El próximo enero, en el Salón de Detroit, se presentará la nueva generación del Mercedes-Benz Clase G, un incombustible de los todoterrenos que recoge la experiencia de casi cuatro décadas en el mercado, que se dice pronto. Desde 1979 han sido más de 300.000 unidades vendidas en todo el mundo, en un segmento que se define por el pragmatismo, la robustez y la versatilidad.
Y todos esos signos los encontraremos en el Mercedes-Benz Clase G 2018, combinados con el refinamiento que han querido dar los ingenieros de Stuttgart a su nueva bestia del no-asfalto. Para muestra, un adelanto que hemos conocido ya de primera mano: el interior del nuevo Clase G.
El secreto de un icono llamado Clase G
Escondida del mundo, en el interior de lo que podría ser —pero no es— una vieja fábrica abandonada de Metzingen, nos espera una unidad del nuevo Mercedes-Benz Clase G. Allí está, oculta tras una puerta de color negro, como negras son las paredes que le dan cobijo en una pequeña sala que está prácticamente a oscuras.
Por el momento no podemos pasar. Lo que sí queda accesible para todos los presentes es el módulo completo del tablero, con su volante y con su panel de instrumentos y con su consola central y con su guantera y con todo lo demás. Los que estamos en aquel lugar hemos aceptado guardar confidencialidad, hasta que se pueda publicar este contenido. Aunque se produzcan filtraciones.
¿Cuál es el motivo de tanta expectación?
El Clase G es uno de los pilares históricos de la marca de la estrella. La aventura que comenzó en 1972 como una colaboración entre la otrora Daimler-Benz AG y Steyr-Daimler-Puch en la ciudad austriaca de Graz es hoy un sólido capítulo de la historia de Mercedes-Benz.
Con el auge de los SUV, el Clase G podría haber caído en el olvido. "Sin embargo, hoy es más popular que nunca", nos explica Gunnar Güthenke, responsable del proyecto Clase G en Mercedes-Benz. Para el ingeniero alemán, las cifras del todoterreno hablan por sí mismas: de los 300.000 Clase G que un día salieron de la línea de producción, el 80 % continúan en la carretera.
Así se entiende que en Mercedes-Benz opten por la fórmula de la continuidad. Güthenke defiende que su todoterreno aúna la dureza con la comodidad, y nos desvela el secreto de la vida eterna: "Periódicamente reiventamos nuestro icono, asegurándonos de que sigue siendo fiel a sí mismo".
Traducido del inglés pero manteniendo el acento alemán, podemos esperar un exterior de Clase G 2018 que no difiera demasiado de su estirpe, más un Clase G 2018 cuyo interior vamos a observar ya a la vez que él nos observa a nosotros.
"Here's looking at you, kid", o cómo entender el diseño de un interior de Clase G con una mirada de Bogart
Quizá al público castellanohablante la cita en inglés extraída de 'Casablanca' no le diga demasiado, más que nada porque la magia del doblaje de nuestro país transformó para siempre la frase en algo mucho más directo ("Ve con él, Ilsa", en alusión a Viktor Lazlo), pero para Gunnar Güthenke se puede tomar ese "va por ti, pequeña" de Rick Blaine como algo mucho más literal: aquí estoy, observándote.
Efectivamente, el interior del Mercedes-Benz Clase G 2018 nos observa, de forma similar a como nos ha mirado siempre el frontal del todoterreno. Así nos lo cuenta Güthenke... y así lo defiende uno de sus diseñadores, que se identifica ante mí como Claudius, cuando le pregunto por la esencia de su creación.
Lo hago porque lo primero que me ha llamado la atención es que el Mercedes-Benz Clase G incorpora elementos de estética similar a los de otros interiores de la casa. Esos botones, esos aireadores, esos acabados... son como un déjà vu para mí. Si no los he visto en la mitad de la gama creo que no los he visto nunca. Entonces...
¿Cómo se puede mantener la esencia de un icono echando mano de los componentes de toda una familia de modelos?
Y voy y se lo pregunto.
