Mercedes-Benz presentó en 2021 el que sería el buque insignia de la marca: el Mercedes-Benz EQS. Tres años después la versión eléctrica del Clase S está a punto de convertirse en uno de los mayores fracasos de la marca alemana. El cóctel de fatalidades incluye un mercado eléctrico que no termina de despegar para los fabricantes tradicionales y unos clientes 'de toda la vida' que no han estado dispuestos a dejar atrás los motores de combustión.
Ahora la marca de la estrella ha decidido prescindir del EQS y unificarlo bajo la línea del Clase S de combustión. Y eso que dijeron que a partir de 2030 solo venderían coches eléctricos.
Mercedes no ha podido convencer a sus clientes adinerados de pasarse al eléctrico
"En el futuro habrá dos Clase S: el de combustión interna y el eléctrico". Así ha confirmado a Autocar el CEO de Mercedes, Ola Källenius, la próxima estrategia de la marca de cara a 2030, un año en el que los eléctricos puros iban a ser los únicos protagonistas. Habrá así el año que viene un EQS con tecnología de 800 voltios, una nueva química de batería y nuevos motores y en 2026 un Clase S de octava generación de combustión y una versión híbrida suave del V8 biturbo de 4.0 litros. Además ambos contarán con un diseño exterior más homogéneo.
Es la misma estrategia que han seguido con el Clase G, que no se ha convertido en su versión eléctrica en un 'EQG'. Claro que no se basarán en la misma plataforma: mientras que el Clase S eléctrico utilizará la futura MB.EA Large, su hermano de combustión montará una versión actualizada de la MRA.
Pero el escenario no está siendo amable para los fabricantes tradicionales y Mercedes lo ha notado: según datos recogidos por Bloomberg, las ventas del sedán eléctrico de lujo cayeron un 40% hasta apenas 14.100 unidades el año pasado, mientras que las entregas del Clase S con motor de combustión fueron más de seis veces superiores.
El diseño y la tecnología no han conseguido convencer a una clientela fiel a las comodidades del clásico Clase S, pero ojo porque las entregas del modelo con motor de combustión interna han caído un 37% en el primer trimestre del año, provocando que la producción del Clase S se reduzca a un solo turno en las instalaciones Sindelfingen, Alemania, que también produce el EQS. Tampoco contribuye la galopante depreciación del coche eléctrico: un Mercedes EQS con un año de uso puede costar la mitad que uno nuevo.
Estas cifras no ayudan a lograr el objetivo de Källenius de que los modelos eléctricos puros e híbridos enchufables representen el 50% de las ventas anuales de la marca para finales de 2025: el pronóstico ha tenido que ser pospuesto a 2030. Todos los fabricantes tradicionales están dando marcha atrás en sus planes de electrificar su flota y los híbridos están resurgiendo como la opción estrella ante el alto coste que suponen los eléctricos para las marcas y una demanda en desaceleración.