Nissan asegura que todos sus coches cumplen con los límites de emisiones en Japón... menos el GT-R

En una nota de prensa, Nissan ha vuelto a reconocer una "mala conducta" durante el proceso de inspección de 19 modelos en Japón. Tras la nueva verificación de datos, la compañía ha comunicado que todos los vehículos producidos, a excepción de GT-R, cuentan con las emisiones de gases y mediciones de consumo real reglamentarios.

Nissan decidió suspender en octubre la producción de vehículos para el mercado japonés en todas las plantas debido a irregularidades durante los procesos de inspección. La confesión del presidente, Hiroto Saikawa, sacó a la superficie un serio problema para la firma nipona.

Todos, menos el GT-R

Desde el descubrimiento en septiembre de 2017 de irregularidades durante el proceso final de inspección de sus vehículos, Nissan ha seguido admitiendo controles inapropiados, como las mediciones relativas a las emisiones de gases contaminantes y los test de uso de carburantes. De esta forma, se crearon, en palabras de la propia marca, "informes de inspección basados ​​en valores de medición alterados".

Nissan ha informado que está colaborando con las autoridades en la investigación en curso, y ha querido llamar a la calma aseverando que "todos los vehículos producidos, a excepción de GT-R, cumplen con las normas de seguridad japonesas y también que los valores de medición promedio" requeridos para su aprobación.

Estas irregularidades, que se remontan a 2013, no afectan a los vehículos exportados al extranjero.

Una bola de nieve que sigue creciendo a día de hoy

Las irregularidades salieron a flote durante una inspección voluntaria efectuada por el Ministerio de Transporte de Japón y durante la cual se descubrió que inspectores junior realizaron tareas que no estaban certificados para llevar a cabo. El fraude se basó además en la modificación de las condiciones en las que se realizan estas pruebas, como humedad ambiental, velocidad o temperatura, ofreciendo datos de kilometraje y consumos falsos.

El 29 de septiembre de 2017 Nissan suspendíó temporalmente nuevos registros de vehículos en Japón y en octubre paró toda la producción destinada al mercado local.

Nissan tomó entonces medidas correctivas en las plantas de producción japonesas, pero el 18 de octubre, un equipo de investigación (dirigido por un tercero independiente) descubrió que en sus plantas Oppama, Tochigi y Nissan Kyushu, ciertas partes del proceso de inspección final seguían realizándose por técnicos que no estaban debidamente acreditados. No tenían ningún control del problema por entonces.

El fabricante japonés Subaru también fue investigado por el Ministerio de Transporte a finales de octubre después de que revelaran controles inapropiados de la misma naturaleza que los de Nissan. La firma nipona ha reconocido que trabajadores no certificados han estado llevando a cabo inspecciones finales de sus automóviles infringiendo las regulaciones gubernamentales durante más de tres décadas.

En el caso de este fabricante, el problema se ha acrecentado al descubrirse que el engaño sobre manipulación de consumos afecta al doble de unidades detectadas inicialmente. Como consecuencia, el CEO de Subaru, Yasuyuki Yoshinaga, ha renunciado.

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