La edición de las 24 Horas de Le Mans de 1955 ha pasado a la posteridad como la carrera de la muerte, porque en ella se produjo el accidente más grave en la historia del automovilismo deportivo. Los hechos ocurridos el 11 de junio de aquel año en el circuito de la Sarthe, marcaron un punto de inflexión en el deporte del motor.
A las 2 horas y 20 minutos del inicio de la carrera de resistencia más famosa del mundo, el Mercedes 300 SLR conducido por el piloto francés Pierre Levegh, se salió de la pista en la entrada de la recta de boxes. El motor y el puente salieron despedidos contra la tribuna cayendo sobre el público. Murieron 83 personas, incluido el piloto, y hubo al menos 82 heridos.
Esta tragedia sin precedentes en la competición automovilística, supuso la retirada de Mercedes de la competición y la prohibición temporal de las carreras en Francia, España, Suiza y Alemania. También obligó a la adopción de una serie de medidas de seguridad inexistentes hasta la fecha. Esta es la historia del accidente.
Las carreras en la década de los 50
En la década de los 50 los accidentes en las carreras eran frecuentes. La ausencia de medidas de seguridad, el uso de carreteras convencionales para celebrar muchas de las pruebas y la proximidad del público con la pista componían un escenario peligroso.
Los pilotos carecían de mono ignífugo, los cascos cubrían la parte superior de la cabeza únicamente, unas gafas de cristal protegían los ojos, y no se utilizaba cinturón de seguridad para facilitar la salida del vehículo en caso de incendio, un problema frecuente entonces.
El público estaba en algunas zonas literalmente encima de la carretera, como en el caso del circuito de la Sarthe. En la zona donde se produjo el accidente, un ligero terraplén separaba la pista de la zona de tribunas en un tramo de curva en “S”, que se tomaba entorno a los 200 km/h.
En aquellos años, la salida de las 24 horas de Le Mans era un tanto peculiar. Los coches estaban dispuestos en batería, ligeramente inclinada en dirección al sentido de la marcha. En frente los pilotos, que debían cruzar corriendo la pista, subirse al coche, arrancar y salir.
Este era el escenario, caótico desde la perspectiva actual, en el que se celebraban las carreras. Lo que pasó aquel día no fue fruto de la casualidad. El problema no era si podía o no ocurrir algo similar, sino cuándo.
Las 24 horas de Le Mans en 1955
La edición de 1955 de las 24 Horas de Le Mans había despertado un gran interés por la trayectoria de años anteriores, 300.000 personas acudieron a la carrera. El duelo entre Ferrari, Jaguar y Mercedes, y la participación de pilotos como Fangio, Hawthorn, Moss, Castellotti o Phill Hill, entre otros ilustres, habían caldeado el ambiente previo de la carrera.
Mercedes presentaba una novedad insólita en su modelo 300 SLR, un freno aerodinámico que se accionaba mediante la elevación de una cubierta en la parte trasera del coche. La marca alemana, que no vencía desde 1952 en Le Mans, deseaba ganar.
Hasta que se produjo el accidente, la carrera había sido un intercambio de posiciones muy emocionante entre Castellotti (Ferrari), Hawthorn (Jaguar) y Fangio (Mercedes). La salida se había dado a las 16 h, habían transcurrido algo más de dos horas y se acercaba el momento de repostar y cambiar de piloto.
Sobre las 18:28 h, el grupo de cabeza se acerca a la zona de meta. Hawthorn conduciendo el Jaguar nº 6, inmediatamente detrás viene Lance Macklin pilotando el Austin-Healey nº 26 y tras éste, Pierre Levegh con el Mercedes nº 20. Pocos metros detrás, completamente lanzados, Fangio (nº 19) y Karl Kling (nº 21), ambos también con Mercedes.
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