Son muchos los modelos de Porsche que han vencido en grandes competiciones, logrando la gloria por ejemplo en las famosas 24 Horas de Le Mans, y el Porsche 962, que sustituyó al Porsche 956 a finales de 1984, está entre los coches de carreras más exitosos de la casa alemana de Stuttgart.
Y es que el Porsche 962 consiguió, además de dos victorias consecutivas en las 24 Horas de Le Mans con el mítico Derek Bell al volante (entre otros pilotos), ganar cinco veces las 24 Horas de Daytona, dos veces el World Sportscar Championship, el IMSA GT Championship cuatro veces seguidas o el All Japan Sports Prototype Championship durante cinco años consecutivos.
El mes que viene, con ocasión de la Monterey Car Week en California, la casa de subastas Mecum pondrá a la venta una unidad muy especial del Porsche 962, concretamente el ejemplar -chasis 108C-2- que Bell pilotó hasta la victoria en las 24 Horas de Daytona de 1989, junto a John Andretti y Bob Wollek, en uno de los últimos triunfos de su carrera deportiva.
El más rápido de su clase
Este Porsche 962, basado en un monocasco de aluminio y con una carrocería de fibra de vidrio y kevlar, nació con especificaciones de IMSA GTP, y montaba un motor 3.0 litros bóxer turbo de seis cilindros y refrigerado por aire. Su potencia llegó a alcanzar los 830 CV, para un peso inferior a la tonelada. Los 962 de Le Mans llegaban a alcanzar los 370 km/h.
La unidad en concreto, además de las 24 Horas de Daytona de 1989, también venció en el Gran Premio de Palm Beach del mismo año y fue el campeón de la Porsche Cup USA durante el mismo periodo. Es considerado el Porsche 962 más rápido de la época, y según Bell, su favorito de conducir.
Tras aquella temporada, el 962 108C-2 fue retirado de la competición y acabó "jubilado" en una colección privada durante años, hasta que en 2005 volvió a reunirse con el piloto británico Derek Bell en el Goodwood Festival of Speed. Después, en 2007, ambos volvieron a juntarse en el Amelia Island Concours d’Elegance y en algún que otro evento aquel año.
El modelo aún conserva la decoración original de Miller y BF Goodrich, en colores dorado, verde y blanco, y aunque no se ha anunciado un precio de partida o una estimación del precio final que podría alcanzar, suponemos que no será precisamente barato. En todo caso, el coche trae consigo coleccionables como posters o camisetas de la época o el traje ignífugo (enmarcado) de Colucci.