El pasado fin de semana tuve la suerte de poner mis manos sobre un coche que llevaba tiempo queriendo probar, el Opel GT. Pero ojo, no esperéis una prueba al estilo de las de Javier o Héctor, porque sólo pude estar con él poco más de media mañana, tiempo suficiente para dar unas primeras impresiones.
Tengo que avisar también que iba bastante predispuesto a que me gustase. Desde su salida al mercado, he mirado con buenos ojos este coche. Biplaza, descapotable, tamaño contenido, propulsión y un motor Ecotec 2.0 Turbo que prometía diversión con sus 265 CV.
Tras conducirlo en modo mixto, un poco de ciudad y un poco de carretera abierta, el Opel GT demuestra que cumple su función con creces. En conducción tranquila no es excesivamente incómodo y cuando se le pide algo más de prestaciones, está dispuesto a entregarlas sin rechistar.
Pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador...
Exteriormente, el Opel GT es bastante atractivo. Su prominente frontal y su atrasado puesto de conducción le dan un aspecto bastante deportivo. Si bien toda su belleza se puede apreciar con el techo replegado, la capota de lona no afea nada sus formas.
Uno de los elementos que más me echaban para atrás era la posición de los intermitentes y su excesivo cromado. En conjunción con las entradas de aire en negro del paragolpes no parecía una combinación acertada. Visto en persona, cambia bastante y en cierto modo, le da un toque diferente al resto.
Pero dónde más llama la atención es en su trasera. La posición elevada de los grupos ópticos y la posición de la luz de marcha atrás y antiniebla, situada en el centro del difusor, deja mucha carrocería junta. Un detalle que le da un toque bastante apetecible al mirarlo desde atrás. Además, las dos jorobas del portón del maletero le dan un mayor dinamismo a la trasera.
Si nos vamos a su interior, lo único que no tenemos que buscar es practicidad, porque no la hay. Tampoco es que sea un coche concebido para ello, pero se echa en falta algo más de espacio para dejar el móvil, la cartera o las gafas de sol.
No hay huecos portaobjetos ni en las puertas ni en la cónsola central. Éstos se limitan a la guantera y un espacio entre los dos asientos, a la altura de la cabeza (al que le falta una cerradura, dicho sea de paso). Y ya está. Tampoco es un gran problema, para que nos vamos a engañar, pero resulta gracioso tener que dejar el estuche de las gafas en el maletero.
Por lo demás, todo muy cómodo. Los asientos, de corte deportivo y tapizados en cuero, son bastante cómodos y sujetan bien la espalda, sin apenas notar desplazamiento lateral en las curvas. El tacto del volante, también en cuero, muy suave y con un tacto bastante agradable.
Uno de los detalles donde pensaba que iba a fallar era en la posición de los retrovisores. Soy muy manioso con ésto, pero no. A pesar de que los exteriores no tienen un tamaño muy grande, cumplen a la perfección con su cometido, dando una visión bastante amplia y clara de lo que pasa detrás de nosotros.
El puesto de conducción me gustó. Bastante bajo comparado con cualquier coche (lógico), pero con una visión bastante amplia de todo lo que acontece en el exterior. Los montantes delanteros no son excesivamente intrusivos en la visión. Los pedales son bastante cómodos de usar y el reposapies es de un buen tamaño, pudiendo dejar descansar el pie izquierdo con total comodidad sin que moleste el pedal del embrague.
Uno de los puntos que más me gustó fue el pomo del cambio de marchas. Su posición es realmente adecuada a la hora de hacer los cambios y sus recorridos extremadamente cortos y la suavidad del mismo hacen que cambiar de marcha, tanto en conducción relajada como en conducción algo más ligera, sea realmente fácil.
Sin embargo, el freno de mano queda demasiado alto, al ser el túnel central tan alto. Para que os hagáis una idea, cuando está echado queda más o menos a la altura de tu hombro, con lo que quitarlo no es que sea lo más ágil del mundo. Pero bueno, es un detalle sin importancia.
No lo conduje con la capota puesta. Ya que me dejan un descapotable, no voy a desperdiciar la oportunidad de conducir a cielo abierto. A pesar de ser de apertura manual, el sistema es bastante sencillo y no requiere más de un par de minutos en abrirla o cerrarla.
Según me comentó el amigo Albert, con ella puesta el ruido que se cuela en el habitáculo no es demasiado molesto. Si te preocupas en ajustarla bien, no es más molesto que en cualquier otro convertible (él viene de un 307 CC).
Donde sí hay que ponerle alguna pega es en el tamaño del maletero, realmente pequeño. Con la capota plegada es prácticamente inútil y no hay sitio más que para una chaqueta o algo de muy poco volumen. Con la capota cerrada, tampoco es que sea demasiado grande. La posición elevada del depósito de gasolina se mete literalmente en el hueco, dejándolo con unas formas nada practicables para una maleta de tamaño medio. Aún así, su dueño me comentó que dos trolleys caben a la perfección.
Y hasta aquí lo que se puede decir de él si lo vemos en modo estático. Lo siguiente será ponerlo en marcha, comprobar como se comporta en carretera y si ese motor Ecotec 2.0 Turbo es tan divertido como se le presupone. Mañana más…
Fotos | SandMan
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