Hoy debutaba Alex Crivillé en el rally de Cáceres a los mandos de un Mitsubishi Lancer Evo VII, y no había que ser muy listo para saber cómo iba a acabar la historia. Según su jefe de equipo: “Alex tuvo problemas a la hora de negociar un interior que tenía trampa, un pequeño montículo de cemento debajo de la arena, lo que propició que el coche volara y terminase volcando”. Curiosa descripción de lo que es una trampa; yo pensaba que todas las pistas de tierra de los rallies traían consigo tierra, piedras, ramas, etc.
Hay pocas cosas más tristes que un campeón que no se retira a tiempo. Se arrastró en motos varios años, y parece que no contento con eso, ha decidido hacer lo mismo en rallies. Me recuerda a Michael Jordan jugando al golf. En fin, recordémosle como en la foto.
Vía | As