Eso es lo que debió pensar el dueño de este pobrecito Mazda MX-5, que pa’chulo chulo, mi pirulo. Por lo visto, el hombre estaba empeñado en tener su SUV a toda costa, pero sin desprenderse de pequeño biplaza descapotable. Pues nada, se juntan las dos cosas y arreando...
En fin, entre esto y la conversión en un Cadillac, el pobre Mazda MX-5 se va a convertir en el pupas de las conversiones.
Vía | autoblog.it
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