Sin duda, las 24 Horas de Nürburgring es una de las carreras más duras del mundo. Es multimarca, de varias categorías y se permiten varios fabricantes de neumáticos. Los principales, que son Michelin y Dunlop, mantienen un pulso muy fuerte. También participan Pirelli, Yokohama, Hankook, Falken o Nexen.
Los resultados ya los conocéis. Ganó Mercedes-Benz por primera vez, y esta edición tuvo la particularidad de ser la más corta, las 14 horas y media de Nürburgring. El motivo fue la tromba de agua que cayó la noche del domingo, que junto a la niebla, acabó obligando a suspender la carrera casi toda la noche.
Es una carrera muy en equipo, hay dos a cuatro pilotos que se van turnando, y el trabajo de los mecánicos es vital. Hay que parar con frecuencia para echar gasolina (con bombas convencionales) y cambiar los neumáticos. Pensad que cinco vueltas al Ring son más de 100 kilómetros, las ruedas se degradan muy rápido. Cada _box_ lo comparten varios equipos.
Minicurso de neumáticos de competición
Estos pagan a las marcas de neumáticos para que les suministren todas las ruedas que precisen en la carrera. Para ellos se movilizan varios camiones que almacenan los neumáticos, otros son talleres móviles, y hacen el servicio completo: montaje, inflado y asesoramiento en carrera.
Hay dos tipos básicos de neumático de competición, de seco (slick) o de lluvia. Afinando más, tenemos los _slicks_ blandos y medios, y en neumáticos de lluvia, de lluvia normal o lluvia extrema. Una cosa es el compuesto, y otra cosa es el dibujo. La elección adecuada puede hacer ganar o perder una carrera.
Pensad que en estas 24 horas las diferencias de tiempo que se forman entre equipos pueden ser muy amplias, y no solo por una avería mecánica. Ya en la parrilla de salida esperaba junto a cada coche el juego de ruedas de lluvia por si empezaba a llover. Empezó en seco, y efectivamente, luego hizo falta poner de lluvia a todos.
La diferencia entre un compuesto blando y uno duro es la duración y el agarre. Por ejemplo, para rodar por la noche, que hace frío, se utiliza un compuesto blando, que agarra mejor, pero también se degrada más rápido. Los cambios de rueda significan tiempo, así que se aprovecha en los repostajes para hacerlo.
Un equipo sobrado de presupuesto puede cambiar las ruedas en cada repostaje, aunque no las haya gastado del todo, para mantener las prestaciones y el ritmo de carrera. Los más modestos pueden optar por apurarlas más. Eso es estrategia de cada equipo. Los técnicos de las marcas de neumáticos recomiendan qué compuesto usar, presiones y caída (ángulo vertical).
En cuanto a la lluvia, los surcos marcan una gran diferencia, y los equipos están autorizados a abrir surcos más grandes de los que tienen las ruedas fabricadas en molde. En esta imagen podemos ver un neumático al que se le han ampliado esos surcos para rodar mejor en lluvia.
SP 9 GT3, la categoría reina
Dentro de la pista hubo ese fin de semana 179 coches, cada uno competía dentro de su categoría y debía dejarse adelantar por cualquiera de categoría superior. Los SP 9 GT3 se identifican por sus luces amarillas y un azul destellante (para los 40 más rápidos), que significan en competición "quítate o te aplasto".
Mercedes-Benz ganó con los Mercedes SLS AMG GT3, todos calzados con Dunlop. Los Audi R8 GT3 LMS ultra con Michelin ganaron el año pasado pero perdieron mucho terreno cuando la lluvia fue más intensa. Un BMW Z4 GT3 hizo un buen papel con Michelin, pero tampoco pudo dar caza a los ganadores.
En la categoría más alta, los fabricantes pueden aportar sus últimos desarrollos, frente a neumáticos comerciales que cualquier equipo puede comprar. Esto lo hace todo más interesante, ya que entre competidores no saben cuán bueno es el neumático nuevo. Son las ruedas "confidenciales".
Se gastan muchísimas ruedas en una carrera tan larga y con tanto coche, ¡miles! Solo Dunlop llevó 4.000, pero Michelin llevó bastantes más. Las gastadas tienen tres destinos: análisis (hay trazabilidad de qué uso ha tenido), valoración (se usan para generar electricidad) o reciclaje de aficionado. Mucha gente se llevó ruedas a su casa, sin ningún problema además.
El infierno verde es un circuito tremendamente exigente con los coches, muchos cambios de rasante, curvas de todo tipo, alta velocidad y hasta saltos. De hecho se suspendió la carrera por seguridad, como los pilotos tenían pocas referencias visuales por la niebla, les traicionaba el cuerpo y muchos vomitaban en los boxes.
Os sorprenderían las olas que levantaban los coches al pasar por la recta de tribuna (que es del circuito nuevo). Parecían lanchas rápidas. El domingo me retiré a dormir a las 11 de la noche, justo al salir la bandera roja. Tuvieron la cortesía de parar la carrera todo el tiempo que estuve durmiendo o de camino al hotel a 100 kilómetros de allí, en Coblenza.