A mi interlocutor le entra un divertido síncope de lo más germánico, mientras me replica anonadado que el interior es "completamente Clase G". Te observa como un Clase G, tiene la misma cara que un Clase G... "Here's looking at you, kid", sólo le falta decir, mientras yo realizo un fotomontaje en mi mente con lo que me cuenta el padre de la criatura, a quien quizás he ofendido un poco de más.
Las líneas geométricas que presiden el conjunto, igual que en el exterior del todoterreno; la forma redondeada de las ópticas delanteras, calcada en los aireadores que van situados en los extremos del tablero; el diseño de los icónicos intermitentes, que se transmite a la forma que tienen los altavoces; la consola central, que emerge con líneas tan angulosas como muestra la parrilla del frontal en el Mercedes-Benz Clase G.
Vale, aceptamos Looking-at-you-kid como animal de compañía, y Claudius ya se suelta un poco y me explica las complicaciones que les ha supuesto mantener el asidero del acompañante sobre la guantera como en las generaciones anteriores del modelo, debido a las mayores exigencias actuales en materia de seguridad pasiva. Se las han tenido que ingeniar para acortar un poco las medidas de ese elemento irrenunciable y conseguir que el Clase G siga siendo, por encima de todo, una oda al pragmatismo que incorpora una buena dosis de confort.
Tecnología de Clase S y todo tipo de materiales refinados para el interior, a prueba de Schöckl
Más allá del diseño, las novedades de tecnología que alberga el interior del nuevo Mercedes-Benz Clase G. Por ejemplo, todo el sistema de infoentretenimiento queda al alcance de la mano a través del volante multifunción, que cuenta con sensores táctiles de manera que el manejo se asemeja al uso de un smartphone, con atajos para las funciones más habituales y con respuesta por el sistema de audio para evitar apartar la mirada de la carretera.
Aunque el Clase G no renuncia a las esferas analógicas para los controles principales de velocidad, régimen motor, etcétera, ahora incorpora una enorme consola central que recuerda a las que equipan los Clase E y Clase S y que queda coronada por dos pantallas de 12,3 pulgadas. Unidas y cubiertas por una zona acristalada, estas componen una amplia superficie de monitorización de las informaciones principales del vehículo. En función de los estilos que se pueden seleccionar (Classic, Sport, Progressive), los datos que aparecen varían.
El sonido puede correr a cargo de un sistema de audio digital Burmester Surround de 590 W y nada menos que 16 altavoces, que forma parte del numeroso equipamiento opcional que hay disponible para el Mercedes-Benz Clase G 2018.
Fieles a la premisa de aunar robustez y confort, los diseñadores del Mercedes-Benz Clase G 2018 han buscado la inspiración en materiales naturales como la madera o el metal, además de la fibra de carbono y el cuero. Pero toda la selección de materiales ha seguido una premisa, y es que debía ser probada en Schöckl (Austria).
¿Qué es Schöckl? Es una montañita de 1.445 metros que hay a las afueras de Graz (aquí). En Schöckl prueban sus Clase G los chicos de Mercedes-Benz, y es por eso que los Clase G llevan grabado en las bases de sus pilares B un certificado de conformidad con Schöckl en forma de... Schöckl, precisamente.
Dicho de otra manera: los materiales han sido seleccionados para durar. Tocándolos transmiten sensación de calidez y de calidad, todo en uno.
En el apartado de opcionales destacan los acabados que incluyen cuero Lugano para los asientos en colores negro, marrón nuez o beige macchiato, como complemento interior a los 24 colores posibles para la pintura exterior. Además, existen dos equipamientos especiales: Exclusive Interior y Exclusive Interior Plus.
Exclusive Interior está disponible en siete colores diferentes, tres de ellos combinando cuero nappa negro con blanco platino, azul yate o bien rojo clásico. En este equipamiento se incluye la microfibra en color negro para las líneas de contraste del techo, más los aireadores en plata.
