Fernando Alonso ya es piloto del Dakar. El asturiano ha conseguido completar las seis primeras etapas de la edición de 2020 y lo ha hecho con buena nota. Solo un gran percance le lastra en la clasificación general del rally. Por lo demás, las conclusiones para Alonso son buenas, incluso mejores de lo esperado.
El bicampeón del mundo de Fórmula 1 está teniendo mucha velocidad. De hecho, en ese apartado se le ve a la par de un piloto con más experiencia como Yazeed Al Rajhi, y por delante de todo un veterano campeón del Dakar como Giniel de Villiers, ambos compañeros de Alonso en la estructura de Toyota.
Alonso se despistó en la cuarta etapa y rodó unos kilómetros en sentido contrario
Ahora mismo, por velocidad solo hay tres pilotos que parecen notablemente por delante de Alonso. Se trata de la élite: Carlos Sainz, Stéphane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah. Que el piloto español esté ya en el segundo grupo en este apartado no es moco de pavo. En solo una semana, Alonso está ya a las puertas del club de los elegidos.
Pero ese es el paso más complicado de dar. Además, probablemente hay algún piloto más que en cuestiones de velocidad podría estar por delante de Alonso, solo que o bien no tienen el coche adecuado o bien ni siquiera están en el Dakar. Son los casos de Nani Roma y Sébastien Loeb, corredores rapidísimos.
En cualquier caso, la velocidad de Alonso está sorprendiendo a los más pesimista y complaciendo a los que más confiaban en el asturiano. Lo que no puede tener el español es experiencia. Y esa ausencia le jugó una mala pasada en la segunda etapa. Alonso chocó contra una piedra y destrozó su suspensión delantera izquierda.
Tuvo mala suerte Alonso, sí. Se encontró con la roca a la bajada de una duna y nada pudo hacer para esquivarla. Pero también la tuvo buena: un incidente así bien le podía haber mandado para casa a las primeras de cambio, tan solo en la segunda etapa. Y eso sí que hubiese sido un desastre para él.
Si no sucedió fue en gran parte por su humildad para remangarse el mono y ponerse a reparar el Toyota. Fernando Alonso, un bicampeón del mundo de Fórmula 1, de rodillas en la arena del desierto reparando la suspensión rota de su coche. Pocas cosas pueden ilustrar mejor qué es el Dakar que esa imagen.
Alonso luchó por que su Dakar no quedase en un meme y lo consiguió. La primera novatadas del rally más duro del mundo estaba pagada. Luego han venido más, como los problemas con Orlando Terranova. Alonso ya ha tenido dos encontronazos con el piloto argentino en lo que llevamos de Dakar.
El primero en la primera etapa, cuando no le dejó pasar durante 50 km y el argentino se quejó amargamente de ello. El segundo fue en la cuarta etapa, cuando Alonso se desorientó y estuvo pilotando en sentido contrario durante algunos kilómetros, hasta que se encontró de frente con Al Rajhi y Terranova, con el que casi choca.
En definitiva, Alonso se está empapando de la aventura. Veremos qué le depara la segunda etapa, con más navegación y dunas. Pero si que Alonso repitiera el próximo año dependía de su desempeño, creo que tendremos al asturiano muchos años. Porque, aunque no sabemos cuando, lo que Alonso está demostrando es que tiene el nivel suficiente para ganar el Dakar. En ello está.
En Motorpasión | Probamos el Mercedes-AMG GT C: un deportivo de 557 CV a caballo entre el equilibrio y la visceralidad | Las ventas de coches eléctricos en 2019 vuelven a duplicarse en España, con el Tesla Model 3 como más vendido