Clásicos eléctricos: Opel Impuls I, II y III

Corría el final de los años 80, era la época del Scalextric, la Nocilla, el Cinexin y el Opel Kadett, el precursor del Opel Astra. Más de uno por estos lares conocerá este coche por haber tenido uno propio o en su familia, pero ¿sabíais que hubo un prototipo eléctrico?

Se llamaba Opel Impuls I y fue presentado en 1990. Estaba propulsado por un motor eléctrico de 22 CV, que se alimentaba de unas baterías de Níquel-Cadmio de 310 Kg de masa. Podía recargarse en cinco horas en casa y la autonomía que proporcionaba era de 80 Km en tráfico urbano.

Las frenadas y retenciones servían para recuperar energía y recargarse un poco. No era ninguna maravilla prestacional, su punta era de 100 Km/h y lograba superar desniveles del 25%. Podía pasar inadvertido como un Kadett más.

El conjunto motor-batería podía alojarse en el vano delantero, mientras que en el maletero ocupaba espacio el sistema de recarga casero. Este primer prototipo fue realizado con la
colaboración del fabricante de baterías SAFT y de la compañía eléctrica RWE Energie AG. El año siguiente, al hacer aparición el Opel Astra, se hizo un segundo prototipo.

Para el Salón del Automóvil de Frankfurt de 1991 se presentó una unidad de pre-producción basada en la carrocería familiar. Las baterías eran de ácido de plomo, y la potencia era notablemente superior, 115 CV, con dos motores que movían unos engranajes planetarios. Este vehículo se denominó Opel Impuls II. Las prestaciones eran mejores, podía alcanzar 120 Km/h y hacía 0-50 en 6 segundos.

Pesaba 225 Kg más que un Astra convencional por las pesadas baterías. Se hicieron algunas unidades más de una evolución de este prototipo con la denominación Impuls III, que realizaron por Europa más de 350.000 kilómetros en pruebas entre 1993 y 1997. No llegaron a comercializarse, sólo fueron unas pruebas de viabilidad de las baterías de Níquel-Sodio.

Estos vehículos, al estar sólo propulsados por energía eléctrica, eran totalmente inocuos en cuanto emisiones, ya que no tenían tubo de escape (eléctricos puros). Sus limitaciones venían dadas por las baterías y la potencia de los motores, además de ser una tecnología en ese momento cara. Sin embargo, pese a su reducida autonomía, cumplen las necesidades de una aplastante mayoría que usa el coche a diario.

La idea del coche eléctrico no es nueva, ni mucho menos. En el grupo General Motors, antes del Chevrolet Volt, hay muchas cosas que contar, de momento os dejo con este capítulo, en próximas entregas, más.

Fuente | General Motors

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