Exclusive Interior Plus añade elementos en cuero nappa tales como los guarnecidos de las puertas, algunas secciones de la consola central, el panel de instrumentos y todos los tapizados, incluyendo los asientos, que incorporan un acolchado tejido siguiendo un patrón en forma de diamante.
Finalmente, AMG Line se puede combinar con todas las variantes, aportando pespuntes de contraste en rojo tanto en los asientos de color negro, como en el panel de instrumentos, las puertas y la consola central, así como cinturones de seguridad en color rojo. Además, por primera vez la Clase G en combinación con AMG monta volante deportivo achatado por la parte inferior.
Mercedes-Benz Clase G, a ciegas y en la intimidad: si no lo veo, al menos lo escucho y entonces me lo creo
Lo han guardado en una sala aislada, a salvo de las cámaras. De hecho, me piden que entregue yo la mía al entrar. El hermetismo es máximo. Sólo grupos reducidos, por favor. Allá vamos. Pasamos los pocos periodistas que para la ocasión hemos viajado desde España hasta Alemania, de uno en uno y sin empujar.
Se cierra la sala.
Mientras mis pupilas emprenden su viaje hacia una necesaria midriasis, algunos reflejos vagos dejan entrever las formas del Mercedes-Benz Clase G. Parece que lo han vinilado en color oscuro, así que no hay mucho que ver. Ah, sí. Mantiene los protectores exteriores y la cubierta para la rueda de repuesto, tal y como hemos visto en la exposición que hay más allá de la oscuridad.
Nos explican, una vez más, el compromiso entre pragmatismo y refinamiento al que han querido llegar en este nuevo Mercedes-Benz Clase G, y de nuevo nos recuerdan que un icono es un icono, en parte, porque permanece inalterado a lo largo de los años. ¿Y cómo lo podemos saber, si no estamos viendo el coche? Fácil: abramos las puertas y cerrémoslas después.
Si alguna vez has abierto y cerrado las puertas de un Mercedes-Benz Clase G, sabrás que tienen un toque singular y una voz singular. Se percibe el Clase G con las yemas de los dedos sobre el tirador y el botón de apertura de corte clásico, y se oye el sonido a puerta-de-Clase-G. Pues eso mismo sucede cuando abres y cierras un Clase G de nueva generación en una habitación a oscuras.
Prueba superada.
Nos invitan a subir, y una vez accedemos al interior del vehículo nos encontramos con un espacio limpio y muy, muy cómodo. El Clase G ha crecido por dentro, y no sólo dispone de más espacio en los numerosos huecos portaobjetos que contiene, sino que también cuenta con mayor espacio en las plazas delanteras y, sobre todo, en la fila posterior de asientos.
Cota | Diferencia |
---|---|
Espacio libre para las piernas (delantero) | +38 mm |
Espacio libre para las piernas (trasero) | +150 mm |
Anchura a la altura de los hombros (delantero) | +38 mm |
Anchura a la altura de los hombros (trasero) | +27 mm |
Espacio a la altura de los codos (delantero) | +68 mm |
Espacio a la altura de los codos (trasero) | +56 mm |
Entre los elementos de confort impensables hasta hace poco tiempo en la Clase G se encuentran el cargador inalámbrico para móviles como elemento opcional o los asientos calefactados, tanto en la fila delantera como en la trasera. También los asientos con función de masaje que incorpora el paquete Active Multicontour son novedad de esta Clase G que veremos muy pronto en la calle. Por el momento, en esta localización de Alemania se va a quedar.
¿Nos ha sabido a poco? Pues es lo que hay. En enero conoceremos todos los detalles del nuevo Mercedes-Benz Clase G, y más adelante podremos no ya sólo tocarlo ¡y verlo!, sino también ponerlo en movimiento, que es como todavía se saborean estos placeres de la vida.
Por ahora, siempre nos quedará París. O la historia de los Mercedes-Benz Clase G cruzando las puertas de lo que podría ser —pero no es— una vieja fábrica abandonada de Metzingen. Pero eso será en otro momento. Como le ocurría a Ilsa Lund en 'Casablanca', tengo un avión que tomar.