Una de las anécdotas de la carrera fue la de que como se esperaba menos lluvia, empezaron a escasear potencialmente los neumáticos especializados. Le ocurrió a Michelin, que tuvo que pedir a fábrica una remesa y mandarla por camión desde Francia en tiempo récord. Estarían en el circuito a tiempo, pero con el parón, no hicieron falta.
Otro detalle muy curioso es que los camiones de transporte de ruedas están climatizados. Por lo visto, los _slick_ si se enfrían mucho, se ponen tan duros que el compuesto se vuelve quebradizo, y pueden llegar a romperse como tazas de barro cocido. En competición se hila muy muy fino.
Desde la televisión se vieron varias salidas de pista. No os cuento la contrariedad, por ser fino, de irse al césped, empapado, con _slicks_. Los coches se vuelven tan inútiles como un escarabajo dado la vuelta. Algunos pueden volver a la pista sin ayuda, otros con ayuda, y otros abandonan.
Esta edición ha demostrado una vez más cómo la climatología puede invertir el resultado. Michelin iba mejor en la primera parte, pero tras el parón y reanudación, los Dunlop reconquistaron terreno. Estoy hablando de la máxima categoría, en las inferiores hay mucho que comentar y el espacio es limitado.
Poco a poco, las lecciones de la competición se van trasladando a los neumáticos que acabamos montando en nuestros coches particulares. Dependiendo del uso, se busca mejorar un aspecto frente a otro menos importante, como durabilidad en un modelo para utilitarios, o agarre máximo en mojado para los de altas prestaciones.
Frente a otras competiciones como la Fórmula 1 actual, considero positivo que haya batalla entre los fabricantes de neumáticos. Echo de menos la época Michelin/Bridgestone. Ahora, que solo está Pirelli, no es lo mismo. Ojo, que el aficionado medio piensa que ahora las ruedas son mucho peores que antes, cuando se ha hecho lo que se ha hecho para favorecer el espectáculo.
Una afición digna de envidia
Esta carrera aglutina a un enorme número de personas, de 200.000 a 300.000, que ponen a reventar los espacios habilitados para aparcar, para acampar, e incluso aparcan en prohibido en las cunetas (entiéndase no las del circuito). La grúa se puso las botas retirando coches de presupuestos muy variados, desde Corsa hasta M3.
Dando una vuelta en helicóptero alrededor del circuito, se puede ver la magnitud de los campamentos que se forman. Disponen de letrinas, puestos de cerveza y vigilancia. Los más pros traen hasta sofás viejos para no perder detalle durante horas, pero sin castigar al trasero. Ni un zapato se libró del barro.
Como espectador, vi la carrera desde tribuna, y cerca de dos curvas míticas. El ruido de los escapes es atronador, tanto que son necesarios a veces tapones para los oídos. No depende de la categoría, los 208 GTi hacían más ruido que muchos SP 9 GT3. Los Mercedes retumbaban tanto con sus V8 que se notaba hasta en las gónadas.
Pero este año no ha sido tan grande, mucha gente se ha vuelto a casa viendo que la carrera llevaba parada horas y se evitaron el atascazo de salida. Servidor abandonó el circuito a poco de terminar la carrera y el tráfico era bastante normalito, y los campamentos estaban parcialmente desmantelados.
Cuando se está allí, se comprende la grandeza de Nürburgring, aunque el pueblo de Nürburg sea simbólico en tamaño. Todo aficionado al motor debería peregrinar allí al menos una vez en su vida, aunque sea para dar vueltas con un Swift de alquiler o para ser un mero espectador.
Lástima que la administración actual, queriendo explotar la gallina de los huevos de oro, haya incurrido en un negocio ruinoso que pone en peligro la continuidad del circuito tal y como es. Eventos como esta carrera son balones de oxígeno, pero es pan para hoy y hambre para mañana.
También es una pena que ya no haya Fórmula 1 en el trazado viejo, pero es que es peligrosísimo, que se lo digan a Niki Lauda, que acabó muy quemado. Antes de él, el trazado se cobró varias víctimas. Ahora importa más la seguridad, antes era más un juego entre gente simplemente amaba el peligro.
En julio el circo de la Fórmula 1 se pasará por allí, aunque en el trazado nuevo. Esperemos que se puedan volver a celebrar estas 24 horas el año que viene, y que la climatología ayude. O mejor, que no ayude, pero lo suficiente para que no haya que suspender la carrera.
Seguir las 24 horas no es muy fácil si no conoces los pilotos, ni los nombres de los equipos, ni las distintas categorías. Merece la pena empaparse de ello para la próxima vez no perder detalle. Si no, es un desfile casi continuo de coches en pista, que no deja de tener su atractivo a la vista, al oído, y al olfato.
Los gastos del viaje para esta presentación han sido asumidos por Michelin. Para más información consulta nuestra guía de relaciones con empresas.
En Motorpasión | "La increíble experiencia de las 24 Horas de Nürburgring":https://www.motorpasion.com/otras-competiciones/la-increible-experiencia-de-las-24-horas-de-nurburgring