Bestias de 5 toneladas y 1.500 CV golpeándose a 160 km/h: así son las carreras de camiones en el Jarama
Este fin de semana se ha celebrado el Gran Premio de Carreras de Camiones en el Circuito del Jarama, en la que ha sido su trigésimo tercera edición. Ocho carreras en dos días repartidas entre el Campeonato de España y, el plato fuerte, el Campeonato de Europa (ETRC) que han gozado con una repercusión mayor que nunca.
Más allá del mero evento deportivo, las carreras de camiones son un espectáculo descomunal. Estruendosas máquinas de 1.500 CV de tamaño XXL peleando por la victoria, mucho contacto y velocidad son la receta perfecta para pasar un fin de semana.
Ocho carreras donde ganamos todos los aficionados
La organización ha decidido dar un nuevo impulso a esta espectacular disciplina y por primera vez se ha retransmitido en directo tanto en dos pantallas gigantes colocadas en diferentes puntos del circuito como a través de la web del circuito en streaming, el canal de Youtube del ETRC y de La Liga Sports TV.
Esto se ha notado a la hora de asistir a las carreras. Lo hemos vivido en primera persona con unas gradas repletas de gente, la pelouse abarrotada de aficionados (30.800 espectadores) y un paddock con mucho más movimiento, incluyendo el apoyo oficial de marcas como Ford Trucks, quienes aprovecharon este evento para presentar su nuevo camión, el F-MAX que pudimos probar la jornada previa a la competición.
Actividades relacionadas con el mundo del motor y de los camiones como food trucks, exhibición de camiones decorados, desfile de la Guardia Civil con vehículos históricos o los hombres de la Liga de la Fuerza arrastrando camiones sirvieron para entretener a los asistentes.
En pista no había mucho que decidir, pues el título ya estaba en manos de Jochen Hahn. Para esta ocasión Antonio Albacete no lo tuvo nada sencillo pues debía hacer frente a un casi imparable Adam Lacko. Hahn se adjudicó la primera carrera con Albacete segundo y Lenz tercero, con Lacko quinto.
En la segunda y tercera carrera Lacko se llevó la victoria con Albacete tercero y en la última del fin de semana fue Norbert Kiss el triunfador con Albacete cuarto por delante de Lacko, dejando al español de Man con el subcampeonato por la mínima con 7 puntos de ventaja.
Pero más allá de los números, lo más impresionante de las carreras de camiones es la emoción que despiertan. Son años viendo carreras de todo tipo en circuitos y puedo asegurar que no hay nada tan salvaje como ver a estos titanes peleando a tan solo unos metros.
Una de las emociones más hardcore que recuerdo es la que llevo repitiendo varios años, y es la que sigue. La salida lanzada con decenas de camiones a pleno rendimiento lanzándose hacia la primera curva es imponente, pero en Madrid tenemos una ventaja y es poder ver la primera vuelta con todas esas moles enfrentándose a toda velocidad por la rampa Pegaso del Circuito del Jarama.
El sonido es atronador y te hace retumbar el pecho, se perciben las vibraciones del suelo y después de que te rebasen los primeros camiones el impacto producido por el aire es sencillamente exagerado. Y sí, todo esto ocurre con camiones, y están derivados de modelos de carretera.
El reglamento del ETRC obliga a todos los participantes a emplear chasis derivados de los modelos de calle. A partir de ahí vale casi todo, pues se monta una cabina sin suspensión, altura recortada y dotada de jaula antivuelco. Al motor se le trasplanta a una posición retrasada para centrar las masas y se utilizan seis neumáticos especiales Goodyear extremadamente pegajosos sobre montajes de suspensiones altamente sofisticadas.
Los motores diésel no son ni mucho menos de serie. Se puede elegir entre motores en uve o en línea con hasta 13 litros con uno o dos turbos respectivamente, y no tienen por qué ser de la misma marca que el chasis. A base de modificaciones estos bichos alcanzan potencias de hasta 1.500 CV.
Sobre la pista son grandes, pesados y, sí, también son sorprendentemente rápidos. Puede que estén a una inmensidad del récord de la pista logrado por el Jaguar R5 de Fórmula 1 del año 2004 de Klaas Zwart (1'16"994), pero es apasionante contemplar a estas máquinas meterse por debajo de la barrera de los 2:00 minutos.
Eso sí, estos camiones tienen un gran handicap: su velocidad máxima está limitada a 160 km/h. Es fácil escuchar cómo sus motores cortan en la recta principal, rodando a fondo encaminándose hacia Hípica o justo antes de la temible bajada de Bugatti, pero no es porque no puedan rodar más rápido, que sí pueden, es porque pondría en peligro la integridad del sistema de frenos.
Los equipos de frenado de estas bestias están compuestos por enormes discos de freno y no menos grandes pinzas que generan tanto calor que cuando se accionan reciben descargas de agua para refrigerar el conjunto. Es muy, muy fácil ver densas vaporadas saliendo de las ruedas en cada curva.
Y puede que lo mejor de todo no esté en la cabeza de carrera, donde los pilotos más rápidos se marcan con precisión sobre mastodontes de más de 5 toneladas y 350.000 euros. Lo más interesante está en las peleas que hay por detrás donde por retrasada que sea la posición, los pilotos se la juegan para meter el camión a sus rivales.
Sobra decir que con máquinas de este porte cualquier circuito, por ancho que sea, se hace pequeño. Contemplar a pie de pista las peleas de los camiones de carreras pone los pelos de punta, literalmente. Además que siempre hay dosis de destrucción garantizada. Los recambios rebosan en cada garaje y al final de cada carrera se amontonan las piezas de fibra de las carrocerías junto al parque cerrado.
Las carreras de camiones son puro espectáculo en el sentido más amplio de la palabra. Desde deportivamente con el despliegue con cuatro carreras en dos días hasta la ingente cantidad de equipo que hay detrás de cada piloto, con grandes motorhome, recambios a espuertas y sus propios restaurantes móviles.
Merece la pena. Si algún día puedes verlo seguro que no te vas a arrepentir, incluso si no te gustan los camiones. Nosotros repetiremos pase lo que pase.
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