo no ofreció mucho juego, pero dejaba paso a las mejores rondas de la noche.
El Diablo salía a pista y ponía toda la carne en el asador. Giros completamente de lado, saltos bastante precisos y mucha energía auguraban un nuevo intento de backflip. Y digo intento porque fue otro que se quedó a medio camino y acabó aterrizando con el lomo. 31 puntos para el monster truck del infierno.
Los últimos tres coches por salir eran los tres únicos capaces de batir la puntuación de Blue Thunder: Son Uva Digger, Max-D y Grave Digger. De los tres sólo consiguió acabar uno con las cuatro ruedas sobre el suelo. O bueno, casi.
Grave Digger probaba a ejecutar el backflip nada más empezar su actuación y terminaba como los otros dos intentos previos. Max-D desataba su furia en las rampas centrales pero un mal aterrizaje le costaba acabar patas arriba y con llamaradas saliendo de su vientre.
La gran sensación de la noche por el contrario fue Son Uva Digger. Ryan Anderson puso toda la carne en el asador para lucirse en unos vuelos eternos, salvó varias situaciones complicadas a dos ruedas y aprovechó cada segundo para hacer vibrar al público.
Dio el máximo hasta que el tiempo y su coche dijeron basta. Un violento aterrizaje descolocado le arrancaba la rueda delantera derecha, pero ya había conseguido cerrar la gran puesta en escena de la noche.
39 puntos para el joven Anderson que le valían la victoria y el segundo trofeo de la noche. Un trofeo que también fue a parar a manos de un aficionado entre el público, cerrando una noche muy entretenida.